Desobediencia doméstica: 3 cambios con más poder que una guerra, para mudar el actual sistema económico

Por: | 19 de diciembre de 2013

¿Por qué no empezar a construir otro mundo desde nuestra propia casa? Junto a las exhibiciones colectivas y masivas que se alientan para luchar por la justicia y la igualdad, vindico, además y sobre todo, los pequeños gestos cotidianos. Aunque carecen de la poética de las grandes gestas, pueden ser disruptivos y hasta revolucionarios.

Paz revolucionaria en lugar de guerras por la paz
El cambio pacífico para que sea eficaz requiere compromiso. No de uno, sino de muchos. ¿Te apuntas a dar cuerda a la paz o, como mínimo, a un mundo más justo?/ PAWEL KUCZYNSKI

Para mutar el orden de las cosas, no creo en demasía en las revueltas. Acaso porque tengo la sensación de que, como las huelgas, son revoluciones un pelín sobrevaloradas. Es verdad que generan mucho ruido y muchos titulares. Pero me parece que estas apoteósicas algaradas pierden buena parte de su eficacia si no propician nuevas prácticas o calan en las conductas diarias de las personas. Para horadar el sistema imperante y construir un nuevo andamiage social y económico vislumbro mucho más poderío en esas pequeñas acciones en las que nos implicamos todos de forma consciente y perseverante. Aunque carecen de la poética de las grandes gestas, hay en ellas mucho de disruptivo y de revolucionario. Eso sí, hacen menos ruido. Son como esa lluvia fina que, casi en sordina, nutre la tierra y construye una base fértil en la que brotan las mejores cosechas. Ocurre igual con las nuevas consciencias y las nuevas realidades. Germinan cuando se riegan poco a poco con nuevos hábitos. Como decía Benjamín Franklin, “Un camino de mil millas comienza con un paso". Pero, claro, hay que darlo. Éstos son solo 3 pasos (o revoluciones pacíficas) que yo he emprendido, para romper con mis propias inercias, cambiar mi statu quo económico y, de paso, caminar hacia un paradigma alternativo que conduzca al bien común (o, como mínimo, a un reparto más equitativo de la riqueza). Son acciones fáciles y pacíficas, pero me parecen también poderosas y hasta trascendentales.

Más intereses pero no más dinero que financie armas o guerras. Pawel Kuczynski

1. CAMBIAR DE BANCO. ¿Por qué no apostar por una banca ética, y sin perder intereses? En mayo de 2.012, abrí una cuenta en Triodos Bank. No elegi esta opción porque fuera la única. Existen otras alternativas, como Fiare, Ecocrédito o COOP57. Tampoco me decanté por esta entidad porque fuera la líder del sector de la banca ética en España, sino porque quedé seducida por las palabras de Joan Antoni Melé, su subdirector general. Sostenía Melé que en Triodos lo primero son las personas, después el planeta y, por último, los beneficios. Le creí. Quizás porque Triodos lleva más de 40 años con este ideario. Y funciona, incluso en España donde ya superan los 100.000 clientes. Aunque Triodos es un banco de la economía real, combina la “rentabilidad financiera” con la “rentabilidad social, cultural y medioambiental», fomentando negocios con los que comulgo plenamnete como energías renovables, acciones culturales, agricultura ecológica, bioconstrucción o apoyo a personas y colectivos en riesgo de exclusión social. Desde que leí el libro “Contra el hambre y la guerra” del economista Arcadi Oliveres (Barcelona, 1945), decidí apostar, entre otras cosas, por la banca ética. Pero no daba el paso. Siempre lo dejaba para otro día. Y los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y los meses en años. Pasó casi un lustro. Hasta que hace un año y medio, me planté. Y decidí que con mi dinero ni se financiaban fabricantes de armas, ni se engañaban a jubilados ni se enriquecían entidades especuladoras que registraban beneficios récord y sueldos millonarios, negando créditos a personas y a pymes, pese a recibir inyecciones públicas de más  50.000 millones de euros. ¿Por qué contribuir con mis ahorros a alimentar unas realidades que condenaba? ¿Por qué no decantarme por entidades que se alinean con mis intereses reales? En el último año, la banca ética ha crecido más de un 60%. Y el ascenso continúa.   

