Un violento ataque de tos inicia la conversación telefónica. Al otro lado de la línea, en Londres, habla John Dolan, un exconvicto, exdrogadicto y, según dice, muy pronto exfumador. Desde hace solo un año, es un reconocido dibujante objeto de dos exposiciones en el barrio trendy de Shoreditch, con autobiografía recién publicada y colaboraciones con los mejores artistas callejeros del mundo.
“Si no fuese por el perro, no habría tocado el papel y el lápiz”, confiesa John, 43 años, la voz gangosa que atraviesa una boca sin dientes, herencia de dos décadas de calle, prisión y heroína. George, un Straffordshire bull terrier que heredó de dos vagabundos que no pudieron llevárselo con ellos a una casa cedida por las autoridades, es el causante del tremendo giro de su vida y también el protagonista de la exposición que se puede ver hasta el 21 de septiembre en la galería Howard-Griffin de Londres.