La carrera de Aznar contra Aparicio

Por: Javier Casqueiro | 28 mar 2012

Aznaryapariciomoncloa
Las huelgas generales tienen un punto de similitud con las elecciones generales. Sobre todo en el balance. Se verá al final de esta jornada del 29-M , o incluso antes. Todos se querrán apuntar el éxito del paro o se arrojarán la culpa del fracaso. Para el Gobierno y para los interlocutores sociales es un examen. Los líderes de CC OO y UGT lo saben. Este 29-M deben superar otra prueba, y esta vez con gran malestar social contra algunas medidas y reformas del Ejecutivo, es verdad, pero también con creciente desconfianza de muchos ciudadanos hacia su responsabilidad en estos momentos de crisis. En el Gobierno, en estas situaciones, nadie quiere estar en la piel del ministro de Trabajo, ahora de Empleo. La nueva titular, Fátima Báñez, sin embargo, es bastante seguro que tendrá más suerte que muchos de sus antecesores ante un envite de estas características, que tuvieron que pagar con su cargo la respuesta de la calle a las acciones de un gobierno que trabaja teóricamente en equipo.

Los ministros de Trabajo, queda dicho, no suelen pasar un buen día en los jornadas de huelga. Tampoco cuando su Gobierno decide, por sorpresa y unilateralmente, poner en marcha por decreto una reforma ambiciosa del mercado de trabajo, es decir contra los derechos adquiridos de los trabajadores. No es el mejor plato para servir en la mesa del diálogo social. Báñez, sin embargo, no parece predestinada a sufrir ese desgaste. Mariano Rajoy, además, no es José María Aznar. Nadie se imagina, además, al presidente del Gobierno actual saliendo a la carrera por los jardines de La Moncloa detrás de la ministra como sucedió el 24 de mayo de 2002 en esa escena delirante, propia de una película de los hermanos Marx, nunca suficientemente glosada. Seguramente porque puede parecer imposible. Pero ocurrió.

Aznar había nombrado ministro de Trabajo a Juan Carlos Aparicio el 25 de febrero de 2000. Era un gesto político y personal, también en clave interna, de partido y entre los dos afectados. Aparicio había sido su vicepresidente en la etapa de Aznar como líder y presidente de la Junta de Castilla y León.

Aznaryaparicioescalinata Y el burgalés era uno de los políticos de esa época que aún podía dirigirse a Aznar con cierta soltura para soltarle las verdades que nunca le gustaron. Aparicio, que ya había sido secretario de Estado de Empleo y que había fomentado con los sindicatos una relación de confianza, se tropezó esa mañana del 24 de mayo de 2002 con que a Aznar, a su ministro de Economía Rodrigo Rato y a su secretario de Estado de Economía, el hoy ministro Luis de Guindos, les había reventado la paciencia. No más negociaciones. El sorprendente idilio con José María Fidalgo, líder entonces de CCOO, se rompió. El plan era que esa reforma laboral que modificaba la cobertura a los parados y reducía los costes del despido entrase en vigor en enero de 2003, pero los planes se anticiparon y se aprobó el decretazo.

Aparicio se enteró en la mesa de Consejo de Ministros aquella mañana. Cogió la cartera oficial de ministro, la cerró, apartó la silla, se levantó y tomó las de villadiego. Dio un portazo. Y no metafórico. Salió a los jardines de La Moncloa y se piró. Aznar y los demás ministros no daban crédito. No había sucedido algo así nunca. Aznar salió literalmente detrás de Aparicio pero no le convenció, ni siquiera con su buena forma física. El futuro político de Aparicio estaba sentenciado, como se comprobó muy poco después. El nuevo ministro de la Presidencia, Juan José Lucas, que debía dar fé de lo que pasaba en el Consejo, llamó luego a su amigo Aparicio, con el que había coincidido años en la Junta de Castilla y León, y le preguntó: "Oye, Juan Carlos, esto es siempre así?". No, no lo era.

Solo veinte días después, el 9 de julio de ese verano, Eduardo Zaplana sustituyó a Aparicio, político más técnico y trabajador que hábil en las maniobras, más dialogante y conciliador que brillante, en la más amplia remodelación del Gobierno ejecutada por Aznar para encarar su etapa final en el poder. De Aparicio aún guardan buen recuerdo los sindicatos que le montaron la huelga, que achacan la responsabilidad de lo que ocurrió al propio presidente, a su ministro de Economía y a De Guindos. Cuando dejó el Ministerio, Aparicio no tuvo la suerte de otros ex del Gabinete Aznar que sí pasaron a formar parte del consejo de la FAES, la fundación ideológica del expresidente. Fue nominado para la alcaldía de Burgos, la ocupó durante ocho años tras vencer en las urnas y en las últimas autonómicas renunció a seguir. Ahora es diputado de base en el Congreso y responsable de formación en el PP.

