Eros

Política y deseo: ¿hagamos el amor y no la guerra?

Por: | 23 de julio de 2012

“Yo siempre me acuesto en la primera cita”, espeta Baya, el personaje protagónico de Los nombres del amor, la ingeniosa comedia francesa de Michel Leclerc que se estrenó hace un par de semanas en España. “Es demasiado liberal para mí: es una pesadilla”, argumenta Arthur, la contrafigura masculina.

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El director de 'Los nombres del amor', Michel Leclerc, y su pareja y coguionista Baya Kasmi, cuando recibieron el César al mejor guión original.

Él se llama como la mitad de los hombres en su país, tiene más de 40, es veterinario y votante socialdemócrata ('jospinista', de Lionel Jospin, aclara a cada paso), un tío con un muro defensivo de miles de tabúes y secretos de familia. Ella, una veinteañera entusiasta de nombre árabe, hija de argelino y activista de izquierdas, se enrola en todas las causas sociales y, por sobre todo, en la oposición acérrima a Sarkozy.

Pero antes de que el pequeño Napoleón del siglo XX llegara al Eliseo, para rubor de buena parte de la Galia bienpensante, Baya ya tenía un plan: iba a convertir a los señores de la derecha en ciudadanos solidarios y libérrimos… a fuerza de unas cuantas dosis de buen sexo.

Entonces, surgen las preguntas: ¿Cuánto afecta la política al erotismo? ¿Y el sexo a la política?

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Otro tono: imagen de 'Eros + Massacre', de Kiju Yoshida (Japón, 1970), vía cineclub La Quimera.

La espléndida película de Leclerc (escrita a cuatro manos con su pareja, Baya Kasmi, y libremente inspirada en su propia historia romántica) actualiza aquel lema que tanto nos gustó alguna vez: “Hagamos el amor y no la guerra”. Por cierto, nada más apropiado que el humor sentimental, con sarcásticos guiños a la política, en este tiempo europeo muy revuelto, que no es la guerra pero…

 
Tráiler de ‘Los nombres del amor’ (o de 'los genes', en el original francés), de Michel Leclerc, hoy en las salas españolas.

No sé a ustedes, pero a mí la misión ‘evangelizadora’ de Baya se me daría fatal. Me resulta muy difícil compartir cama con alguien en las antípodas ideológicas.

Un día confesé aquí mismo cuánto me baja la libido descubrir un libro de Ken Follet en la mesilla de noche del partenaire; bueno, con el asunto sociopolítico me sucede algo parecido. También es cierto que si alguna vez que me ha gustado mucho alguien de quien he sospechado podía ser un ‘adversario’ político, antes de infligirme el castigo de la abstinencia he intentado convencerlo.

Absurdo, me dirán, pero así somos algunas mujeres: no estamos dispuestas a perder al galán, pero tampoco queremos que vote a los que no queremos que ganen. Entonces, cuando las palabras para seducir han  quedado atrás, ya entre caricias algo más subidas de tono, ahí es cuando llega el instante oportuno para esta suerte de chantaje erótico (en frases entrecortadas para que no suene tan duro): “(…) solo si me prometes que no votarás a tal…”, por ejemplo.

En uno de esos momentos de negociación me ha ocurrido que me digan: “Está bien, no voto a tal, pero tampoco a los tuyos”, y yo creo que eso ya es suficiente demostración de cariño, deseo o el sentimiento que a ti te guste asignarle a la relación en cuestión.

Todo fluye mejor (los líquidos corporales externos y los cefaloraquídeos) cuando coincides en principios con la pareja circunstancial o estable. Pero hay que averiguarlo. Al menos yo tengo que saberlo antes del amor, con el riesgo que eso implica para mi voluble deseo.

Una vez conocí a un extranjero que vivía en una región en la que la población votaba mayoritariamente a gente que me parecía en extremo nociva, políticamente hablando. La atracción con el chico era tan fuerte y, al mismo tiempo, yo tenía tanto miedo de que me decepcionara en el plano político, que me lancé a la piscina más pronto que lo habitual: “Tú que vienes de ahí, no serás partidario de…” .  Él sonrió y sacó un carnet que daba cuenta de su militancia en la oposición. Uf, no saben cómo allanó el camino aquella credencial.

Otra vez, un amigo hermoso, científico de los de las ciencias duras él, poco afecto a los devaneos políticos y prosaicos, en general, me habló de unas investigaciones que sugerían que ser de izquierdas o de derechas tenía que ver con la configuración cerebral, y yo sentí que esa sola frase humedecía zonas muy distantes de las cerebrales. De cómo es que una sentencia semejante puede hacer que uno muera de deseos instantáneos por quien la pronuncia es un misterio sobre el que seguiré indagando.

Cuando pienso en estas convicciones del alma que se vuelven ansias bastante carnales, me acuerdo de la desconfianza que le provocaba la falta de definición política a la esposa del miembro de la Resistencia francesa (interpretada por Dolores Morán) en Tener y no tener (1944), el clásico de Howard Hawks sobre libro de Ernest Hemingway, y en cuyo guión participó nada menos que William Faulkner.

 
En 'Tener y no tener' de Howard Hawks, la esposa del miembro de la Resistencia tiene contradicciones con Harry,  el marinero que 'solo hace su trabajo'. Estupenda Lauren Bacall.

