"Pronto! Montalbano sono"

Por: | 23 de julio de 2013

Montalbano_2OK
Una comisaría en un pueblo junto al mar al sur de Sicilia. Un pequeño equipo de policías dedicados a resolver delitos comunes: atracos a supermercados, inmigrantes desaparecidos, ancianos a los que se ha perdido el rastro... Todo más o menos normal en la vida de un pequeño municipio a orillas del Mediterráneo, excepto porque, además, hay asesinatos, muchos asesinatos y de muchos tipos: de un tiro, en un coche, en una playa... El jefe de todo esto, el comisario que dirige las investigaciones, es un hombre que, cuando le conocemos, ronda los 50 años, que piensa mientras pasea, buen conocedor de la naturaleza humana y, gracias a ello, con una especial sensibilidad para enfrentarse al crimen. Su nombre: Salvo Montalbano.

Pueden leer el resto de la serie de Los detectives de nuestra vida aquí.

Una treintena de libros, la mayoría novelas pero también recopilaciones de relatos cortos, permiten conocerle mejor. Al comisario y a su particular y prolífico autor. La historia de Andrea Camilleri es una novela en sí misma. Nacido en 1925 en Porto Empedocle, a pocos kilómetros de donde luego desarrolla la acción de sus historias policiacas, vivió el auge del fascismo y la II Guerra Mundial mientras andaba por escuelas de Letras cultivando su afición por la poesía, la narrativa y su militancia comunista. Fue escenógrafo, director teatral, publicó artículos en revistas políticas, se presentó a oposiciones para convertirse en funcionario de la Radio Televisión Italiana, la RAI, pero no consiguió el puesto por su afiliación al Partido Comunista, aunque consiguió que le llamaran para trabajos ocasionales. Fue así como se convirtió en productor y coguionista de series de televisión de éxito: una que adaptaba las novelas de Simenon sobre el inspector Maigret y otra sobre las aventuras de "Ezzy" Sheridan, un teniente de la policía de San Francisco muy parecido a Colombo. Con 53 años volvió a probar suerte con la literatura pero El curso de las cosas fue un fracaso. Siguió intentándolo hasta que a los 67 años se convirtió en escritor de éxito. Dos años después, su Remington alumbró a Montalbano. Hoy Camilleri tiene 88 años, sigue publicando y supervisó la adaptación que la RAI, ¡qué cosas!, hizo de sus novelas sobre los casos del comisario. Seguro que el autor reconoce en Luca Ziingaretti, el actor principal de la serie, al policía que imaginó: un tipo normal pero con un especial e irresistible atractivo.

Hay mucho de esa vida de Camilleri en Montalbano: de paciencia, de perseverancia... De Italia en general y de Sicilia en Particular. El comisario se entiende a la perfección con sus vecinos. Sabe cómo piensan, qué les mueve, qué suelen esconder. Es respetuoso en sus visitas a domicilio durante las investigaciones. Da igual que esté interrogando a un sospechoso o a un simple testigo. No suele ser violento. ¡Ni siquiera acostumbra a llevar pistola! "pues le molesta el peso del arma que, además, le deformaba los pantalones y las chaquetas", le describe Camilleri en el primer libro, La forma del agua (Salamandra, traducción de María Antonia Menini Pagès). Con su pequeño coche se mueve, solo la mayor parte de las veces, por los caminos de tierra de la isla, entre olivos y auténticos pedregales. Es escrupuloso con la ley, pero sobre todo combate las injusticias. Un policía muy humano, con debilidades y pasiones humanas, al que es fácil imaginar lagrimeando frente a unos cannoli y encontrar en la Trattoria de Enzo o la Osteria de San Calogero disfrutando con placer de una pasta con erizos o de unos salmonetes de esos que le deja preparados su invisible asistenta Adelina.

Mujeres, paisaje, Sicilia

Y hablando de pasiones, además de la gastronomía, las mujeres. El ligón de las novelas es su compañero Mimi Augello, un italiano de manual, pero no se debe olvidar -realmente es algo que siempre está presente- que Salvù es mediterráneo. Tiene una novia, Livia, que convenientemente vive en el otro extremo del país, a la que lo mismo echa de menos que de más. Guarda bien las ausencias y tiene remordimientos cuando ella le reprocha lo poco que cuida la relación, pero no puede evitar coquetear. Y a lo largo de sus aventuras se va cruzando con una sucesión de tremendas y espectaculares mujeres que caen irremediablemente a sus pies seducidas por sus educados modales, su aparente timidez, su inteligencia, su divertido sentido del humor y su habilidad para salir del paso de situaciones, ¡glups!, inesperadas. Y desde luego, por su ternura. Sí, Montalbano es tierno: cuando hace la vista gorda ante unos basureros que han cogido algo que no debían del escenario de un crimen para venderlo porque no tienen dinero para costear el tratamiento para un hijo enfermo; y cuando echa una mano, destruyendo pruebas, a una rubia nórdica con todas las papeletas para ser inculpada por un asesinato que no ha cometido. En fin, no es el único caso en la historia de la novela negra de un inspector con un lado sensible, pero este es particularmente entrañable.

