Con las últimas chimeneas 'sin humos', o con vocación urbana y ecológica, se disfruta de un fuego encendido en cualquier vivienda. Ya no importa si vives en un piso, no dispones de salida de humos o el espacio de tu vivienda es mínimo. Las versiones que funcionan con combustibles limpios y hasta 'bio', como el etanol o el pellet, replican, sin necesidad de obras, conductos o muchos metros, el paisaje de las llamas en todo tipo de casas. El fuego vuelve al hogar.
En la ciudad, el gas, el pellet, el etanol y la electricidad vienen en mi ayuda para lograr una fogata 'simulada' y disfrutar de las llamas, sin trajinar leña, extraer cenizas o limpiar cristales. Es verdad que las llamas no son reales, pero casi lo parecen. Ya no ofrecen el aspecto artificial (y tristón) de las primeras versiones que surgieron en los años noventa. Y las chimeneas y estufas resultantes son bonitas (incluso esculturales) y, la mayoría, calientan. Aunque algunas versiones podrían calificarse meramente decorativas, otras ofrecen rendimientos más altos que los de una estufa de leña abierta. Y son infinitamente más limpias y más cómodas. Como los televisores, estas chimeneas bautizadas como 'urbanas' o 'sin humos' se encienden y se apagan con un mando a distancia o un móvil GMS, y hasta admiten la regulación y la programación de la temperatura.
CHIMENEAS DE GAS: ESTANCAS Y SIN LEÑOS
Triunfan en las ciudades desde los años 90. Aunque los modelos atmosféricos necesitan una pequeña salida de humos de 10-17 cm de diámetro para expulsar los gases, los sistemas de cámara estanca, más seguros y eficaces, no precisan tiro. Basta una salida a fachada, un punto de luz y una toma de gas para disfrutar de un auténtico calefactor. Una chimenea de gas estanca no es un simple quemador de gas colocado bajo guijarros o leños cerámicos. Se trata de una caldera de gas homologada por la CEE, con una carcasa de doble pared totalmente estanca. Es a través de un doble tubo con salida a fachada que realiza la expulsión de los gases al exterior y la toma de aire. Nunca consume el oxígeno del interior, por lo que puede instalarse incluso en dormitorios. Las rejillas no son para ventilar sino para repartir el aire caliente a los espacios contiguos. Y por razones de seguridad, cuentan con un dispositivo que apaga el gas si no se enciende la llama.
Tanto la potencia calorífica como el tamaño de una chimenea de gas depende de la caldera, cuyo ancho varía de 65 cm hasta 185 cm. La altura suele ser de 50 cm y el fondo entre 35 y 48 cm. El coste medio estriba entre 4.000 y 6.000 euros. Las calderas pequeñas cuestan 2.500 euros, pero los modelos panorámicos (desde 145 cm) se inician en los 4.500 euros. Y a este precio hay que sumar el plus de la instalación (1.000€) y el de la embocadura (desde 500 euros si se realiza en pladur). En cuanto a las firmas, destacar Faber, M-Design, Bodart&Gonay y Flam n'co.
CHIMENEAS DE PELLET: ¿LA ALTERNATIVA DEL FUTURO?
Considerado por muchos expertos como el combustible ecológico con mayor proyección, el pellet es una biomasa fruto de reciclar y compactar residuos forestales y de carpinterías hasta formar pequeños cilindros que, si no contienen minerales, no dejan residuos. Al poder dosificarse, genera chimeneas que se autoalimentan y regulan de forma autónoma (y respetando una temperatura prefijada).
Gracias a la tecnología desarrollada, hay versiones programables que se encienden y se apagan automáticamente (incluso desde móvil GSM), modelos proyectados para reducir al mínimo cualquier fuente de ruido y de vibración (anulando completamente el ruido de la ventilación) y hasta versiones con rendimientos del 90%, que recuperan el calor residual del humo. Según la sofisticación, pueden calentar ambientes de hasta 90 metros cuadrados, reconducir el calor a varias estancias o actuar como calderas de cualquier sistema de calefacción. Mi marca de confianza es la firma italiana Mcz. Los precios de sus chimeneas oscilan entre los 2.500 y los 6.000 euros.
CHIMENEAS DE BIOETANOL: ESCULTURALES, ECOLÓGICAS Y HASTA PORTÁTILES
Pensadas como muebles de diseño de alta gama, las chimeneas de bioetanol están ideadas por arquitectos e interioristas de prestigio que buscan crear piezas esculturales de alto impacto para introducir el fuego tanto en interior como en el exterior de la casa. Pueden ser quemadores que se integran en un muro o dan pie a crear chimeneas a medida. Pero también auténticas esculturas de fuego o chimeneas exentas y portátiles, que pueden desplazarse de lugar según la época (del salón al jardín, en verano, y del patio al dormitorio, en invierno) y hasta transportarse en caso de mudanza.
Se trata de fuentes de calor (3,5 kw/hora) que se alimentan de etanol desnaturalizado, una energía renovable y considerada limpia porque no produce residuos (tan solo vapor de agua y dióxido de carbono). El etanol proviene de la fermentación de los azúcares de algunos cultivos vegetales como la caña de azúcar, la remolacha o el maíz. Como todo el calor producido permanece en la estancia, porque no hay tiro ni conductos al exterior, las chimeneas de bioetanol tienen un alto rendimiento calorífico. Un modelo estándar puede calentar un espacio de unos 35 metros cuadrados. La pieza básica es un quemador: un recipiente de acero inoxidable perfectamente sellado donde se almacena el etanol para su combustión. Los modelos sencillos pueden costar entre 1.000 y 4.500 euros, mientras que los sofisticados desde 6.000 euros. La referencia, para mí, es la firma EcoSmart Fire.
CHIMENEAS ELÉCTRICAS: EXTRAPLANAS Y MURALES
Concebidas como plasmas de fuego simulado, estas chimeneas no necesitan preinstalación. Basta encfufarlas a la corriente y colgarlas directamente a la pared o insertarlas en un hueco o una chimenea existente. La mayoría simulan imágenes de fuego dentro de amplios marcos de acero, plata o vidrio (blanco o negro), pero también pueden erigirse en pequeños elementos calefactores para caldear estancias de unos 18 metros cuadrados.
Mis modelos preferidos son los ideados por el diseñador Piet Boon para la firma Tulp. Se trata de pequeños 'fuegos eléctricos murales" con tecnología LED, que permiten ajustar la intensidad de la calefacción. Hay versiones tanto para interior como exterior y hasta diseños que incluyen purificadores de aire. Por regla general, las opciones para exterior se realizan a medida. Las de interior con marcos en vidrio y plata suelen presentar dimensiones de 51 x 114 x 10 centímetros, mientras que las de acero son ligeramente más grandes (58 x 124 x 10 centímetros). ¿El precio? Entre los 1.000 y los 2.500 euros.
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