"Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta; perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser si matándonos nos nace"
Lo dijo Eduardo Galeano. Hay que comprobarlo. Vamos.
NOTA DEL COORDINADOR: Una vez más Laura Muñoz nos trae una crónica y maravillosas imágenes de uno de esos milagros que quizás sólo se pueden dar en Francia. Le Goéland Masqué, festival internacional de novela negra y policíaca, tiene su base en Penmarc’, en la bretaña francesa, donde sus habitantes forman el grueso del equipo. Desde hace cuatro años, cuentan con la colaboración de la mediateca y la Librería Ravy en Quimper y en Brest con la librería Dialogues. Se extienden sus actividades, también, a otras regiones como Fouesnant y su colegio Kervihan. Una locura de la que seguro disfrutan. Lean, sentirán envidia.
POR LAURA MUÑOZ
54 autores. Más de 4.500 visitantes. Así han sido los números en esta edición. La Gaviota cumple quince primaveras y luce más bonita que nunca: irradia cultura, compañerismo y alta dosis de compromiso local. Acompañan su adolescente inocencia las ventas, algo complicado en esta era cultural que se vive: “Nunca vendimos tantos libros como este año. Progresamos indiscutiblemente”, declara Roger Hélias, director del festival.
A la Gaviota le gusta graznar en español
Es de vital importancia la presencia y participación de autores de habla hispana en cada una de sus ediciones. Se han convertido en ley los encuentros como parte del programa europeo; en esta edición, Toni Hill y Rafael Reig acudieron al Instituto de Enseñanza Secundaria de Laennec en Pont l'Abbé, como propuesta de la profesora del departamento de español Gaëlle Moreno. Ambos impartieron un taller de escritura y compartieron las crepes que los alumnos de cocina prepararon para ellos. El autor argentino Marcelo Luján estuvo en el Liceo de Élorn, en Landerneau (docente Eric Le Moal a la cabeza), donde hizo la puesta de largo del relato que escribió durante su estancia en el Semáforo de Créac’, en la isla de Ouessant, el año anterior; la organización del festival puso a la venta una edición bilingüe y limitada del mismo: Cenizas/Cendres.
Luján mantuvo una animada charla con los alumnos de secundaria y ellos se mostraron muy interesados por la situación política y social de España, así como por la cara oculta del Madrid que el autor argentino retrata en su primera novela La mala espera, traducida al francés bajo el mismo título.
Se pudo ver a Carlos Salem, habitual del festival y muy querido por el público, tras una pila de títulos traducidos al francés, siendo una estampa reconocible por asistentes e invitados; Salem participó, junto a Toni Hill y Sophie Loubiere, de la mesa titulada “De la inocencia al drama: la infancia en la novela negra”, moderada por Catherine Melou-Le Ferrand, subdirectora del festival.Rafael Reig se encargó de diseccionar su “Ce qui n´est pas écrit” (Lo que no está escrito) en la librería Ravy de Quimper, provocado por un amable tercer grado por parte de la subdirectora de La Gaviota.
A esta peculiar librería (con su propio escenario del crimen), donde se pueden encontrar notas adheridas a la tapa de las novelas con opiniones de lectura, también acudió Sam Millar, alias El Niño de Belfast. Antiguo miembro del IRA y uno de los irlandeses republicanos que fueron detenidos, pasó ocho años en la prisión de Largo Kesh. Tras cumplir condena emigró a EEUU, donde volvió a ingresar en prisión hasta recibir indulto de Bill Clinton. Esta experiencia de vida, sin duda, se respira en sus novelas.
Millar acudió al festival con su novela Le cannibale de Crumlin Road, protagonizada por Karl Kane, donde pone en evidencia los escondrijos más sombríos de la sociedad del norte de Irlanda. Está basada en un crimen real ocurrido en Belfast y en ella el autor plasma “los acontecimientos de mi vida, pues durante años sólo vi la catástrofe de los hombres”, según cuenta.