No busquen en estas historias sicilianas referencias a la Mafia. Está ahí y de vez en cuando se cuela alguna escena en la que aparecen las famiglie. Cuando ocurre, puede ser para que los padrinos mafiosi le pidan ayuda y siempre se muestran respetuosos con el comisario. Su prestigio es reconocido en toda la isla. Pero la Cosa Nostra no es el negocio de Montalbano, no tiene medios para combatirla, no es competencia de su unidad. Para que no haya dudas, y en palabras de Camilleri, "no quiero novelarla [a la Mafia] porque si lo hiciera acabaría ennobleciéndola".

Por lo demás, el paisaje habitual de Sicilia, el que se imagina o el que se conoce, está ahí, en cada párrafo. Los nombres de las localidades están cambiados, pero existen en la provincia de Ragusa. Vigàta, donde está la comisaría, es Donnalucata. El Questore, el jefe de Policía de la zona, tiene su oficina en un palacio de Scicli, unos kilómetros al interior. Las playas, los monasterios, las ruinas, los acantilados de los que cuelgan pueblos de tejados rojos, las mansiones escondidas al fondo de grandes jardines con palmeras encerradas entre muros muy altos... Hasta Marinella, donde vive Montalbano, se puede buscar en el mapa y se encuentra como Punta Secca. Allí, en un extremo, junto al faro, está la casa que, según la serie de televisión, tiene la magnífica terraza en la que el comisario se relaja frente al Mar de África, desayuna muchas mañanas e invita a copas de vino a muchas mujeres durante la cena. Buena noticia para los fans: en realidad es un pequeño hostal en el que se puede reservar habitación doble por un precio máximo de 140 euros la noche.

Es Montalbano, el comisario más querido por los italianos, un hombre de refinadas lecturas, investigador inconformista, buen conocedor de su gente y aficionado a la natación, la gastronomía y la lectura. A veces cínico, cuando se encuentra con males crónicos de la vida italiana como la burocracia o la corrupción, y siempre entregado a su trabajo. Una buena compañía en estos tiempos de sol y calor abrasador. ¿Qué tal pasar las vacaciones con un siciliano? 

Hay 24 Comentarios

E pasado dia 2 de Mayo, montalbano me decepciono, se me cayo el mito. Mira que poner los cuernos a Lydia!!!!! muy mal .

Enhorabuena por tu artículo, Belén. Montalbano es un personaje muy original, con dos características que le hacen único: envejece al ritmo de sus lectores y lee al escritor del que procede su nombre. Me gustaría invitar a tus lectores a leer los dos artículos que le dedico en mi blog:
'Montalbano lee' http://bit.ly/18ClFp3
y Montalbano² http://bit.ly/ZPpsZO
Un cordial saludo

Hay un romanticismo del norte y otro del sur: Friedrich y Delacroix, las Highlands y Mikonos... Como hay novela criminal escandinava y mediterránea. Pero tanto el inspector Wallander (Mankell) como el comisario Montalbano (Camilleri) son descendientes del héroe romántico que lucha contra el caos de las pasiones propias y ajenas e intenta restablecer algo de orden ético y estético en el convulso flujo de la vida.
Por lo demás, Montalbano es un traje de Armani paseando su malhumorada elegancia por un decadente escenario diseñado por Versace.
Enigma de hoy:
¿En qué novela de Montalbano aparece la siguiente descripción, tan acorde, por cierto, con la estación que transitamos?
“El cielo se había despejado y ahora lucía un sol capaz de partir las piedras”.
La respuesta, como siempre, en mi próximo comentario.
Così a lungo, ragazzi!

Hanna, gracias. Soy fan de Gunther también. Me los he leído todos y aunque me parece que los mejores son los tres primeros, me gusta seguir su vida, aunque sea con esos saltos de Argentina o Cuba a Praga a lo largo de los últimos libros y algunos altibajos en los argumentos. A Mankell le debo otra oportunidad, sí.

Supongo que conoces las Crónicas berlinesas de Joseph Roth.

El enlace de las localizaciones se refiere a la serie. Las novelas ocurren en la provincia de Agrigento, de hecho Montalbano a menudo habla de las ruinas griegas, Vigàta es Porto Empedocle y Montelusa, Agrigento.

Jorge, si me permites, inténtalo con Philip Kerr -Si los muertos no resucitan, por ejemplo-, o El chino, de Mankell. Son personajes algo menos ¿cálidos? o cercanos, o nuestros, pero merecen la pena; y se aprenden mil cosas, por más que se sepa. Hace relativamente pocos años, cuando creía saberlo casi todo sobre los berlineses, cayó en mis manos una novela autobiográfica, Una mujer en Berlín, que se publicó gracias a un amigo, crítico y periodista, a quien ella le confió el manuscrito, Kurt W. Marek. Cuando volví de nuevo a Berlín terminé de comprender mil cosas que antes me resultaban extrañas o que se me escapaban.

