Para los negados a la horticultura como yo, he descubierto un método que ha convertido mi balcón en un jardín comestible. Con sólo 4 macetas, un poco de tierra y algo de abono y agua, disfruto de un huerto con lechugas, acelgas, cebollas, zanahorias y tomates sanos y exuberantes todo el año. Aquí os explico cómo funciona el invento.
Las macetas pueden ser sacos ligeros, geotextiles y reciclables./BACSAC
Conocí el sistema por casualidad -y casi a traición- hace seis años. Me encontraba en Mallorca fotografiando un jardín vanguardista y de alto standing de la arquitecta del paisaje Bet Figueras (1957-2.010), cuando me sorprendí a mí misma admirando el depurado huerto que, dispuesto en parterres dibujados casi con tiralíneas, daba la bienvenida a la finca. “Hay que reivindicar el huerto como una tipología de jardín, con el mismo interés estético e igual protagonismo”, me dijo, entonces, Figueras. Y, ante mi incredulidad, añadió: “Crear un huerto es lo más revolucionario. No es volver al pasado, sino avanzar hacia el futuro".
Figueras unía huerto con progreso, porque hablaba de sostenibilidad, salud y calidad de vida. El bello huerto que tenía delante se basaba en el método "parades en crestall", ideado por el mallorquín Gaspar Caballero de Segovia hace más de 30 años para cultivar hortalizas ecológicas. Lo que empezó como una aventura personal ha devenido un sistema para que todos podamos cultivar nuestros alimentos de una forma más natural y fácil, con poco esfuerzo, muy poca tierra, menos agua y sin necesidad de cultivar la tierra o usar ningún producto fitosanitario (ni siquiera ecológico).
La filosofía es muy simple y tiene muchas similitudes con el método de Masanobu Fukuoka. "Básicamente, se trata de proteger la tierra para que ésta cuide los cultivos y nos brinde alimentos deliciosos al paladar pero exuberantes a los ojos (en lugar de sanos pero con pinta de escuchimizados y a los que nadie le apetece hincarle el diente)”. Así me lo explica riéndose el propio Caballero de Segovia, un músico reconvertido en un entusiasta agricultor ecológico. En Mallorca, es toda una institución, pero su influencia empieza a ser cada vez más alargada. Le siguen personalidades como el cineasta Bigas Lunas o la añorada diseñadora Sybilla. Y gracias a sus conferencias y cursillos por toda la geografía española, su método se ha aplicado tanto en amplias extensiones de cultivo como en huertos escolares o balcones de viviendas. Para explicar cómo adaptar el método Gaspar Caballero de Segovia a balcones y terrazas ha editado un manual, casi una memoria fotográfica, que amplía un poco mi breve conocimiento del huerto urbano, relegado casi al huerto Leopoldo, Premio ADI-FAD de diseño (Marc Gispert, 2001). El método De Gaspar Caballero de Segovia se basa en 6 principios:
1.Respetar las medidas
En las macetas: unos 50 cm de ancho y, como mínimo, 30 cm de altura para que se reproduzca la fauna microbiana. Las macetas más pequeñas son ideales para plantar aromáticas (como albahaca y orégano) que mantienen alejadas las plagas. Lo último en materiales para macetas es el geotextil, en la imagen el mod. Pot de Bacsac.
En las mesas de cultivo: 60 cm de ancho, 140 cm de largo y 30 cm de fondo. Para que el calor no perjudique las raíces de lo plantado, se recomienda que sean de madera(y no metálicas), como las de tablones recuperados que comercializa la Fundació Areté, o las de madera de robinia de La Table-Potagère (en la foto).
Para los bancales de tierra (o "parades"): 1,5 m de ancho (para crear 3 zonas: dos de 60 cm en cada extremo para las hortalizas y una central de 30 cm para piedras planas y plantas aromáticas que controlan plagas y roedores). La longitud puede variar.
2. No pisar ni trabajar la tierra. En una maceta o mesa de cultivo, la tierra se crea con una base de 5 cm de material de drenaje (como por ejemplo la arlita) sobre la que se disponen 15 cm adicionales de tierra (de venta en tiendas especializadas). En un terreno, se delimitan las franjas de siembra (“parades”) y se aflojan a mano o a máquina hasta unos 15-20 cm de fondo y después se rastrillan para dejarlas a nivel y sin piedras gruesas. Conseguida la superficie de cultivo, basta cubrirla con 5 cm de compost (o "crestall"), pero, y aquí radica el secreto, sin mezclarla con la tierra. Las lombrices que viven en la tierra y las raíces de las plantas se encargan de remover, fertilizar y construir galerías para que el aire y el agua circulen. Para no alterar el entorno que propicia la vida, no hay que pisar ni trabajar nunca más la tierra.
3. Usar abono orgánico. El mejor abono, según Gaspar Caballero de Segovia, es el estiércol de corral. En su finca Sa Feixeta, él utiliza el "fem de bassa" (o compost autóctono de Mallorca), formado por los residuos orgánicos que se producen en la casa y se tiran al corral ("sa bassa").
4.Siembra densa y mixta. Como las plantas sólo necesitan el espacio justo para su desarrollo, la siembra se realiza de forma más densa que en la horticultura tradicional y siguiendo unas distancias estudiadas para cada cultivo. De este modo, cuando las plantas crecen, las hojas se tocan y crean un microclima que evita que se pierda la humedad de la tierra y que proliferen las malas hierbas. Para mantener alejadas a las plagas, se disponen plantas aromáticas pequeñas (como la albahaca y el tomillo) y grandes (como la manzanilla o la lavanda).
5. Humedad constante. Basta con un sistema de riego exudante (no confundir con riego gota a gota), para liberar cantidades muy pequeñas de agua, pero de una forma continuada, lo que permite mantener una humedad constante y uniforme que favorece la actividad de las lombrices y microorganismos que propician una tierra fértil.
6. Rotación de cultivos cada cuatro años. En cada superficie de cultivo sólo hay que semabrar plantas de la misma familia e iguales necesidades (hay 4 grupos). Y cada año, trasladar el cultivo (o rotar) a otra superficie distinta, y así durante 4 años, para permitir que la tierra recupere sus nutrientes, no desarrolle enfermedades ni plagas y beneficie los cultivos sucesivos. Por eso, cada huerto consta de 4 zonas de cultivo (o múltiplos de cuatro), ya sean “parades”, mesas de cultivo o macetas. Las familias botánicas son: liliáceas y umbelíferas (cebollas, zanahorias y apio), solanáceas (pimientos, berenjenas, tomates...), compuestas, quenopodiáceas y cucurbitáceas (lechugas, remolachas, acelgas, pepinillos) y leguminosas y crucíferas (judías, coles y rabanitos).
Hay 4 Comentarios
Buenos consejos! No he probado este método pero sí el Masanobu. Ahora con un kit de iniciación de estoshttp://www.huertos.eu/sets-de-productos/418-set-de-iniciacion-al-huerto.html
Un saludo
Publicado por: Cecilia | 26/05/2014 9:25:46
fantastica entrada...
Publicado por: Jorge | 15/02/2013 12:50:03
Que bien!
A sembrar....
Publicado por: julia | 09/02/2013 18:03:00
jo, gracias, es la entrada de blog que te hace el día más llevadero.
Publicado por: javier swift | 08/02/2013 10:21:08