Emperrados

Sobre el blog

El día en que un chiquitajo o un gigante peludo entra por la puerta cambia tu vida. Aunque nadie te hable en casa, tú ya tienes asegurados fiesta, perplejidad y cariño. Somos unos cuantos autores con ganas de contar su peculiar verdad sobre perros y gatos. Coordinados por Matilda, una schnauzer (superdotada, cómo no) adicta a los calcetines de Ana Alfageme

Sobre las autoras

Ana AlfagemeEn una de sus vidas, Ana Alfageme es periodista en EL PAÍS, donde durante 26 años ha saltado desde la información científica y social a los sucesos y la cultura. Hoy trabaja en proyectos especiales. Su aventura más nueva y apasionante es compartir techo con Matilda y sobrevivir para contarlo aquí.

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Alojamiento, salir y más

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Déjame caminar sin ahogarme

Por: | 27 de mayo de 2014

Perrosconcollar

¿Te gustaría salir a pasear con una mano atenazando tu cuello? ¿Podrías correr si algo te estrangulase hasta no poder respirar?

Algo muy parecido siente tu perro cuando le colocas una correa a su collar y os vais a la calle. Su cuello es similar al tuyo: idénticos órganos, misma configuración: paquetes venosos y arteriales que riegan la cabeza, el tiroides, la tráquea, la laringe. Si tiras de la correa, le ahogas. Y no digamos si usas los collares metálicos de castigo, que a mí me recuerdan al garrote vil. 

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No me importa quién seas, te quiero

Por: | 15 de mayo de 2014

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Anarela Morales y Audrey en el Centro de Día DIEM


Los animales son incapaces de juzgar a alguien por su apariencia o comportamiento. Así lo comprobó Anarela Morales, de 29 años, que tiene trastorno límite de personalidad –una condición mental que afecta su estabilidad emocional y de conducta–. Hace un par de días, se puso muy nerviosa y, tras una discusión con un monitor del centro de rehabilitación que frecuenta, éste tuvo que sujetarla para que no se hiciera daño. Al mismo tiempo que el monitor se alejaba de Anarela, decidido a dejar de hablarle, una dálmata de siete años llamada Audrey se acercaba a ella para hacerle compañía.

Audrey y Lolo –un labrador de dos años que es la personificación de la ternura– forman parte del “equipo animal” de SoulCan. Anarela, que también tiene inteligencia límite, acude a sesiones de Terapia Asistida con Perros (TAP) guiadas por el “equipo humano” de esta asociación en el Centro de Día DIEM, para personas con problemas de salud mental y alteraciones de conducta. Es un centro gestionado en Madrid de forma concertada por la Fundación Carmen Pardo-Valcarce. Aunque se define como una persona nerviosa y un poco agresiva –“tengo un problema que es la impulsividad”–, Anarela cuenta que con la ayuda de Audrey ha mejorado: “Si está al lado me controlo un poco. Me deja más tranquila”.

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El País

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