La representación de las letras en español por parte de Hill, Reig y Luján tuvo su colofón en una mesa redonda donde hablaron de la nostalgia y la venganza en sus obras literarias así como del peso del pasado en la nueva novela negra. El encuentro tuvo lugar en la librería La joie de Lire, con aforo completo.
Pasado, presente y futuro
Entre los escritores franceses, cabe destacar los considerados el futuro prometedor de la literatura negra y policíaca como Nicolas Mathieu, ganador del Premio Goeland Masqué 2015 con su obra Aux animaux la guerre (Ed. Actes Sud) y Patrick Manoukian. Mathieu se alzó con el galardón entre 351 participantes; los finalistas fiueron Terminus Belz d’Emmanuel Grand (Ed. Liana Levi), Yeruldelgger de Ian Manook (Albin Michel).
Ian Manook (Patrick Manoukian), periodista, editor y novelista, mantuvo una interesante conversación con Ida Mesplede respecto a Yeruldelgger, que se refiere al título y protagonista de su novela. Un fenómeno literario basado en sus numerosos viajes, particularmente a Mongolia, que lo inspiraron en su proceso de escritura: lejos de las postales del país, mostrando un lugar frágil y con escenas de alta violencia. En palabras del autor, “un hombre que ha perdido todo no puede perder nada más. Sólo reconquistar. Poco a poco, sin piedad ni perdón”.
Estuvieron presentes autores ya consolidados, como Elsa Marpeau, Sofía Loubière o Briac, cuyas últimas obras han sido gratamente alabadas por la crítica. Y, por supuesto, el patriarcado noir representado por Pouy, Raynal, Villard, Roger Martin y Embareck. Sin olvidar, claro está, al bien llamado gurú por todos conocido: Claude Mesplede, que participó en varias mesas redondas y firmó los dos volúmenes de su Dictionnaire des littératures policières, obra enciclopédica escrita bajo su dirección y publicada en septiembre de 2003 (primera edición) y 2007 (la segunda edición).
Entre los foráneos, se pudo ver a los ingleses Martyn Waites, Graham Hurley y el escocés William McIlvanney; al habitual Nadine Monfils, autor belga afincado en Montmartre y al autor suizo Joseph Incardona, que asistió por primera vez al festival.
La animación periférica, fuera de su cuartel de mandos Cap Caval, es variada y original: una capilla maravillosamente oscura y con puntadas góticas que abrazó la lectura musical de Xavier Bazin, acompañado por J.F. Barbotin al piano y M.A. Barbotin con su maravillosa voz. Con un resultado obvio: la Chapelle de la Madeleine como escenario y testigo de una creación armónica a la que asistieron más de un centenar de personas.
In memoriam
No faltó un sentido homenaje al semanario satírico Charlie Hebdo, con exposición de dibujos de prensa de una treintena de autores como Belom, Chasseboeuf, Goutal, Florencia Cestac, Aliceu, Marcelo de la Gare, Bruno Pilorget, Gégé, Kraehn, Emmanuel Le Page, Maëlenn, Nono, René Pétillon, etc. Espacio, también y a modo de recordatorio y reconocimiento, para la memoria del autor recientemente fallecido Hafed Benotman; este autor de origen argelino no sólo fue autor de novelas policiacas y poesía, también compuso canciones, escribió guiones cinematográficos y creó varias piezas teatrales. Habitual en festivales de novela negra, Benotman se sintió entre los presentes.
El milagro
La asociación Le Goéland Masqué, bajo la dirección de Roger Hélias y Catherine Melou-Le Ferrand, lo ha vuelto a hacer. Los “benevoles” lo han vuelto a hacer.
Remanente de lecturas recomendadas y (sobre) explosión de familiaridad. La profesionalidad con el poder de convertir una asociación en hermandad.Quince años. Cientos de autores. Decenas de talleres. Y los que quedan. La Gaviota despliega alas. Mira. Y abre una ventana al público. Desde su esencia: alma bretona. Nada mejor para celebrar esta última edición que con un Yeac´h mad!
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Publicado por: annie coz | 29/06/2015 23:20:07