Ilustración de Marta Vives.
¿Por qué seguimos Sexo en Nueva York? Las mujeres vemos esta serie una y otra vez. Y cada capítulo, dos, tres o cinco veces. En ocasiones, no queremos reconocerlo (ni falta que hace) ni explicarlo. Si estamos en pareja, la disfrutamos a escondidas; si estamos solas, nos despatarramos y nos dejamos ir, crédito tras crédito, musiquita tras musiquita sobre cartón del Empire State y con Sarah Jessica pisando el mismo charco de Manhattan y salpicando los mismos tules de bailarina en tonos pastel. ¿Por qué?
Conozco a fervientes espectadoras de la serie provenientes de ámbitos culturales y educativos bien diferentes, de ciencias o de letras, edades distantes, más o menos comprometidas social y políticamente, buenas lectoras, peluqueras o historiadoras de arte, del norte y del sur del mundo. ¿Por qué?
Además, lo admitimos: las cuatro protagonistas son pijas, no exhiben preocupaciones demasiado elevadas sobre la vida de los otros ni la muerte (especialmente, la ajena); hablan demasiado de Manolos (los zapatos carísimos diseñados por Blahnik); compran sin parar, usan inverosímiles y castos sujetadores en las escenas hot y…………………………………… (de nuevo, apelo a la línea de puntos para que usted, querido lector/a, rellene el espacio con sus argumentadas críticas).
Y le daré la razón, le daré la razón a todo lo que me diga, o a casi todo y, sin embargo, si Sex and the city se cruza en mi camino, seguiré enganchándome con algún diálogo sobre el eterno (y sexy) Mr. Big, con las contradicciones de Samantha y las reticencias antisentimentales de Miranda, incluso sonreiré con el ingenuo romanticismo de Charlotte (todas conocemos y queremos a alguna Charlotte del mundo).
Carrie sigue en idas y vueltas con Big y Samantha tiene problemas con el sabor del sexo oral.
Individuos del sexo masculino suelen enfadarse con este enganche. No entienden que alguien con hábitos de consumo artístico y cultural saludables, se ponga a ver “eso” en la tele. Al menos, es lo que me ha sucedido a mí. Los hombres que me han rodeado durante estos años (desde la primera temporada, en el 98, y hasta las actuales reposiciones) vituperan contra las cuatro “chicas bien” de Nueva York; a veces, sin siquiera intuir que soy capaz de repetir una tarde con ellas.
“Es sexista”, me decía, poco tiempo atrás, un hombre que, como tantos otros, parece tener algo personal con esta cuestión de Manhattan. “Si se hiciera una serie de hombres que hablan así de las mujeres, habría quejas en los medios”, insistía.
“Los guionistas son chicos y gais, por eso las protagonistas quieren sexo sin ataduras”, argumentaba, a su vez, otro hombre que admitía no haber visto nunca la serie... Nada más alejado de la ficción en que los personajes femeninos son tan sentimentales como usted o como yo, buscando erotismo y emociones profundas, alternativa y sucesiva o simultáneamente, apegadas o no al amor, tironeando o no, según las ocasiones, las estaciones, las pasiones, las afinidades y el compañero…
Apuntes al margen (para una reflexión) a cargo del filósofo Giles Lipovetsky en La tercera mujer (1997): “El sexo liberado, sin implicación emocional, tal vez convenga a los hombres, pero no corresponde a los deseos más íntimos de las mujeres (…). Mientras que las mujeres continúan reprochando al varón su inhibición emocional, las películas y las confidencias femeninas atestiguan el callejón sin salida que supone el casual sex, el eros sin romanticismo”.
Creo que la serie es terapéutica.
El otro día, sola en la cocina de casa, di con una escena gratificante en el gris del patio interior: un vecino exhibía un admirable torso al aire frente a la ventana abierta de par en par. Me entusiasmé con el descubrimiento hasta que recordé el episodio en que Miranda empieza a hacer muecas de aprobación al vecino en cueros de la ventana de enfrente y sigue con el ritual, día tras día, hasta que (sin ahorrarse el episodio bochornoso de rigor) se entera de que el chico es gay y que sus exhibiciones están dedicadas a otro vecino.