2. CAMBIAR DE TIENDA. ¿Por qué no comprar directamente al productor local, pero sin arruinarme en el intento? Para beneficiar al que genera la riqueza y alimentarme con productos más saludables, pero al menor coste posible (para que negarlo), en la primera quincena de enero de 2013 encargué por Internet mi primera cesta ecológica a la firma Natural como la vida misma. A través de una empresa de mensajería, las frutas y las verduras me llegan mucho más frescas y me saben mucho más ricas. Eso sí, no me sale demasiado barato. Aunque el precio es bastante razonable (al romper la larguísima cadena logística que lleva la comida desde la huerta hasta el estante de la tienda) me resulta más económico comprar en el colmado del barrio. De todos modos, lo sigo haciendo porque siento que gano en calidad de vida (o, como mínimo, satisfago mi paladar y el de mi familia). Y siento que contribuyo a favorecer al productor, en lugar de al intermediario, lo que propicia una economía local más justa. Sin embargo, la opción comporta una paradoja: comprar por Internet destruye algunos empleos honrados (los de los miles de trabajadores que alimentan esta cadena logística).

3. CAMBIAR DE COMPAÑÍA ELÉCTRICA. ¿Por qué no contratar electricidad verde, y sin tener que pagar de más? Gracias al doctor en ingeniería industrial Pep Puig (Vic, 1.947), a principios de marzo de 2013 me percaté de que, aunque viviera en un piso de alquiler, podía incrementar de forma inmediata la producción de energía verde y defender, de paso, un modelo energético más limpio y más democrático (o al servicio del medioambiente y de los ciudadanos). No tenía que instalar placas fotovoltaicas o una minoturbina eólica, sino solo cambiar de compañía eléctrica. Así que me pasé a Som Energía, una de las cooperativas que ya comercializan electricidad verde al 100% en España, como hacen Goiener, Zencer o el grupo Enercoop. Tal como expliqué en el post del 29 de marzo, los trámites son sencillos y se pueden realizar por Internet o por teléfono. Es suficiente con darse de alta como socio (100 euros de cuota) y después rellenar el contrato de suministro adjuntado el último recibo de la luz. Nada más. Ni cambios en la instalación ni sobrecostes en el precio de la energía.

Como decía Stéphane Hessel (Berlín, 1917- París, 2013), ¡Indignaos! "porque el mundo va mal, gobernado por unos poderes financieros que lo acaparan todo", pero ¡Comprometeos! La indignación por si sola no cambia nada. Es totalmente infructuosa. El único camino que conozco para transformar las cosas es ocuparse, en lugar de preocuparse. Combinar la exigencia que reclamamos a los otros con la autoexigencia. Cuando nos implicamos, los sistemas devienen diferentes y, sobre todo, más cercanos a nuestras convicciones. Dime, ¿qué haces tú para cambiar el mundo? ¡Compártelo!

Hay 7 Comentarios

Javier. Tan punzante, mordaz e inteligente como acostumbras. Bienvenido tu comentario. Contra el 'Estado Novo' y contra 'el Terror', creo que están surgiendo algunos 'Robespierre' pacíficos. De todos ellos, destacar uno: Ada Colau.

Me gusta casi todo,de acuerdo en casi todo.....

Los procesos de cambio sociopolítico son lo que son.A la tendencia imperante no se la doblega con claveles(Portugal fue la excepción).

¿Robespierre dónde estás?

Coincido contigo, Nely. Con su poesía visual que rezuma belleza y humor negro, el artista polaco Pawell Kuczynski (Szczecin, 1976) tiene la capacidad de emocionarme y de invitarme a una profunda reflexión sobre el mundo que me rodea.


Qué tengas un buen inicio de año. Un abrazo. Ana

Tierna y conmovedora la imagen del niño, intentando dar cuerda a la paloma.

Apreciado Robertti, me ha gustado mucho leer tu post. Gracias por compartir una entrada tan inspiradora. Luna, te doy un abrazo virtual por hacerme sonreír con una bella reflexión ilustrada. ¿Se contagiará el optimismo? ¿Y el compromiso?

Un poco de optimismo necesitamos...

http://elmejorhumorinteligente.blogspot.com/

Alguien me reprochaba en estos días justamente eso, a raíz de mi comentario sobre los políticos en mi blog. Decía que la solución debe empezar en casa, con los cambios en los hábitos sociales de las familias, y empiezo a verlo algo más claro.
http://interesproductivo.blogspot.com.es/2013/07/ponerse-en-accion.html

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Sobre el blog

Abordar la casa y sus aledaños desde el punto de vista de la gente que la inventa, la construye y la disfruta con ideas frescas, desprejuiciadas y transversales. Para ayudar a soñar a la mayoría en su día a día.

Sobre la autora

Ana Martínez Nebot

. Estudié periodismo para conocer a las personas que cambian las cosas. Trabajé en revistas económicas para financiarme la carrera. Impulsada por la pasión me centré en la decoración. Y descubrí que las cosas y las casas cambian a las personas.

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