¿Montamos una fiesta en tu casa, para construir un instante de alegría?

Por: | 22 de marzo de 2013

Cuando la vida se vuelve insegura y frágil, y esa fragilidad se instala más allá de la piel, es humano cerrar los ojos y abandonarse a la pena. Pero yo intento (y a veces lo consigo) fabricarme un mundo más generoso y simpático que me ayude a cambiar la perspectiva de las cosas. Lo que más me ayuda es hablar con mis amigos. ¿Por qué no montamos una fiesta en tu casa o en la mía esta noche? les pregunto entonces. ¿Por qué no encender un fuego efímero de colores en el interior de nuestro refugio para aliviarnos el alma y continuar batallando mañana?

Un escenario con elementos reciclados
En esta ocasión, estoy en el invernadero de la casa de la interiorista barcelonesa Estrella Salietti (un garaje convertido en un loft). El cocinero vasco Iker Erauzkin ha preparado un menú de flores. Y yo he combinado mesas y sillas para dibujar un escenario distendido que propicie una velada para celebrar la vida.ISABEL CASANOVA

Siempre he creído que instalarse en la crispación, o apoltronarse en la negación de lo bueno, es una manera de rendirse. La indignación me parece positiva solo si deviene una espoleta para la acción y la creación. “No es un buen momento para la diversión”, arguye mi amiga María. Entiendo porque lo que dice (está atravesando un momento realmente aciago), pero creo que se equivoca. Aunque la vida transite más en el caos que en el orden, el mejor momento para intentar vivir con plenitud, y alejarse de la pesadumbre, es siempre el ahora. Yo asi lo creo. Como decía el novelista inglés Charles Dickens, en Historia de dos ciudades (1.859), "era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada”.

¿Por qué no convocar a la alegría? ¿No sería vivificador dejar entrar la primavera en casa y alimentarnos de ella? No estoy hablando de evadirnos de la realidad ni de desatender la lucha por un mundo mejor o una casa más digna y para todos (soy una activa defensora de estas causas, ya lo comprobaréis). Me refiero solamente a diseñar un entorno de distensión, donde degustar y compartir, por unas horas, una ración de alegría. Es verdad que para que una velada sea un éxito lo más importante es invitar a la gente que queremos (y que nos quiere). Pero la decoración también ayuda. Un entorno especial y, sobre todo, diferente, propicia la fiesta y las confidencias. Y cambia los paradigmas mentales al instante.

La propuesta que os muestro en este post espera ser más que una receta decorativa y gastronómica. Se la dedico a Albert de Esparraguera (Barcelona), un lector que anhela un chute de alegría. Espero que le guste y os sirva al resto de inspiración para montar vuestra propia fiesta. Para celebrar la vida y compartirla. Yo he unido varias mesas o tableros, juntado sillas de aquí y de allá, y he encargado un menú a base de verduras y flores. Buscaba un escenario efímero y primaveral. Sin formalismos, con ideas frescas y espontáneas. Para alimentar los sentidos y disfrutar del placer de estar con los amigos. 

Un bufé que rinde pleitesía a las flores
El menú es de verduras y flores comestibles (la especialidad de Erauzkin). En los jarrones de cristal, he dispuesto el batido de hibisco, el caldo de violetas, el yogurt de jazmín, la sopa de zanahoria, naranja y azahar, y una crema de guisantes. En la sopera, hay una deliciosa crema de puerro con flores de romero y cebollino.ISABEL CASANOVA

Crema de violetas y arándanos Batido de hibisco, flores de cebollino y crema de fresas y rosas 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Preparación:

 1. Unir varias mesas (mejor que sean de la misma altura) y ponerlas en fila hasta formar mesa XXL. Aquí se han juntado dos tableros realizados con restos de vidrios coloreados que descansan en dos caballetes de Ikea pintados de blanco.

2.Cada invitado puede traer su silla. Con asientos de aquí y de allá, el espacio gana carácter. Para garantizar la unidad, basta respetar una gama cromática, en este caso de rosas y lilas.  

3. Disponer la comida en recipientes de vidrio de diferentes formatos (pero transparentes). Y formar con éstos un camino de mesa. Un centro floral luminoso y gigantesco. Un bufé para alimentarnos física y emocionalmente.  

4. Opcional: añadir algunas velas (éstas son de Cerabella), para impulsar cierta magia al llegar la sobremesa.

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Buenos consejos y si no te convence lo de casa puedes invitarles a todos a algún restaurante de los que os recomendamos.
http://www.menfoodspain.com

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¿En tu casa o en la mía?

Sobre el blog

Abordar la casa y sus aledaños desde el punto de vista de la gente que la inventa, la construye y la disfruta con ideas frescas, desprejuiciadas y transversales. Para ayudar a soñar a la mayoría en su día a día.

Sobre la autora

Ana Martínez Nebot

. Estudié periodismo para conocer a las personas que cambian las cosas. Trabajé en revistas económicas para financiarme la carrera. Impulsada por la pasión me centré en la decoración. Y descubrí que las cosas y las casas cambian a las personas.

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