Vuelvo a acudir al varón Lipovetsky: “Antropológicamente, nos sentimos similares; psicológicamente, desemejantes. La reconciliación androginal anunciada no se ha producido”, sentencia. Según el sociologo francés, esta mujer actual “que puede hacerlo todo igual que los hombres” no expresa restos de “moralismo” sino la “importancia que las significaciones sentimentales revisten en su erotismo”.
Fragmento del segundo capítulo de la cuarta temporada: la vagina deprimida de Charlotte.
La serie que produjo HBO, de 1998 a 2004, sobre la columna de Candace Bushnell en The New York Observer, no habla solo de sexo, pero sí le quita hierro y densidad dramática a todo lo concerniente a la cama en femenino. Así, por extensión, permite liberar lastre en un ámbito que para la mujer occidental ha sido tan pesado y culpógeno durante buena parte de la historia contemporánea. De ahí mi mención al efecto terapéutico (balsámico, si se quiere) de esta comedia televisiva. De ahí nuestra adhesión a ese virtual espacio confesional, donde podemos convertir nuestras experiencias más desasogantes en humor y buen ver.
Hay 34 Comentarios
Muy buenooooo!!!!!!!!!!!!
Publicado por: Sex Shop | 27/10/2012 21:21:57
Muy buenooooo!!!!!!!!!!!!
Publicado por: Sex Shop | 31/08/2012 4:57:18
Al hilo de la serie y mis estudios sexológicos realicé una reflexión que se convirtió en un pequeño artículo del que adjunto y rescato algunos extractos; pero, antes quería señalar lo abrumador que me parece la resistencia mostrada en las diversas críticas que oigo y leo a la serie: que si son hombres-gay y no mujeres los guionistas, que si muestran excesivamente superficiales a las mujeres, que si no es creíble que las mujeres hablen así,… etc etc. Críticas de hombres y mujeres fruto de su propio ‘descoloque’ ante la gran novedad que mostraba la serie durante su emisión en el pasado: 4 mujeres que mantenían conversaciones explícitas sobre sexo y que además no sólo disfrutaban del hecho de ser ‘deseadas’ y seducidas, sino también de ser seductoras y ‘deseantes’, un valor tradicionalmente aceptado en la sexualidad masculina (inclusive, hoy día).
Y ahora, mis extractos:
“Quizás lo más llamativo sea el cambio ejercido en la sexualidad de la mujer como consecuencia de su mayor protagonismo e independencia social: ahora las mujeres también ‘aman líquido’ y ello trastoca los roles sexuales e incide en la crisis de la masculinidad contemporánea y de la pareja. Mujeres y hombres se parecen más socialmente entre sí que en otros tiempos: la división sexual del trabajo es menos estricta y más flexible, ya no se necesita al hombre para ser madre, y en los comportamientos sexuales uno y otro pueden mantener actitudes pasivas y/o activas sin prejuicios e igualmente de exigentes.
Las mujeres de hoy han sido educadas en el contexto de la ilusión de paridad absoluta, pero, comprueban que a pesar de su capacidad intelectual y éxito profesional no es fácil para ellas encontrar un compañero con quien formar una familia (bien reflejado en la serie norteamericana ‘Sexo en Nueva York’, representación asimismo de la Modernidad Líquida y del modelo de solteros hedonistas e individualistas señalado por Onfrey en su ‘Teoría del cuerpo enamorado’).
Sucede que las relaciones de pareja son difíciles de establecer y de sostener con continuidad en la sociedad posmoderna ante la paradoja de los modelos de sexualidad contradictoria en la que vivimos: por un lado, añorando las reglas del cortejo tradicional, fantaseando con el deseo, el amor y la sexualidad en relación con situaciones de dominación, protección y demás dones con que un varón de éxito se expresa, donde la mujer desempeña un papel más sumiso y secundario; por otro, persiguiendo al extremo la realización y el desarrollo de cada uno basado no sólo en la autonomía social y económica sino también en el éxito individual, aquí la mujer desempeñaría un papel más dominante y expansivo.