Estupendo Montalbano, la serie me gusta pero ni una cuarta parte de lo que me gustan los libros. Que risas con los cabreos de Salvo, que hambre con los platos de Adelina. Eso sí, se hace mayor y más cascarrabias

Ni Mankell ni Donna Leon me engancharon, aunque seguramente merezcan más oportunidades. Entrañable Jaritos, que mencionan por ahí, me encanta el escocés John Rebus. Ahora estoy enganchado a Chen Cao.

Leí todo Montalbano y vi todos sus capítulos televisivos.Lo recomiendo altamente.

Camilleri, Markaris y Donna Leon -no importa que esta haya nacido en New Jersey, piensa y vive como una italiana; de hecho, pasó casi toda su vida en Italia, y en la actualidad, vive en Venecia-, para empaparse del 'estado del malestar' de la Europa vieja, el suyo y el nuestro, pues; no confundir con la vieja Europa, me refiero a algo mejor, a 'pigs' cargados de profunda humanidad y sabiduría, ese calorcito. Henning Mankell, sueco, para crímenes más atroces y un estado de ánimo familiar, el de aquellos pagos, que roza la depresión, y que a muchos no nos es tan ajeno, más una sociedad, la nórdica, en concreto la sueca, en franco declive; quizá nunca tan idílica como nos contaron. Y Philip Kerr, desde luego, edimburgués, admirable en su conocimiento del mundo y del espíritu del pueblo alemán, del fascismo, eso es. Y si amamos Berlín -es mi caso-, cuanto explica que Berlín sea como es, tan poco alemán. Encarna en su detective Bernie Gunther, como si hubiera nacido en aquella ciudad. Increíble la trilogía conocida como Berlin Noir, que retomó más tarde, con, entre otras, Si los muertos no resucitan. Hay más, claro, muchos más, pero para quienes apenas leyeron policíaca, empezaría por estos, en especial, por los de nuestro Mediterráneo: somos todos nosotros los que deambulamos por esos mundos de sus libros.

Me gusta mucho esa serie. No conozco los libros, pero si tienen la mitad de gracia y calidad, valdrán la pena.

Con su fibra sensible cercana a la de nuestro Carvalho, ¿cómo han podido ofrecernos tan pocos episodios?

Después de leer a comer a un restaurante de los que os recomendamos
http://www.capitanfood.com

Vigàta, provincia de Montelusa en las novelas es Porto Empedocle, provincia de Agrigento en la realidad.


Actualmente el nombre correcto Porto Empedocle Vigàta en honor a las novelas de Camilleri.


Un saludo

No nos olvidemos de un personaje genial: Catarella. El actor es un genio y los diálogos entre los dos impagables

He leído todos las novelas del personaje Montalbano.
Son divertidas, sencillas de leer, con personajes perfectamente asumibles, una maravilla.
Si les gusta el género y no lo han leído, háganlo. No se arrepentirán.
Saludos Talquim.

los personajes están muy bien , salvo lo hacia un pelin mas mayor , livia la novia perfecta esta muy bien
encontrada , da enzo también seria mi restaurante, vive dios!!!con esa luz en la playa y en el plato... cualquiera
se va a vivir a Londres, pobres jóvenes nuestros!!

camillieri y su prolongación como montalbano son la mejor compañía, ylo que sorprende es que son casos simples
pero su integridad, refinada sus gustos ,uno se identifica y
se siente a gusto enseguida

Sólo añadir que Camilleri eran gran admirador de nuestro querido Vázquez Montalbán, de ahí el nombre de su protagonista: Montalbano y gusto por la gastronomía y...las chicas :-)

Pues no hemos leido nada aún de Camilleri, pero con este post nos han dado ganas de leer algo del detective Montalbano.

He descubierto a Camilleri y Montalbano a traves de un profesor que me recomendo la traduccion al Ingles. No puedo evitar sonreir ante las ocurrencias del inspector. Humor italiano sin duda

Lo adoro, ya desde las novelas de Camilleri. Aconsejo hacer un esfuerzo y escuchar la versión original en italo-siciliano, el mismo dialecto de las novelas.

Me encanta Camilleri, siempre esperando la última de Montalbano, y siempre intentando repescar en diferentes canales la serie porque me encanta, engancha desde el primer dia, de los detectives de novela negra el que mas borda el personaje es Luca Ziingaretti, ahora cuándo leo le veo a él. El personaje de Catarella fántastico jeje

Para cuándo una serie para Jaritos de Markaris?

Echo de menos, quizá, una referencia a algo que el propio autor "reconoce", y es el homenaje explícito e implícito a las novelas de Montalbán y a su personaje Carvalho. En el nombre y en ese amor por la gastronomía que comparten.

Un lujo Camillieri.

Fue para nosotros en casa una agradable e inesperada sorpresa la serie Montalbano que empezamos a ver de casualidad y luego ya vimos sin fallo todos los domingos hasta su triste desaparición. Los personajes, el paisaje, la luz siciliana, el inconfundible sello mediterráneo en absolutamente todo, el buen gusto, la decadencia noble de los palacios, la dignidad de los campesinos, su filosofía. Todo destilaba buen gusto, inteligencia. Lástima que haya terminado.

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