NOTA DEL COORDINADOR: Trabajo en un medio que tiene muchos lujos. El mayor, es la gente de la que me rodeo a diario. Cuando estaba leyendo Yo asesino pensé en Eneko Ruiz, becario y ya gran periodista, freak impenitente, tipo culto y leído (para que luego sigan diciendo de los jóvenes). El caso es que le propuse hacer un post conjunto: él aportaría su sabiduría sobre la novela gráfica; yo, ignorante en casi todo lo que concierne a este género, hablaría de la parte negra, del asesino que se esconde en estas páginas.
Cuando recibí el texto de Eneko cambié de opinión. Les haré una mínima reflexión sobre el asesino y protagonista y les dejaré luego en las manos de este joven sabio. El cómic tiene la máxima distinción de los críticos de Francia y es fácil ver por qué.
Enrique Rodríguez es un profesor de Arte que esconde un asesino en serie. Sí, ya, muy típico. Pero lo interesante para el fan de la novela negra son sus reflexiones. Ahí van algunas extraídas directamente de un lúcido delirio, si eso es posible, del protagonista:
“¿Asesino en serie? No, no admito esa denominación para mi trabajo. Fusilamientos, ahorcamientos, electrocuciones, ajusticiamientos en general. Esos sí son asesinatos en serie. Idénticos los unos a los otros, siguendo un protocolo que pretende escenificar la inmutable imparcialidad de la justicia (...) Guerras, genocidios, purgas constituyen formas seriadas de muerte. La serialidad es consecuencia del tratamiento industrial de la muerte… algo que sólo produce la violencia sistematizada del poder. Desde luego, yo no… yo no asesino en serie. Yo asesino en exclusiva”
El tipo es pedante y no está muy bien de la cabeza, pero protagoniza un relato impactante que mueve a la reflexión al aficionado al género. Les dejo con el experto.
ENEKO RUÍZ
El mundo del cómic y la literatura negra han sido buenos compañeros de viaje casi desde que se diseñaron las primeras historias de bocadillos y viñetas. En los años cuarenta y cincuenta el noveno arte todavía estaba en desarrollo. El cómic era una nueva vertiente de la literatura pop que tendría que compartir revisteros en los quioscos con los más clásicos seriales de detectives, policías y femme fatales. Pero la rica y personal iconografía del género pulp no solo tenía que ser competidora, sino que podía ser perfecta para ser trasladada a viñetas, bien en glorioso blanco y negro o con el aspecto hoy caricaturesco de Dick Tracy. Y así sucedió hasta que a medida que los géneros evolucionaban, ambos fueron perdiendo también su vertiente más inocente.
Ya no eran solo el entretenimiento de los más pequeños o de quien no se pudiera costear un libro. Y poco a poco el cómic fue adoptando también el aspecto más sombrío y lúgubre del noir, mediante historias centradas en los personajes y en los debates éticos que los carcomían. En Yo, Asesino (Norma) el veterano Antonio Altarriba da una nueva vuelta de tuerca a esta idea y huye de las convenciones más clásicas de ambos géneros para adentrarse en lo más lúgubre de la psique humana. Su protagonista es un peligroso psicópata sin remordimientos y tan astuto como Hannibal Lecter que tiene en el asesinato su única constante vital, sin otras limitaciones ni conflictos morales. Su historia, un relato intimista y personal donde la acción y el thriller toman un plano muy secundario.
Su protagonista, basado en Altarriba al menos en el aspecto físico, nada tiene que envidiar a los icónicos psicópatas del género. Sus grandes conflictos, sin embargo, no tienen nada que ver con en el asesinato, donde nada se escapa a su control, sino con temas mundanos: un divorcio, las presiones en la universidad del sector abertzale, líos de faldas… Solo en el asesinato encuentra protección y perfección.
Pero antes que Altarriba muchos han sido los autores de historietas que se han atrevido a mirar el género desde diversas perspectivas, con el conflicto moral casi siempre como eje del relato. Guionistas habituados al género de superhéroes como Frank Miller, responsable de Sin City (y adorador de The Spirit de Will Eisner); Ed Brubaker, creador de Sleeper, Criminal o Fatale, y Brian Michael Bendis, escritor de Torso, han pintado de novela negra todo lo que tocan. Incluso cuando el encargo era una aventura de Daredevil, ese hombre sin miedo al que los tres imprimirían para siempre una vertiente oscura y siniestra, o uno dedicado a la policía de la ciudad de Batman, en Gotham Central.
Aunque no fue otro que Alan Moore quien logró sacar el máximo partido a la sinergia perfecta de ambos géneros. Aun sin saber si todo lo que cuenta es certero, su relato alrededor de Jack el Destripador y toda su investigación nunca volverá a ser retratada de manera tan escabrosa y elegante como en Desde el Infierno (a la que pesara como una losa su recatada adaptación made in Hollywood).