Ocurre así que la relación entre hombres y mujeres se sustenta en el aspecto amoroso sobre pautas codificadas a lo largo de generaciones, en modelos de sexualidad pasados y contextualizados en un marco más o menos sólido. Esos patrones de vínculos amorosos constituyen el aspecto más resistente al cambio y llevan consigo la inercia de roles y valores que chocan con las aspiraciones individuales de la mujer y del hombre de hoy, pero, entran también en contradicción con la Modernidad Líquida de extrema competencia en el que nos desenvolvemos. Este contexto competitivo se ha trasladado, inclusive, a los vínculos amorosos convirtiéndose la pareja en un campo de guerra y lucha interna (por ej: a ver quién es el que más gana o sabe más…).
En resumen, vivimos una época en la que los roles sexuales son líquidos, inciertos, a experimentar y a redefinir; y, todo ello proporciona en el individuo una indecible sensación ‘de crisis’ o ‘estar perdidos’ entre las normas de ayer (la sociedad sólida), las normas de hoy (la sociedad líquida) y su propia conciencia (el deseo individual); serían los costes de la ‘Nerviosidad posmoderna’ en términos de Freud.
…/
Obviamente, todo ello ocurre en el contexto de sociedades plenamente desarrolladas en donde los ciudadanos pueden desarrollarse como individuos abandonando lo colectivo; es decir, acontece en la Modernidad Líquida (Bauman, 2004).”
Publicado por: Charo Barco | 26/02/2012 17:47:49
Para Chema Rodriguez :
Lista, oculista,academista, ascensorista, bellista, charolista, cronista, culturista, cultiparlista, droguista, deísta, determinista, eramista, indigenista, montañista, rentista, dentista, rubriquista, ocultista, vocabulista, etc, etc, etc, etc, etc
Publicado por: xabo | 18/01/2012 0:01:20
Hace años que no tengo televisión y por tanto no sigo en absoluto ese mundo. Sin embargo he de reconocer que me picó la curiosidad oir, en su momento, hablar tanto de esta serie. Tuve ocasión de ver uno de los capitulos y me decepcionó bastante. Creo que el título es equivocado, deberían haber titulado este folletín "mujercitas en NY"
Publicado por: xabo | 17/01/2012 23:49:31
Samantha es total,a Carrie la encuentro tontorrona,las otras pues con sus chorradas, quizás se deba ser mujer para degustar sus excelencias, no lo critico, pero creo haber visto casi todos los capítulos,mea culpa.
Publicado por: Ramón Porta | 17/01/2012 11:12:16
Soy fan incondicional de la serie y, en especial, de Samantha. Y conozco a algún chico hetero que también es fan... creo que la famosa implicación emocional obligada que tienen las mujeres según los expertos sociólogos, filósofos y demás... no se cumple siempre. Y cada vez hay más casos.
Publicado por: Dora | 16/01/2012 1:00:02
Me he metido aquí otra vez porque veo que en mi blog ha entrado hoy alguien que lo ha pinchado desde aquí.
Y lo que digo ahora es: lo peor que tiene esta serie es que resulta más cursi que machista. Tremenda!
La señorita Carrie, la protagonista, aparte de tirarse el rollo "filosofía de las chicas" en esa página que escribe en el periódico y le da para comprarse tantos Manolos (puagh!), es ñoña como un repollo en su vida, en sus relaciones (además de dependiente de la propia relación, es decir, está enamorada de enamorarse o de estar enamorada), en esa pinta que lleva, con veinte mil marcas de ropa cara encima, y que va desde colegiala viejuna hasta prostituta de mundo de negocios, pasando por chica pretendidamente country para posar junto a una chimenea. En fin, todo depende, como siempre, de quién esté enamorada.
Mr. Big es un casposo que no tiene nombre. Paternalista, caprichoso y cabroncio.
