La silla del debate viaja a La Moncloa

Por: Javier Casqueiro | 06 nov 2011

VIZACAMPO2008
Olga Viza y Manuel Campo Vidal, ante los medios, en los preparativos del debate de 2008.

Mariano Rajoy no es un novato en los debates cara a cara. Manuel Campo Vidal, tampoco. Alfredo Pérez Rubalcaba, sí. Pero el candidato del PSOE tampoco estuvo ajeno, ni mucho menos, a los cuatro debates anteriores entre los máximos líderes políticos del país, que se produjeron en horarios de máxima audiencia, en directo, y en televisión. Rubalcaba y Rajoy han vuelto a revisar ahora el duelo catódico de 2008. Rajoy ha tomado nota de muchas cosas, pero lo que no rescatará será la historia de aquella silla que viajó sorprendentemente en una furgoneta desde el plató de la Academia de Televisión hasta La Moncloa para que el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero comprobara su altura.

La negociación entre los entonces jefes de campaña, José Blanco y Pío García Escudero, se había demorado en asuntos tan trascendentes como los focos, la luz, los minutos de cada intervención, los planos, contraplanos, planos cortos y medios, la fijación de las cámaras, la temperatura del local. Y llegó el momento clave: medir la mesa. El tablón era alto, pero Rajoy y Zapatero, también. Si las sillas no se elegían con cuidado sus piernas podrían chocar durante toda la velada contra su fondo. Podría resultar muy incómodo.

Blanco y García Escudero consultaron con sus cuarteles generales. El asunto era de trascendencia. El jefe de campaña del PP habló con Rajoy y convinieron que tenían un tamaño semejante. García Escudero se sentó en el sillón y ratificó que era suficientemente confortable. Blanco no mide lo mismo que Zapatero y no se fió. Se habilitó una furgoneta y se trasladó la silla hasta la sede oficial del presidente del Gobierno: La Moncloa.

Es una anécdota. Pero reveladora de hasta dónde llegan los políticos españoles en su afán por controlar todos los aspectos de estos escasos debates televisivos que nada se parecen a los enfrentamientos norteamericanos, por poner un ejemplo. Zapatero estudió entonces muchos debates de otros países. Rajoy se reunió con su asesor aúlico, Pedro Arriola, como ahora. Y recabó las fichas técnicas sobre los asuntos a abordar de su entonces colaboradora Soraya Sáenz de Santamaría, en realidad ahora la única segura entre las quinielas de ministrables de su futurible Gobierno.

Es tremendo consultar ahora aquel debate de hace menos de cuatro años, por ejemplo en el apartado sobre la situación económica y la creación de empleo. Es cruel.

La principal disputa este otoño ha sido muy similar a la de 2008: ¿Qué cadena retransmitía el debate? La solución salómica ha sido la misma. El PP vetó a TVE, por su malestar con el mal tratamiento informativo que cree recibir de la mejor televisión pública que se recuerda, ofreció a cambio Antena 3 y Tele 5, y el PSOE se negó. La Academia de Televisión, que preside Campo Vidal, ha sacado ahora como entonces, ante una prevención similar, el máximo provecho de esa oportunidad.

Rajoy y Zapatero tuvieron entonces un debate muy encorsetado. A los moderadores se les dio una orden estricta: Los protagonistas son ellos y vosotros, solo intervenciones cortas y asépticas. Campo lo cumplió a gusto de todos, y ahora repite, pero en el PP recuerdan que Olga Viza les provocó algún malestar.

Esta vez solo habrá un duelo sin opción a la revancha. Todo se juega a una carta. En el ya histórico Felipe González versus José María Aznar de 1993 pasaron muchas cosas antes, durante la semana de tránsito y después.

AZNARGONZÁLEZ1993

En el PSOE admiten y asumen que González se preparó mal el primero, porque llegaba de un viaje de Canarias y algo enfermo. También que tomó nota de su soberbia y que recabó a través de su jefe de campaña, José María Maravall, la ayuda profesional de los chicos televisivos de Rubalcaba y que barrió. Ganó por poco y casi contra pronóstico sus últimas elecciones.

Algún colaborador entonces de Aznar, ahora aún con Rajoy, acepta que el expresidente del PP fue plenamente consciente de que venció en el primero y dilapidó el segundo. Se creció tanto que él también se permitió acudir aquel domingo, víspera del segundo encuentro, a Barcelona para visitar al líder de Izquierda Unida, su amigo Julio Anguita, aún convalenciente de un infarto.

 

Hay 1 Comentarios

Javier.... ¿solución salómica ...?

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Sobre el autor

Javier Casqueiro

. Soy un enfermo de la información política. Redactor jefe de España y Política. Gallego, cocinillas y cosmopolita. Me encanta mi familia, el cine y las series norteamericanas, la NBA, el Barça y las autobiografías de enormes estadistas.

Sobre el blog

Me enerva que las jóvenes generaciones de periodistas ahora en las facultades y escuelas de periodismo solo quieran ser corresponsales de guerra. Ratifico que los partidos políticos y la información política en España también tiene complicadas trincheras que sortear y que los periodistas tan fácilmente descalificados como de moqueta y tenedor también corren sus riesgos, si hacen bien su trabajo. Yo lo intento hace años. En mi experiencia no todos los políticos son ladrones ni vagos ni maleantes. No está escrito en ningún lado que los políticos y periodistas de antes fueran mejores necesariamente.

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