Alumbrar un paraíso verde en un patio sombrío o un balcón parece una utopía. Pero es factible. Estos jardines han brotado en exteriores urbanos de pocos metros y que andaban peleados con la naturaleza o con el sol. Rediseñados con ingenio y códigos nuevos, han canjeado el cemento y la polución por el verde, la luz y el agua. Ahora son pequeños oasis en medio de la ciudad, que he rastreado buscando soluciones paisajísticas más cercanas, en tamaño y presupuesto, para aquellos lectores que, como María H., RZK, Bea y Pasionata, viven en pisos cuyo exterior se reduce a unos metros al aire libre.
RECICLAR UN PATIO. Con agua y un color en contraste, la paisajista Cristina Le Mehauté recrea un micro oasis en un patio gris y sombrío. Sin realizar obras. Se trata de un reciclaje low cost. “El agua y el color -apunta Le Mehauté- alteran las percepciones de inmediato, pintan un cuadro tentador que atrapa la mirada y hacen nacer el misterio y la luz". Todo empieza con un suelo de gravilla blanca que refresca el espacio, lo ilumina y pone en valor el verde y el mobiliario existentes. Creado el fondo, se destaca la lámina de agua con un marco naranja. Así se dibuja un centro de atención "para mirar con ojos nuevos un espacio de siempre".