Las amigas de Carrie, en fin... Samantha parece más inteligente que ella y desde luego más viva, pero claro, su cerebro es de pantera hasta que se le declara el cáncer (no recuerdo de qué, supongo que de mama), que la humaniza; Charlotte es una pija insuperable hasta que la supera su propia suegra, esa madre castradora senecta con lazote en la cabeza e hijo edípico. Y la otra, Miranda, tiene un pase porque ni es tan pantera ni tan cursi ni se viste como para que se la vislumbre a tres km. De hecho, si intento recordarla la veo en casa con un peto vaquero y el pelo rojo, y bastante poco sensacional, afortunadamente. Y con un noviete cutrillo, más riquiño que ricacho y más bueniño que tío bueno.
De todas formas, la serie me la tragué entera durante una baja...por depresión, metidita en la cama, ¡jajajaja! ¡Me la regalaron como "terapia", glup....Ahora no la trago.
Para neutralizarla vi, también entonces, Los Soprano, y estoy dispuesta a repasarla muchas veces.
Ah! En cuanto al sexo...¿qué tiene de extraordinario este sexo aparte de ser sexo en Nueva York? Para mí que es como el de Madrid, Alicante y Andorra.
Publicado por: Teresa | 15/01/2012 18:59:57
lola, gracias por referirte tan amablemente al blog "contraelamor" en tu comentario y, sobre todo, gracias por encajar con elegancia unas críticas al tuyo que, por lo demás, es muy probable que persistan, habida cuenta de línea ideológica que mantiene.
"Contraelamor" da forma a la propuesta de un nuevo modelo de relaciones personales que considera al concepto "amor" el núcleo de las deficiencias estructurales de la pareja tradicional (incluidos los problemas sexuales: ver las entradas recogidas bajo el título AMOR). Sólo destila desengaño si por ello entendemos "liberación del engaño".
O si entendemos que el desengaño, como estado sufriente de conciencia, es de todos: mío, de los otros lectores, tuyo...
Publicado por: contraelamor | 15/01/2012 15:51:12
Es más, podría añadir algo: Todas estas mujeres que se quejan que si es sexista, que relega a la mujer a alguien tan solo preocupado por el sexo y los trapos, y bla, bla, bla, creo que tienen un serio problema. Lo cortés no quita lo valiente. Se puede ser mujer trabajadora, liberada, culta y comprometida, y que te guste ir mona, comprarte unos zapatos caros y echar un buen polvo (y comentarlo con las amigas). Señor, señor cuanto estereotipo, y cuanta reprimida..
Publicado por: Nacho | 15/01/2012 12:12:07
Pues yo soy hombre, hetero, y me encanta la serie. Tiene sus cositas, si, pero me he pegado mis buenas carcajadas con ella...
Publicado por: Nacho | 15/01/2012 12:06:46
Vi pocas veces la serie, me parece hecha con cierta inteligencia pero con una superficialidad y frivolidad que para mí, exaspera. Ver esto es como comer en McDonalds, es ingerir basura a sabiendas, que puede dejar un pequeño momento de satisfacción pero una pérdida de tiempo (o de oportunidad de comer sano) que mejor usado da una satisfacción más profunda y elevada. Comer en Mc Pato a veces tampoco es la muerte... pero envenenarse seguido no es muy inteligente. Acá he observado que son las mismas mujeres que leen Cosmopolitan u Hola que miran con devoción esta serie. Son tan o más incompetentes que las de la serie para tener una vida personal medianamente feliz y con significado para ellas y para la sociedad. Y no encuentran una relación entre una cosa y la otra....
Publicado por: Paula | 15/01/2012 5:08:29
Cada vez que me asomo a este blog (lo he hecho tres o cuatro veces, desde que lo "descubrí" y me di cuenta de que es útil para echar las tripas cuando te pesan) alucino más: ¿cómo el periódico que lo sustenta está tan engañado? ¿O es para suscitar crítica y desahogo en estas chorradas mientras nos cuela informaciones acríticas y someras sobre la actualidad candente en el mundo?
