Rafael Casado da órdenes a Trampas en el rodaje de la serie Fenómenos.
Trampas hace honor a su nombre. Antes de empezar a trabajar hay que dejarlo estar, es como una especie de ritual. Llega al plató, olisquea, se da una vuelta, hace suyo el lugar y se siente preparado para empezar. Es todo un actor. Pero no necesita ni alfombras rojas ni polvos de maquillaje. Tampoco exije el photoshop en postproducción. Solo quiere que lo dejes tranquilo un rato. Trampea. Se independiza. Desaparece. Y cuando parece que lo has perdido de vista, en cuestión de minutos, ya está listo para actuar. “¡Acción!”. Y en ese momento, Trampas solo escucha a su otra mitad.