Sofoco, pero no ambiental. Calor que viene de las vísceras, trepa por el cuello, humedece la nuca y nos incendia la cara, nos sudan las manos, nos pica el pecho o las orejas, se nos ajusta el suelo pélvico. Cosquillas en el cóccix. Tendría que volver a sentirlo justo ahora para describirlo más certeramente pero mejor que no, mejor así, en frío: hablo del bochorno cerca del deseo. Cuando la vergüenza compite con la seducción y hasta con la libido, el resultado no es siempre la disolución del deseo.
Aquí está Regina Fiz, una performer exquisitamente provocadora que pone en foco el cuerpo y su rebelión, pero de ella hablaremos luego.
De la serie First collection (second take), un proyecto de la provocadora Regina Fiz Santos en colaboración con el fotógrafo Rafael Gavalle. El cuerpo y su rebelión siempre como temática. Expuesta hasta el 18 de mayo en La Juguetería.
Vayamos, pues, al territorio del bochorno: quienes hayan visto la encantadora película Las malas hierbas de Alain Resnais, hoy en cartel en España, entenderán de qué hablo: ¿recordáis la escena en que al galán maduro (interpretado por André Dussollier) se le atasca la cremallera de la bragueta justo en el momento en que por fin va a encontrarse con la mujer que más desea en el mundo?
Es un instante en el que nos reconocemos, ahí, desesperados, sudando… ¡no hay mayor desazón en la vida! Y, con todo, hay que tratar de adecentar ese agujero infame del pantalón ostensiblemente abierto y fruncido por el cinturón, que deja aun más a la vista un bulto del que asoman telas y sobresalen pieles sin domesticar.
Tráiler de Las malas hierbas, de Alain Resnais, con André Dussollier y Sabine Azéma
Fino e implacable, el maestro de la Nouvelle Vague compensa con ese humor del bochorno cotidiano la solemnidad que suele poner en juego la representación de una ansiada cita amorosa.
¿Quién no recuerda las vergüenzas vividas en infinidad de situaciones parecidas? Yo siempre he sido de tropezar por la calle, volar y caer estentóreamente, por ejemplo. Uno de mis hitos en este arte del tobillo que se dobla con la consiguiente (y destartalada) caída de cúbito ventral sucedió la tarde en que por fin conseguí que me invitara a salir el chico que me gustaba en primer año de la facultad, en Argentina. Nos despedimos antes de volver a clase, después de haber quedado para el día siguiente y me fui caminando sin mirar hacia adelante sino girando totalmente la cabeza hacia él (no podía dejar de sonreírle, embobada). Y caminé solo unos pasos hasta meter una pierna entera en una alcantarilla y terminar desparramada en el césped de la ciudad universitaria.
Otro de los top ten de este particular ranking del desacierto tuvo lugar ya en España: otro tobillo, un vuelo rasante y plaf de lleno sobre la transitada acera de la Gran Vía de Madrid, con un epílogo bochornoso (para mí) coprotagonizado por el bailaor Joaquín Cortés (a quien casi aplasto en la caída), intentando el pobre levantarme del suelo, a las puertas del teatro donde seguramente estaría actuando en esos días.
Obra de la serie fotográfica con la artista y performer, Regina Fiz, de Rafael Gavalle.
A propósito de los roces y de la artista que abre el post, Regina Fiz (a quien dedicaremos otra entrada, porque su trabajo merece mucho más que esta mención), sobre mediados de febrero se inauguró la exposición de su serie fotográfica First Collection (second take), un proyecto de la propia Regina en colaboración con el fotógrafo Rafael Gavalle, en La Juguetería de Madrid. El día de la apertura me acerqué, junto con otras de las autoras de este blog a ver su obra, y mientras charlaba con ella, en un espasmo absurdo del brazo, le volqué un vaso de vino tinto sobre su largo vestido de fiesta.
Mientras sacudía su estola blanca (ahora percudida de rojo), Regina restaba importancia al incidente, pero yo quería al menos remediar lo más grueso del desaguisado. Así, con un par de servilletas, comencé a recorrer de arriba abajo, centímetro a centímetro, sus larguísimas y tonificadas piernas, intentando absorber el líquido derramado. Durante los segundos que duró la tarea, pensé que si Regina me había parecido inquietante al saludarla, esta travesía inesperada de cintura para abajo estaba resultando francamente perturbadora para mí (y de no ser por el bochorno de la mancha, uno de esos roces muy placenteros). Confesión de parte.
Performance de Regina Fiz que llevó la productora La Pieza a la feria ARCO Madrid 2012 - Arco ARTFAIR Madrid. Tomoto Films, música de El Intruso. Su paseo por la feria, vestida de negro y con mantilla.
En la Galería La Pieza podéis encontrar buena parte de las obras de esta performer brasileña, exponente del 'arte queer', que vuela a menudo entre Lisboa y Berlín. Regina, revela ella misma, “es un resultado y también un proceso, un tránsito, un camino sin retorno en busca de otros géneros, otros cuerpos, otros deseos”. Les recomiendo especialmente su inquietante Glory hole y el festivo Queer walk.
El penúltimo bochorno al que haré referencia es el coito mismo. Sí, así nombrado el acto, con esta palabra odiosa que designa lo que designa. Es que si nos viéramos desde fuera en el momento más trepidante y rítmico de la unión sexual, muchos huiríamos de nosotros mismos. De poético no tiene nada. De romántico, tampoco. El escritor argentino Rodolfo Fogwill lo hacía diálogo en la excelente novela Vivir afuera: tras el orgasmo, Wolff le espeta a Mariana: “Qué cosa más ridícula es coger”. Ella le dice que a ella le gustó y Wolff dice que a él también, pero insiste: “¿No te resulta ridículo, después?”.