Esto es retrógrado, como alguien dice más abajo; es carca, anacrónico, casposamente machista pero del año de la patata...y encima se vende como "avanzado": ¡Por favor, si todavía estamos así, propongo la desaparición de la prensa y de los blogs, que van por detrás del mundo real!
Publicado por: Teresa | 15/01/2012 1:27:01
A mi me gusto en los 90tas, eran como gays pero en mujeres. No creo de, una imagen adecuada de las mujeres hoy en día. Si en esa década abrio los ojos a la sexualidad femenina, hoy en dia, al revisarla, peca de superficial. Ya esta muy superada esa mujer que representan. Veo ademas muchas contradicciones del gion entre lo romantico y lo puramente sexual. AL final es tan confuso todo que suena demasiado irreal.
Publicado por: patxilus | 15/01/2012 1:26:40
¡No he visto en mi vida serie más falocéntrica! Todo un atentado contra la libertad de la mujer, que, en la serie es esclava de sus absurdos ligues: tontos, listos, feos o guapos... da la sensación de que Ellas se sienten poco, casi nada o nada, directamente, sin un pene cerca. Mira que hay capítulos...Pues en ninguno (las bien vestidas) leen un libro! Pensar en comer, ir de compras y el sexo... ¿Asi de simples somos las mujeres? ¡Sin comentarios!
Publicado por: MIRTA CHAMORRO PÉREZ | 15/01/2012 0:10:10
Contraelamor, te agradezco de verdad que entiendas y apliques el mecanismo de los enlaces! Me ha interesado tu comentario sobre la película Closer y los perdedores en tu blog, que por cierto ya desde el título destila mucho, mucho desengaño o lo parece, al menos. Sea por una razón u otra, el tema es realmente difícil de tratar, así que te felicito y te agradezco de nuevo tu tiempo.
Publicado por: lolahuetemachado | 14/01/2012 23:18:28
La ventaja de que se elogie una serie tan retrógrada como ésta en un blog con elevado número de visitas es que genera, sin quererlo, buenos comentarios críticos. En su defensa, lo de siempre: A mí me gusta y no tengo por qué justificarme.
Lo que la brillante filósofa feminista Celia Amorós propone como “feminismo de la sospecha” es el análisis exhaustivo de los lugares comunes del feminismo vulgar para rechazar aquellos que siguen siendo machismo camuflado. El machismo de Sexo en Nueva York, sin embargo, apenas lleva camuflaje alguno. Son mujeres tradicionales reivindicando poder serlo aunque eso las convierta en cuatro idiotas autodestructivas.
En la entrada Yo ya soy Libre, del blog vinculado a la firma de este comentario, podemos disfrutar de una de estas mujeres satisfechas con su opresión en plena (in)acción intelectual.
Publicado por: contraelamor | 14/01/2012 21:09:11
Me encanta la serie. La he visto entera y algunos capítulos, varias veces. No creo que represente estereotipos. Es cierto que gastan mucho dinero en ropa, pero sus reuniones me recuerdan a las que tengo con mis amigas, me he reído muchísimo, me entretiene y me gusta la forma que tiene de hablar de sexo. ¿Dónde está lo malo? Estoy completamente de acuerdo en que es terapéutica. Y, por cierto, no me identifico con ninguna de las protagonistas, pero cada una, en algún momento de la serie, ha reflejado algún aspecto de mí. Me encanta.
Publicado por: Rebeca | 14/01/2012 20:56:31
Serán pijas, serán serán adictas a las ropas, pero lo que me encanta de ellas es que hablan, sobre todo, de sexo.
Marta
www.mivibrador.es
Publicado por: Marta | 14/01/2012 19:54:04
Soy hombre y me encanta Sexo en Nueva York. La veo y reveo a todas horas. La tengo descargada en el ordenador. ¿Soy raro y la tenía que odiar?
Publicado por: fer | 14/01/2012 19:01:57
Son 4 niñatas pijas con dinero para quemar y sólo se preocupan de acostarse con todo el tío bueno que pueden para después casarse con un estirado o calzonasos según la protagonista.
