Alumbrar un paraíso verde en un patio sombrío o un balcón parece una utopía. Pero es factible. Estos jardines han brotado en exteriores urbanos de pocos metros y que andaban peleados con la naturaleza o con el sol. Rediseñados con ingenio y códigos nuevos, han canjeado el cemento y la polución por el verde, la luz y el agua. Ahora son pequeños oasis en medio de la ciudad, que he rastreado buscando soluciones paisajísticas más cercanas, en tamaño y presupuesto, para aquellos lectores que, como María H., RZK, Bea y Pasionata, viven en pisos cuyo exterior se reduce a unos metros al aire libre.
RECICLAR UN PATIO. Con agua y un color en contraste, la paisajista Cristina Le Mehauté recrea un micro oasis en un patio gris y sombrío. Sin realizar obras. Se trata de un reciclaje low cost. “El agua y el color -apunta Le Mehauté- alteran las percepciones de inmediato, pintan un cuadro tentador que atrapa la mirada y hacen nacer el misterio y la luz". Todo empieza con un suelo de gravilla blanca que refresca el espacio, lo ilumina y pone en valor el verde y el mobiliario existentes. Creado el fondo, se destaca la lámina de agua con un marco naranja. Así se dibuja un centro de atención "para mirar con ojos nuevos un espacio de siempre".
La naturaleza no es contraria a la urbe. Aunque algunos pisos se construyan de espaldas al paisaje, la demanda de verde ha propiciado que florezcan cada vez más jardines en medio del asfalto. Se trata de paraísos creados con pocos metros y, muchas veces, sin sol y unos desembolsos más que ajustados. Gracias a una nueva generación de paisajistas se está dando valor a los exteriores más pequeños y difíciles.Con imaginación, nuevas tecnologías y una ecléctica e inusual paleta de materiales y colores brotan, en las ciudades, paisajes que ofrecen verde, luz y vida, y cautivan los ojos. Pero el objetivo del jardín no es fascinar, sino lograr la fascinación cumpliendo una función.
1. DAR UN USO AL JARDÍN ES VITAL. "Una azotea bonita, pero en la que no sabes qué hacer, es estéril", advierte el ingeniero agrónomo Xavier Bisbe desde Arboretum. Para crear algo propio, la consigna es plantearse para qué y cuándo utilizaremos realmente ese exterior. Se trata de crear un espacio de uso, y luego transformarlo en un ambiente que nos haga vibrar, con plantas, elementos y luces ajustados a los metros, la orientación y el clima del lugar. Que tenga un uso no significa que tenga que usarse para una actividad. En las ciudades, además de diseñar zonas chill out multifuncionales, se tiende a convertir los patios pequeños en aparadores para mirarlos. "Un exterior puede ser un cuadro. O un vacío lleno de luz, color y magia que mejore el interior", apunta la paisajista Cristina Le Mehauté.
2. CONECTAR INTERIOR-EXTERIOR. Es esencial, básico, propiciar la conexión entre dentro y fuera. Separado del interior solo por un cristal, un exterior urbano es siempre una proyección de la casa en busca de vistas. La falta de un horizonte hermoso exige inventarse uno. Fabricar un entorno grato, y que al tiempo filtre las miradas indiscretas, se puede lograr rápidamente con vallas vegetales o, si el espacio es mínimo, con algunos celosías perimetrales que, sin ocupar metros en planta, dibujen profundidad y actúen de soporte para diversas plantas trepadoras.
3. VERDEAR EL ESPACIO. "Como seres vivos que son, las plantas aportan sensaciones y cromáticas cambiantes. No son imprescindibles para crear un jardín, pero vivifican un espacio, además de reflejar el paso del tiempo”. Así lo sentía la prestigiosa arquitecta paisajista Bet Figueras (Barcelona, 1957-2010). Eso sí, en aras de la sostenibilidad, aconsejo apostar por una vegetación que prospere con la tierra y la lluvia del lugar y, además, requiera pocos cuidados. En el Mediterráneo, son ideales, por ejemplo, árboles como el cerezo o el mandarino, arbustos como el laurel o el durillo, y hasta herbáceas perfumadas como el alyssum o el erigeron que resisten la contaminación, los suelos pobres y la falta de riego. Para dar apariencia de jardín con poco verde, el truco es agrupar varias especies iguales y de cierta altura para crear masa en pocos metros. Cuando el espacio es justo, mezclar muchas plantas empequeñece. Ocurre igual con las macetas. "Terraza pequeña, exige maceta grande", apuntan desde Arboretum. Lo ideal es que sean de formato escultórico. Hoy, los tiestos decoran y, si se juntan varios, construyen un paisaje de alto impacto.
4. APORTAR MUSICALIDAD AL JARDIN. El sonido siempre incrementa la magia. El relajante rumor del agua se suele lograr con fuentes de circuito cerrado, ya sea en formato de surtidor o estanque. Pero también con algunas plantas. "En un paisaje ventoso, si se dispone una barrera de bambúes, al pasar la brisa se produce un murmullo muy similar al del agua", sostiene la paisajista Eugenia Anaya.
5. ALUMBRAR UN PAISAJE EN CLAROSCURO. Más que alumbrar el exterior, la idea es cultivar la semipenumbra. Destacar unas zonas y sumir otras en la oscuridad. La idea es modelar, esculpir, un ambiente misterioso con el que disfrutar por la noche que es cuando, en el 90% de los casos, se usan los jardines urbanos. "El objetivo no es proyectar espacios que inviten a soñar sino lograr que soñemos en nuestros propios espacios", asegura el paisajista Martirià Figueras desde Aspecte.
CONSTRUIR UN BOSQUE EN EL BALCÓN. Mediante un sistema de ingeniería ligero, el paisajista Artur Pereira de Jardinatura convierte una terraza en un paisaje de olivos, liquidambars, magnolias y macrobonsais. Para que prosperen los árboles, en el balcón de un ático en Terrasa (Barcelona), el suelo de terrazo acoge una cubierta verde ecológica de última tecnología. El sistema, distribuido por la firma Cubiertas ZinCo, está integrado por varias capas o sustratos que aseguran tanto la protección de la arquitectura como de los elementos naturales incorporados (tierra, agua y aire).
DE DEPÓSITO A ESCULTURA. O cómo convertir el problema en la solución. Un tanque sobre el muro colonizaba un patio y hacía difícil proyectar un jardín contemplativo. La paisajista Eugenia Anaya lo impulsa con arte en movimiento. "Esculturas de ondas ocultan el depósito y descienden en cascada por el muro hasta llegar al pavimento, donde caminan y se transforman en figuras impactantes que replican la luz gracias a la pátina de óxido que cubre las chapas". La continuidad entre suelo y pared se refuerza con líneas verdes pintadas en los muros que devienen parterres de mosaicos del mismo tono. La lámina de agua con surtidores curvos repite la danza de las esculturas y, junto con los bambúes negros, refresca el lugar./PABLO ANAYA
Hay 2 Comentarios
Apreciado Hachemín,
En eso estoy pensado: en ofrecerte, en ofreceros a todos, una ración (de lo que sea) que os haga alucinar. Dame tiempo... Estoy en ello. Un abrazo gigante.
Publicado por: Ana Martinez Nebot | 31/05/2013 18:05:00
A ver si te solidarizas un día de estos y sacas alguna marihuana
Publicado por: Hachemín | 30/05/2013 16:15:11