Es que, como bromeamos con mi amigo en la sobremesa del sexo, mejor no pensarnos en esos minutos culminantes porque ahí sí que somos bonobos. Por cierto, aquí les dejo un fragmento de un interesante documental de naturaleza, para que vean a nuestros antepasados disfrutando sin cargo de conciencia alguno y sin preocuparse por la imagen del momento.
La sexualidad de nuestros primos hermanos, los bonobos.
El último bochorno será el que cada uno de vosotros quiera contar. Espero que, después de mis confesiones, narréis al menos una de vuestras vergüenzas.
Hay 10 Comentarios
Hola, soy hombre, me gustan las mujeres a partir de los 35 años hasta 60 años, porque son centradas; desinhibidas, tienen experiencia sexual, conversan de diferentes temas, son serenas, saben lo quieren, saben lo que le gusta y lo que no, saben seducir sutilmente a los hombres y tmb saben lo quiere un hombre, son mas sensibles, tienen madurez emocional, tienen experiencia de amor, de fracasos, de dolor, digamos que me gustan las mujeres que tienen pasado, tmb me excitan las caras y el cuerpo de mujer de 40 hasta 60 años . El hecho de que sean seguras de si misma, las hace más atractiva, tienen ese encanto que me vuelve loco, no me detengo por la edad, por el físico, las mujeres maduras son una fruta madura están a punto, están en su mejor momento en todo sentido: son mujeres completas.
Publicado por: Alberto | 11/04/2012 20:08:49
Hija, que te pasa en los tobillos?? jajajajaja
Las fotos, horrendas. Parece porno cutre de los '80. malo, pero malo, malo.
http://elgatocuanticodesheldon.blogspot.com.es/
Publicado por: Sheldon | 10/04/2012 12:37:20
Cutrada total. Una muestra de mal gusto, fotos, y artículo. Digno de una motel o club de esos de polígono.
Publicado por: AES - Barcelona - España | 10/04/2012 4:12:35
De entre los muchos recuerdos que me vienen, elegiré el menos íntimo... Hace tiempo un amigo y yo habíamos quedado con con unas amigas de él en la feria del libro de madrid. Al llegar al punto de encuentro, cansados pues fuimos caminando bajo un sol de justicia, entre el gentio me fijo en una chica atractiva que estaba repartiendo unos folletos... y me quedé mirando sus pechos..y sentí que se dió cuenta. Pero, no aparté la mirada, porque estaba impresionado por lo atrayentes que me parecían o tb tal vez en parte por el cansancio.. Lo cierto (cosa rarísima en mi, pues si me doy cuenta de que me han "pillado" me corto inmediatamente avergonzado) es que detuve la mirada demasiado tiempo, y de repente mi amigo dice: Andrea! y se acerca a saludar a esta chica entre las decenas de personas que nos rodeaban. Genial, pensé, no hay nada como una primera buena impresión.. y no supe si acercarme o largarme de allí.
Publicado por: nico | 10/04/2012 0:55:40
La entrada en una sauna de un hotel. Yo con mi toallita después de un dia de curro horroroso, lista para disfrutar de un poco de intimidad y tranquilidad. La sauna a solas. Cierro los ojos y la cabeza se va lejos muy lejos, y mi pelvis cada vez mas y mas cerca, mas y mas grande, mas y mas todo. Noto un ruido y al abrir los ojos tres tipos sudando y sin dejar de clavar sus ojos en .. ¿mi pelvis?
Carla
www.lasbolaschinas.com
Publicado por: Carla | 09/04/2012 16:15:09
Yo la primera vez que me fui con un desconocido, como era inocente y muy inexperta no me quité los calcetines negros horrorosos de punto y hasta la rodilla que llevaba, para espanto del pobre tipo que me pidió si por favor no me los iba a quitar. Por supuesto que no -le contesté toda chula, sin saber ni lo que decía, por aparentar seguridad. Y allí que me metí en la cama con semejante antierótica y desastrosa prenda. A pesar de lo cual debo decir que nos lo pasamos mejor que bien...
Publicado por: Suzie | 09/04/2012 15:26:18
Bochornos haberlos haylos y los he pasado, los peores en el trabajo, y como dices al principio"humedece la nuca y nos incendia la cara, nos sudan las manos, nos pica el pecho o las orejas, se nos ajusta el suelo pélvico", cuando el tipo al otro lado del pasillo te mira como si te desnudara y no puedes dejar de mirarle porque te ha capturado y piensas que está haciendo lo mismo que tú, madre mía qué "malos ratos" laborales. Aunque en realidad a todos nos gusta.
Publicado por: Despistada | 09/04/2012 14:28:22
La verdad es que no sé si me atrevo a contar alguno. Desde luego en lo de las caídas por fallo técnico de los tobillos me suena bastante...
http://plumadepandora.blogspot.com
Publicado por: Dora | 09/04/2012 12:56:39
Difícil enumerarlos,creo que incluso uno no se da cuenta del mismo hasta que alguien (en este caso tu) insistes. Quizá dependa de la sensibilidad de la persona, o su falta de cultura sexual, por lo demás, me sigue encantando todos vuestros escritos,lo leo con curiosidad y también con intención de aprender,siempre hay algo que se me ha escapado, gracias.
Publicado por: RPort | 09/04/2012 11:46:06
¿Qué sería de la sensualidad sin el abandono? Mera gimnasia.
Una entrada muy interesante.
Un saludo
http://www.apaga-y-vamonos.com/
Publicado por: María Sánchez | 09/04/2012 10:14:47