Publicado por: XY | 14/01/2012 18:48:58
Lo mejor de esa serie fue su continuación: Mujeres desesperadas. En suma, lo de siempre, pero con sexo, que es lo que vende. Busco príncipe azul, y hago que follo mucho para parecer cool, osea, superguay. La moda era horrenda, ellas eran unas amargadas y cuando la cosa se puso repetitiva, a la que más follaba le salió un cáncer y encontró el amor. Manda carallo.
Publicado por: yo | 14/01/2012 17:25:02
Me gusta "Sexo en Nueva York" pero me gustaría mucho más ...sexo en mi pueblo.
Publicado por: salomón | 14/01/2012 16:07:35
Uol y Charo y algunos otros, mil gracias por participar y hacer de este sitio un lugar compartido y con comentarios divergentes y de calidad. Una indicación sólo: si queréis que salgan publicados, no pongáis dos veces el enlace a vuestra página porque si es así, el comentario desaparecerá engullido como spam. Ya lo tenéis enlazado a vuestro nombre, con eso basta.
Publicado por: lolahuetemachado | 14/01/2012 14:33:27
Ligar, ligaban, porque lo ponía el guión (es imposible ligar tanto con tíos tan guapos todooooo el rato)
Follar, follaban, porque lo ponía el guión.
Vestir, uf, que horterada de ropa la de Carrie, que combinación de colores espantosos! Y las bragas tamaño Bridget eran de espanto.
Y al final, todas quería casarse ¿es eso liberación?
Publicado por: Uol Free | 14/01/2012 14:25:54
En mi grupo de amigas, salvo en lo de las ropas y el pijoterío, somos muy parecidas en cuento al sexo. Tenemos casi los cuatro perfiles, igual el que más predomina en nuestro caso es el de Samantha, pero porque vivimos fuera de España y aquí en el extranjero te desinhibes mucho y los hombres son menos ñoños y están más abiertos a que seas más promiscua, cosa que en España aún te crucifica, por desgracia, en algunos ambientes más rancios... si todos hiciéramos lo que nos apetece, todo el mundo sería mucho más feliz.
Publicado por: Ludovica | 14/01/2012 14:09:49
Yo la he visto, entera, y veo capítulos sueltos cuando me apetece. Y soy un hombre de 40 años. La serie, quitando debates, es buena y está muy bien hecha (otra cosa son las películas). He tenido compañeras de piso, novias, rollos, etc., y todas estaban sorprendidas de que me gustara tanto.
Siempre me ha parecido genial por una cosa: las mujeres piensan que critica a los hombres y cualquier hombre que la vea verá que es una critica a las mujeres. Y éste precisamente creo que es el final del debate: ambos sexos somos iguales. Igual de patéticos.
Publicado por: Kiko Keke | 14/01/2012 13:07:39
Me considero feminista y me gusta la serie, si ponen algún capitulo siempre lo veo y me río mucho porque la serie nos invita a reírnos mucho de todas nosotras, y eso es siempre sano. No creo que las mujeres en general, al igual que los hombres, seamos ejemplo de nada y que las series con mujeres protagonistas deban dar un ejemplo de moralidad más que otras sabiendo que moralidad es algo que no vamos a encontrar en la televisión. Y partiendo de que hablamos de televisión, que por fin el sexo se descargue de la carga relacional (que no de la emocional) es siempre bueno para el feminismo porque no se trata de hacer lo mismo que los hombres sino salir del esquema convencional, que es siempre el principio de algo. Comprarse lo que les gusta y estar con las amigas es siempre plato de buen gusto tanto para hombres como para mujeres. No somos tan distintos pero sí nos movemos en un escenario, por supuesto, sexista. Los personajes de la serie son resultado de un mundo sexista de hombres y de capitalismo, y en él se mueven y revelan y sobreviven con lo más parecido a libertad que les deja el contexto. Esta serie es divertida, tiene situaciones inverosímiles y otras muy reales... lo que no es nada ejemplar ni gracioso es su escenario, que aun hiperbólico, no es más que el mundo en el que vivimos.
