Yo pensaba que la salsa no picaba tanto... El agua, el único calmante.
Resulta altamente improbable encender la tele y que en una de esas interminables pausas que hay entre programa y programa no aparezca un perro como protagonista de alguna de esas mini historias que se cuentan en unos pocos segundos y que se llaman publicidad.
Ya sea para vendernos comparadores de seguros, papel higiénico o coches de alta gama, estas “personas con cuatro patas” como los describe un amigo, están presentes constantemente en la “caja tonta” o en las páginas de periódicos y revistas.
Así que, en una suerte de “crossover” entre Emperrados y Publizia, voy a intentar mostrar que papel ha jugado y juega el género perruno en toda esta industria que gana dinero a base de vendernos las bondades de cualquier tipo de producto.