Casi todo el mundo sabe que crear una empresa desde cero no es tarea fácil. No sólo consiste en tener una buena idea con la que impresionar a futuros clientes, sino también escoger el cuándo, el cómo, y con quién llevar a cabo un proyecto con mucha incertidumbre en sus etapas iniciales.
Quizás en otros países, el hecho de tomar riesgos y saltar al vacío por una idea (descabellada o no) sea algo característico de su historia y cultura. Sin embargo, en países como España, la preferencia por la estabilidad y certeza de un negocio (por poco original que este sea), nos ha abocado a un modelo de negocio muchas veces basado en las empresas familiares.
Desde hace unos años, términos como startup, innovación o emprendimiento se han hecho populares dentro del mundo de los negocios y despiertan cada vez más curiosidad entre propios y extraños. Unas veces por simple cabezonería, otras como respuesta a la grandes y lentas corporaciones multinacionales, los emprendedores (esas personas muchas veces comparables a kamikazes, capaces de estrellarse o subir a los cielos por una idea) se van abriendo camino en el mundo empresarial español, y especialmente dentro del dinámico campo de las nuevas tecnologías. Es curioso que una de las primeras cosas que manifiestan estos emprendedores cuando se les pregunta cómo llegaron a serlo sea :
"Todo lo que aprendí, lo aprendí cuando ya tenía 25 años. Todo esto esta fuera de los planes de estudio universitarios. Yo no habría empezado esta aventura si en el mundo de la universidad me hubieran dado la oportunidad de desarrollar una labor investigadora".
Esto es lo que dice Roberto Guzmán, ingeniero informático y CEO de Robotnik, una de las empresas de robótica españolas con más auge en los últimos años. Desde su centro de operaciones en Valencia y con 22 personas en plantilla, Robotnik se ha especializado en desarrollar vehículos móviles autónomos o AGV (Autonomous Ground Vehicles) como son conocidos por sus siglas en inglés.
Después de una fase inicial, en la que consiguieron llevar a buen puerto varios proyectos relacionados con robots logísticos para hospitales y centros públicos, la empresa se centró en el desarrollo de lo que hoy es su producto estrella : el Summit XL. Summit XL es un robusto robot móvil que ha sido utilizado en proyectos tan dispares como la limpieza de superficies peligrosas, seguridad en parkings o la inspección y cuidado de viñas en grandes extensiones agrícolas. Esta empresa valenciana puede decir orgullosa que ha cerrado sus balances con beneficios a base de vender decenas de estos robots, tanto a institutos de investigación de medio mundo como organizaciones privadas.
Sin embargo, cuando se le pregunta por las previsiones de futuro del sector nacional, Roberto manifiesta un tímido optimismo :
En España hay un buen nivel de grupos de investigación en el campo de la robótica. Hay un montón de estudiantes que están obteniendo información y formación al máximo nivel. No hay duda de que tendremos investigadores de primer calibre. Sin embargo, es muy complicado mantenerlos en el país sin dinero para financiar proyectos interesantes.
Robotnik justifica las esperanzas que se tienen puestas en el sector de la robótica de servicio, con un número cada vez mayor de clientes y proyectos privados en detrimento de los fondos de carácter europeo (FP6 y FP7), que en muchas ocasiones han sido, son, y parece que seguirán siendo los auténticos salvavidas para este tipo de compañías en su fase inicial.
Roberto comenta al respecto :
Durante los programas marco europeos hemos obtenido financiación y formación de investigadores a la vez que contactos tanto de empresas como universidades que luego han encargado proyectos.
Robotnik con sus más de 12 años de vida, parece ser una de esas compañías que está empezando a disfrutar del sacrificio y duro trabajo hecho en sus fases iniciales, donde ni el dinero, ni el apoyo (fundamentalmente de instituciones públicas) abunda, y dónde una buena idea parece ser el único motivo para seguir tirando hacia adelante.
Erle Robotics es otro de los claros ejemplos de innovación y futuro dentro de este creciente mundo de la robótica, y especialmente dentro del cada vez más popular campo de los drones. Elegida como una de las 30 empresas de robótica con más futuro. Erle robotics se dedica a construir pequeños drones con fines educacionales que sirven para acercar este tipo de tecnología aparentemente cara y compleja a cualquier persona.
Esta pequeña empresa vasca con 9 personas en nómina, pero con un gran número de colaboradores alrededor del mundo, ha basado su tecnología en proyectos de código abierto (open source), que les ha permitido acceder a plataformas de software y hardware muy avanzadas completamente gratis. Es curioso como los nuevos emprendedores de la era digital valoran la filosofía del código abierto casi como un regalo caído del cielo que sus empresas simplemente, no pueden desaprovechar.
El marco regulativo recientemente aprobado por el gobierno sobre este tipo de naves no tripuladas, solo hace que agrandar las posibilidades de Erle Robotics en campos tan dispares como el reconocimiento aéreo, agricultura e incluso educación. Sin embargo, Víctor Mayoral, uno de los fundadores de la compañía, comenta que uno de los escollos más importantes para este tipo de pequeñas empresas sigue siendo la búsqueda de financiación para poder salir adelante :
El panorama nacional está francamente mal. Faltan fondos. Creemos que hace falta un empuje fuerte desde el ámbito privado para concentrar talento y sacar este sector adelante.