Publicado por: Rachel | 14/01/2012 12:53:06
Pues yo he visto la serie entera y me trago algún capitulo repetido y no me avergüenzo de ello, me parece una serie entretenida, rompedora y si, muy pija, ¿y que?.
Para la primera participante en el debate, una pregunta ¿Que es ser una mujer liberada? Es un concepto que siempre me ha dado algo de risa como ese otro de "sentirse realizada". Creo que a las feministas os han vendido la moto con esto de que para ser felices tenéis que ser igual de desgraciadas que los hombres. Trabajar como un burro para poder pagar facturas, llegar cansado a casa para levantarme a las 6 de la mañana al día siguiente no me hace ni liberado ni realizado, te lo puedo asegurar. Y soy hombre, gay, vivo solo y me tengo que hacer las tareas en casa por si empiezas a lanzar puñales. No entiendo a las feminista por que han conseguido tener los mismos defectos que los machistas, desprecio por el otro sexo. En general todo lo que termina en ..ista suele tener algo de desprecio hacia algo.
Publicado por: Chema Rodriguez | 14/01/2012 12:12:34
Soy adicta a "Sexo en Nueva York", y reconozco que me gustaría ser como ellas. No por tener dinero para comprarme lo último, sino ser tan abiertas en cuanto al sexo. Y es que a muchas...¿ no nos gustaría tener experiencias así con el sexo? Yo creo que a la mayoría. Siempre habrá una edad donde parar, pero esta edad es para disfrutar. Y por cierto, soy fan de Samantha!!
Publicado por: Alicia | 14/01/2012 12:02:38
Me encanta Sexo en Nueva York. Es verdad que las 4 son tias bastante ricachonas que se gastan 2000 € en unos Manolos pero luego no saben cómo enfrentarse al amor, igual que nos pasa a todas. Todas vamos a tomar unas copas con las amigas y nos lo contamos todo, o casi todo. Me rio bastante con Samantha, es total, tan abierta para practicar de cualquier forma el sexo (ya me gustaría a mí, pero claro, eso ES UNA SERIE!!)... La frase que más me gusta es en la que Carrie dice más que contenta cuando va hasta San Francisco a presentar su libro y coincide con Mr. Big "Esta noche voy a follar, esta noche voy a follar, esta noche voy a follar!!!"
Publicado por: Aineta | 14/01/2012 11:44:16
Me encanta sexo en Nueva York, más que los dialogos o las situaciones, alucino con la ropa que utilizan las protagonistas. Ahora me acabo de enganchar a una pequeña novela, gótica con heroínas románticas. Os la dejo por si queréis echar un vistazo
http://www.lee-gratis.com/index2.php?option=com_docman&task=doc_view&gid=168&Itemid=30
Publicado por: ana | 14/01/2012 11:28:23
Yo soy una de las enganchadas, y además veo "Pretty woman" cada vez que la ponen por la tele.
Estoy jubilada, tengo un título universitario. Mi compromiso politico y sindical viene de lejos, pero...
Me encanta la moda, aunque no la siga al pie de la letra ni me gaste la pensión en zapatos.
Creo que las cuatro amigas tienen mucho que enseñarnos: hay una parte de nosotras que desearía ser como ellas en cuanto al sexo...
¿Que no?...
Publicado por: Humo | 14/01/2012 11:24:26
verás, me niego a ver Sexo en Nueva york, por diversas razones.:
Vi un par de capítulos, y además de que no me resultaba entretenida, me pareció antifeminista del todo, relega la liberación de la mujer a dos únicos logros, Follar y comprarse ropitas.
¿eso es todo lo que tenemos en el cerebro? Por favor, Que estereotipos más baratos, A unas mujeres liberadas de verdad los designios de la moda se la repanfinflan .
No me gustó nada la serie , porque me parece que sigue un estereotipo muy claro de mujer pseudo liberada.
http://www.recetariodesirena.com
Publicado por: Charo | 14/01/2012 8:22:46