24 de mayo de 2002

El Consejo de Ministros aprobó el 24 de mayo de 2002 el real-decreto ley de Reforma del Sistema de Protección por Desempleo y Mejora de la Ocupabilidad, conocida como el decretazo, días después de que los órganos de dirección de las centrales sindicales, CCOO y UGT, acordaran por unanimidad la convocatoria de un paro general, para el día 20 de junio. Contaba con una serie de medidas para alcanzar el objetivo de "racionalizar el gasto por desempleo", como por ejemplo, aquellos casos en que el parado rechazara las ofertas de trabajo o de formación que la Administración considerara "adecuadas" se le podría retirar la prestación por desempleo. El 17 de octubre de 2002 el pleno del Congreso aprobó el proyecto de ley de reforma de la protección del desempleo que incluía las modificaciones pactadas con CiU y Coalición Canaria.

Hay 12 Comentarios

La bolsa baja,la sobrina de riesgo sube, los parados aumenta, a ver si se va de una vez Zapatero y llega Rajoy pa que solucione esto.

De yoda esta jarca mulera no quiero ni hablar. Basta con que hable Merkel y Bhus

Una cosa es hacer una huelga y otra es manifestar el malestar ante estos gobernantes. De la huelga se puede discutir, pero saber la opinion que el pueblo tiene del gobierno es de lo mas sencillo.
De Aznar no opino. Que lo juzgue un tribunal internacional. A su lado cualquiera puede ser bueno.

jajaja "MOFETAS", buenísimo

Debido al tufo que desprenden la casi totalidad de los personajes citados, Casquiero, debiera usted haber cambiado para la ocasión el título del blog y haber sustituído la "qu" por una "f".

Bueno, Aparicio tampoco está con una mano delante y otra detrás. También preside la comisión parlamentaria de Interior. No es ningún apestado dentro del PP.

Casqueiro, "fé" no lleva tilde.

No solo convoca una huelga general CCOO y UGT, no lo olvides. CGT pide la retirada total de la reforma, no reformar la reforma.

quien es tu fuente para saber q eso ocurrio de verdad en el consejo
porque no aparece nada de esto en la noticia de 10/7/02
por favor transparencia para saber que lo que dice es verdad, no me sea usted politico (en el peor de las acepciones de la palabra)

y me pregunto xq no sale en la noticia del 10/7/02 referencia alguna a este desplante de aparicio y se saca ahora.
quien es su fuente para que sepa que eso es cierto?
no

Como se ve, otra vez los mismos personajes y con el mismo tenor de reformas.... En fin, el español medio no aprende porque NO LEE. Se la pasa viendo programas de Canal 5 y similares, y con el cotorreo les marean la perdiz.
Mientras el "consulado europeo en España", lease "Actual Gobierno Español" sigue sin mostrar ni una sola neurona de imaginación, Parece que no les basta con el cachetazo del domingo pasado.

No es que sea una historia poco glosada, es que era desconocida. Al final, gente como Aparicio, a estas alturas del cuento popular, parecen hasta progresistas de tomo y lomo. Pero no, son siempre oscuridad.

http://casaquerida.com/2012/03/28/yo-no-voy-a-la-huelga-porque/

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Sobre el autor

Javier Casqueiro

. Soy un enfermo de la información política. Redactor jefe de España y Política. Gallego, cocinillas y cosmopolita. Me encanta mi familia, el cine y las series norteamericanas, la NBA, el Barça y las autobiografías de enormes estadistas.

Sobre el blog

Me enerva que las jóvenes generaciones de periodistas ahora en las facultades y escuelas de periodismo solo quieran ser corresponsales de guerra. Ratifico que los partidos políticos y la información política en España también tiene complicadas trincheras que sortear y que los periodistas tan fácilmente descalificados como de moqueta y tenedor también corren sus riesgos, si hacen bien su trabajo. Yo lo intento hace años. En mi experiencia no todos los políticos son ladrones ni vagos ni maleantes. No está escrito en ningún lado que los políticos y periodistas de antes fueran mejores necesariamente.

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