Muy pocos dudan del potencial de tecnologías con tantas posibilidades como drones o robots de servicio. Las previsiones para los años venideros apuntan a un crecimiento del sector de entre el 10% y el 15% en todo el mundo, pudiendo convertir el campo de la robótica y servicios asociados en un auténtico motor de crecimiento para países con ingenieros competentes y bien formados como es el caso de España.
Pequeñas y medianas empresas españolas tales (como Robotnik o Erle Robotics) empiezan a llamar a la puerta de un sector extremadamente competitivo controlado por compañías extranjeras, que en muchas ocasiones no cuentan con mejores ideas, pero sí con mejores infraestructuras y mecanismos de financiación.
Al otro lado del mundo, Japón (un país tradicionalmente asociado a las grandes corporaciones) se está empezando a convertir en uno de los claros ejemplos de este nuevo modelo emprendedor. En el país del sol naciente, pequeñas empresas como PARO Robotics (creadores del robot terapéutico PARO), CYBERDYNE (desarrolladores del exoesqueleto HAL) o VStone no solo han contando con una fuente de financiación estable proveniente de empresas más grandes, sino que además han podido beneficiarse del apoyo, visión y experiencia de sus respectivas universidades e institutos de investigación para poder comercializar las ideas que han surgido dentro de sus propios laboratorios. Esta fórmula de crear pequeñas empresas llamadas "spin-off" (o empresa derivada en inglés) enfatiza la sinergia entre la universidad (donde la idea se ha originado) y la pequeña compañía donde la idea se perfecciona y comercializa.
Es muy posible que la falta de financiación no sea el único problema al que se enfrentan las pequeñas empresas tecnológicas en España. Uno de los responsables detrás de AISOY, una pequeña empresa alicantina dedicada a la robótica personal y conocida por desarrollar el primer robot sociable "Made in Spain" comenta :
Es una pena que en la universidad no nos abran los ojos para lanzarnos a montar ‘proyectos’ relacionados con lo que nos gusta y tengamos que descubrirlo 10 años después de quemarte trabajando en temas que no son tu verdadera pasión.
Es cierto que dentro del ecosistema español, empiezan a surgir iniciativas interesantes para los nuevos emprendedores, el vivero de empresas Plug & Play o el famoso proyecto liderado por Juan Roig "Lanzadera" son algunos ejemplos. Sin embargo, tengo la impresión de que estos proyectos vienen liderados por empresarios, que después de saber lo duro que puede ser ir a contracorriente, han decidido poner su granito de arena y hacer el camino un poco menos cuesta arriba a las siguientes generaciones. Sin embargo, no parecen ser un síntoma de cambio generalizado dentro del pensamiento empresarial español.
No puedo dejar de pensar que a pesar de tener buenos ingenieros para desarrollar y crear ideas, y un creciente número de emprendedores que las puedan llevar cabo, la falta de una fuente de financiación estable no es más que la punta de un problema en el que se asienta nuestra manera de invertir y concebir los negocios, dónde como más claro ejemplo, las universidades e institutos de investigación, que se deberían distinguir por su carácter dinámico, audaz y atrevido no apoyan, ni guían, ni tutelan las ideas comerciales de los estudiantes que han formado durante años.
No dejo de preguntarme :
¿Perderá España también este tren?
Hay 4 Comentarios
Qué importantes son las buenas ideas, aunque es bien cierto que las ayudas del gobierno son escasas... O inexistentes.
Lástima... :(
Publicado por: FlashFreeOnline.com | 09/08/2014 10:57:40
Muy interesante, he leído el artículo con detenimiento y me gustaría opinar sobre algunos asuntos.
En primer lugar, no es malo que el tejido productivo de un país esté basado en empresas familiares. Lo malo es que estas empresas familiares no tengan visión a largo plazo porque, entre otras cosas, están con el agua al cuello.
En segundo lugar, me parece importante contar con centros de investigación de primer nivel, pero no lo veo imprescindible para que las empresas de robótica sean competitivas. Es más oportuno incentivarlas con bonificaciones o deducciones fiscales.
Por último, me gustaría hablar de la financiación. Hace dos meses se puso en marcha el programa SPARC, que cuenta con una dotación de 700 millones de euros de fondos europeos y 2.100 millones de euros del sector privado y con el que se pretenden crear 240.000 puestos de trabajo. Es un programa muy ambicioso que puede beneficiar a las empresas o grupos de investigación españoles que participen en él.
Publicado por: Miguel | 08/08/2014 18:56:23
Por supuesto que sí lo perderá. En España no interesan estas cosas, sólo a un puñado de gente 'rara'.
El resto de países ya van a la carrera para no perder el tren de la robótica. Como ejemplo pondré Aldebarán robotics de Francia, con todo el soporte que está teniendo del gobierno francés para que sea empresa puntera mundial.
Aquí, no sólo no se ayuda, sino que lo que se hace es poner trabas a todas aquellas empresas que intentan construir algo (que si más y más papeles, que si más y más impuestos).
En España solo interesa el dinero fijo y rápido (lease funcionarios y pelotazos). Ah! y también el turismo... y el fútbol. Y esto se aplica no sólo a los políticos sino también a la gente de la calle.
Pues ala, cada uno a recoger lo sembrado.
Publicado por: Ricardo Téllez | 08/08/2014 12:22:03
Sí 8-(
Publicado por: ES | 06/08/2014 16:01:54