Rubalcaba hace una confidencia a Chacón en el acto del jueves en Barcelona
El efecto responsabilidad se impondrá desde esta noche del 20-N en el PSOE. Pase lo que pase, para lo bueno, para lo malo y para lo peor. No es nuevo. El candidato Alfredo Pérez Rubalcaba no es un advenedizo. La derechona le tiene enfilado hace años casi como un lucifer de la política. Le temen, y no solo por su conocida y real capacidad de maniobra. Es un superviviente, no se rinde fácilmente y tiene recursos más que suficientes para plantar batalla en el peor de los oleajes. Lo ha hecho y lo hará. En el PP, los más veteranos, le respetan. En su propio partido, sus enemigos han comprobado varias veces su habilidad para hacerse imprescindible. No es que flote es que emerge. Si vienen mal dadas, Rubalcaba no huirá. No, al menos, hasta que quede todo encarrilado.