-Si es que mi perro Leo es listísimo, me entiende todo, todo.
-Pues no veas como es Agua, te juro que se entera perfectamente de si estoy mal o bien.
Antes de ser emperrada, oía conversaciones de este tipo y automáticamente clasificaba a ambos interlocutores de, como poco, algo perturbados. Personas que estaban humanizando a los animales que vivían con ellos. Como siempre, la ignorancia es muy atrevida. Y la ciencia está hallando pruebas de esa asombrosa capacidad de comunicación entre las especies humana y canina, alejadas evolutivamente millones de años.
Un estudio publicado hace unas semanas en Current Biology y realizado por investigadores de la universidad de Budapest demuestra por primera vez mediante imágenes que los cerebros de perros y personas tienen áreas similares sensibles a las voces y sonidos de comunicación y además, ambos distinguen el colorido emocional de lo que escuchan y por tanto, son capaces de reconocer e interpretar. Es decir, que ambos cerebros se entienden. Ya se había descrito estas zonas "de voz" en humanos, (2000) y se creía que eran exclusivas, al menos, de los primates. Pero no es así. No somos tan distintos a los perros, al menos en eso.