La lista de autores y obras a destacar es larga: desde Camino a la Perdición de John Wagner o 100 Balas de Brian Azarello y Eduardo Risso al Camino a la perdición de Max Allan Collins. Pero si ha habido los autores de cómic aficionados al género negro son innumerables, no son menos los que en los últimos años han hecho el salto al revés. Ian Rankin, Gregg Hurwitz, Jason Starr, Duane Swierczynski o Charlie Huston han probado las mieles del noveno arte con mayor o menor asiduidad
Esta simbiosis perfecta sería imposible de entender, asimismo, sin la contribución española, un mercado no muy abierto al cómic, que, sin embargo, ha dejado para el género negro varias joyas inapelables. Enrique Sánchez Abulí, Alex Toth y Jordi Bernet hicieron su desgarrada versión de El Halcón Maltés en Torpedo, que tras dos décadas de publicación se convirtió en un clásico a nivel global en el que muchos otros -tanto en página como en celuloide- se inspiraron. Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido se adentraron también en la más clásica historia de detectives, aunque protagonizada por un gato, en el reciente premio nacional del cómic Blacksad, que suma cinco volúmenes. Y el último grito es Victor Santos y Polar, recientemente comprada por Hollywood.
Altarriba es solo una de las últimas adquisiciones a esta gloriosa lista. Pero una obra gráfica como el cómic no se entendería tampoco sin su dibujante, tan importante en las opciones narrativas como el guionista. Yo, Asesino se sale de los parámetros del género negro en cuanto a creación de personaje, pero el dibujo es de lo más clasicista. El trazo de Keko es simple y efectista. No quiere llamar demasiado la atención ni hacerse de notar con experimentos. Prefiere optar por el costumbrismo de las viñetas simétricas, los fondos fotográficos de ciudades como Vitoria y Madrid y la ambientación de una perfecta rutina española. La única concesión es ese blanco y negro, con las sombras en máxima expresión, que recibe las punzadas de color en los momentos más salvajes y sangrientos, y, aun así, es algo que antes ya habían hecho obras como Sin City. Miller, Will Eisner o Alex Toth estarían orgullosos de su juego de claroscuros.
Hay 6 Comentarios
"From hell" no es género negro se mire como se mire.
Y el paréntesis de juliomad, vaya por dios!
Publicado por: Eduardo | 10/07/2015 13:02:34
Después de 'El arte de volar', también de Antonio Altarriba, este 'Yo, asesino' viene a confirmar al veterano autor como uno de los nombres en el género de la novela gráfica española.
Aquí unas palabras que le dediqué al respecto:
https://cienfiebres.wordpress.com/2015/05/11/yo-asesino/
Publicado por: lucce | 09/07/2015 16:48:43
En mi opinión, un cómic insufrible. Un compendio pretencioso de pedantería, mezclado con un argumento que no se aguanta ni con alfileres. Siempre se llevan los premios los cómics que leen cuatro gatos, si son lo suficientemente gafaspasta
Publicado por: Steve Rogers | 08/07/2015 22:46:44
Claro que se queda corta la denominación de cómic, juliomad, mejor llamarlo novela, porque decir novela es encumbrar a un medio que ha dado Maus, El arte de volar, Spirit, Mort Cinder, El eternauta, Príncipe Valiente, etc. cómics todos, al noble arte que ha dado grandes obras como 50 sombras de grey, Crepúsculo, El código Da Vinci, etc. Creo que lo que se ha quedado corto de nacimiento es tu frente. Vamos, que no tienes ni idea.
Publicado por: JOAN | 08/07/2015 21:19:20
En la primorosa Francia, cargada de franceses y francesas que leen, un escritor español, Aro Sainz de la Maza, con su "Le bourreau de Gaudi" (obra que fue publicada en España por RBA con el título de "El asesino de La Pedrera" y que por esas cosas de la (mala) vida editorial pasó desapercibida para monsieur tout le monde), ha alcanzado ya ventas que están por encima de los 30 mil ejemplares. ¿Se imaginan alcanzar esas ventas en España? Pues eso. Ahí debe radicar una de las razones por las que Aro Sainz de la Maza comparte cartel de finalistas en el Grand Prix de Littérature policière con autores tan grandes como los que pueden encontrarse en la noticia que puede leerse en el link http://www.action-suspense.com/2015/06/grand-prix-de-litterature-policiere-2015-les-selectionnes.HTML
Salud a todos, incluso para los asesinos (siempre que sean capaces de matar con pulcritud, con belleza).
Insisto en ponerte en la pista de Aro porque también sé que, si nada se tuerce, esta temporada que viene saca nueva novela y deberemos estar atentos, no vaya a ser que tengan que avisarnos los franceses (o los italianos e incluso puede que los brasileños, puesto que ya hay editoriales de esos países interesadas en su obra).
En fin, amiga, yo como el poeta quiero que el ciego sol se estrelle en las aristas de las armas, total, estamos en verano: umbría, sequía, solano… Tú quédate en el primer sitio, en la umbría, a ver pasar fechas.
Publicado por: E.G. | 08/07/2015 13:13:46
Realmente una novela ( se queda corta la denominación de comic) extraordinaria y no solo por la definición del personaje principal, si no también por todo el mundo universitario con sus rencillas y politiqueos que le rodea
Publicado por: juliomad | 08/07/2015 8:48:12