El movimiento Urban Knitting ha sacado el punto y el ganchillo a la calle. Reivindicando el croché de nuestras abuelas, la artista mural Tate Garrigasait logra justo lo contrario: introducir lo urbano en casa, al tiempo que homenajea a la naturaleza. Con plantillas que evocan las urdimbres de las puntillas y los encajes, pinta a mano por encargo, y con pigmentos naturales, telas de lino como si "tagueara" muros urbanos. Gracias a la pintura artística de esta creativa, el ganchillo se vuelve grafiti. Un tag. Street art para decorar la casa y evocar la naturaleza y la memoria artesanal de la costura.
Foulards de lino pintados a mano, pero lavables, para personalizar la casa y a quién vive en ella./ MARC RAMONET