Los memoriosos recordarán que la acción transcurre en Martinica y que Humphrey Bogart interpreta a un marinero que se declara neutral en plena II Guerra Mundial. De ahí el resquemor de la mujer frente a un hombre que, viendo el avance de los nazis y las persecuciones de Vichy, asegura que él solo trasladará a los resistentes en su barco porque va a cobrar el trabajo. Esto, hasta que ella se deja seducir por el lado profundamente humano del bueno de Humphrey, reservado hasta la extenuación.

Por fin, concedo que, digamos lo que digamos, el deseo es inexplicable. Y así como, según me consta, algún señor neocons ha confesado su fascinación por las chicas con rastas de la Puerta del Sol, también ha de haber morbos al revés: por ejemplo, el que le provoca el empleado de la corbata más recta, en la sucursal del banco, a la chica con falda hindú.

Y tú: ¿puedes irte a la cama con alguien en total desacuerdo político?

Hay 16 Comentarios

ostras, esto me recuerda aun libro que me estoy leyendo de Robert Greene

http://mejoresfrasesdecumpleanos.com/

Muy buenooooo!!!!!!!!!!!!

De jovencillo sí, me hubiera ido al catre con cualquier tía, con tal de que estuviera buena (buena a mis ojos, se entiende. Puede que para otros no estuviera buena). Pero tras más de cuatro décadas de vida, soy mucho, mucho, (mucho) más exigente. Las elecciones políticas de una persona definen bastante su personalidad, su cosmovisión, y eso me importa. Pero también hay imposibilidades fácticas: una tía con la que jamás me acostaría (de ultraderecha, meapilas y especímenes semejantes) tampoco se acercarían a menos de 100 metro de un ácrata y extranjero como el que suscribe. O sea que esto es sexopolítica-ficción, ya que la situación no llegaría a darse. Y en casos de aqui-te-pillo-aquí-te-follo, se habla poco, y de política menos. O sea que realmente no me quita el sueño el tema.

A la cama, sí; a la vida, no.

Porque no es sólo a quien vota, su ideología política sino todo lo que conlleva ese entorno. No podría, no.
Por suerte, nunca me ha pasasdo; será que, en el fondo, tampoco nos movemos por los mismo sitios.

La atraccion sexual no se incentiva mas o menos por la parte cerebral y politica de quien nos acompañe en la cama ese dia... pero si el morbo es descubrir que nuestro de esa noche/tarde/mañana es convencer de que vote al contrario... no vamos a neganos en poner todo el esfuerzo y toda la carne en convencer de lo que sea y luego, volver a convencer de todo lo contrario... :DDDD
www.elrincondelena.com

No sé, no sé…No tengo en gran concepto la política tal y como, por desgracia, creo que se entiende. Me refiero a esa identificación excesiva con las siglas de un partido político que nos lleva a gran parte de nosotros a adoptar no sólo un pensamiento respecto a cómo debería organizarse la sociedad sino toda una estética, e incluso un vocabulario y una forma de hablar. No creo que nos hagamos un gran favor dejando que la política penetre tan hondo en nuestra vida y en nuestra personalidad. Reconozco que dicha incredulidad proviene de un fondo de escepticismo sobre lo que la política, tal y como está actualmente instrumentada, puede hacer por mejorarnos a nosotros y a la sociedad. Antes bien creo que es al contrario. Por todo ello lo que me echaría hacia atrás, más que una ideología política determinada, sería la excesiva militancia política, ya fuese en un partido o en otro. No me apetecería acostarme con un programa electoral, tanto si es de izquierdas, de centro o de derecha.

una pareja no tiene por qué estar en todo, abosolutamente de acuerdo el uno con el otro.; pero si que , mayormente tiene que haber afinidad, porque si no la convivencia está mayormente en guerra casi siempre.
O sea que lo de caracteres contrapuestos en la pareja para evitar el " aburrimiento " es un tópico y una bomba de relojería, siempre a punto de estallar.....o estallando siempre .

Angustias, horrendo nombre de mujer, solo superado por aquello de "Tránsito",La Tránsito saliá en todos los cuentos de Juan Rulfo. Más o menos nestra sociedad se parece a la de ese señor. Le s siguen en horrendura Milagros, Encarnación y otrs maravillas católicas.

antes se hablaba de sexo y ahora de dinero.

Estamos en guerra. La prensa, en general, y la económica, en particular, muestran el campo de batalla. Angustias, todas. El amor vrs. la guerra: un clásico. El buen sexo quita la malaleche. Deberíamos obligar a los políticos a tratar lo erótico en campaña electoral. Sería un buen termómetro (los abracitos a la propia para la foto electoralista quedan fuera de tasación). Al menos nos reiríamos viendo como balbucea algún babuino bobo desde el armario que se niega a abandonar.

el deseo es inexplicable sino que se lo pregunten a txitxilo
http://www.youtube.com/watch?v=Dd8ZU-y6a_Y

Pues parece que ahora toca guerra. De todas maneras siempre s eme dio mejor. He usado una loción que decía que atraía a las mujeres y repelía los mosquitos, pero ha resultado exactamente al revés y estoy siendo atacado por escolopendras, cínifes, pterodáctilos, vampiros y el cuerpo aun más defromado de lo normal, que en mi caso no era mucho.

A ver, yo creo que aqui se habla de dos cosas muy diferentes, una cosa es un polvo con alguien que te pone mucho, y en este caso es muy fácil que te atraiga precisamente todo lo contrario a lo que tu eres, y otra mantener una relación estable, que aunque está claro que no hay reglas fijas, siempre tiendes a buscar a alguien de una ideología parecida, y solo parecida, a la tuya. Tampoco creo que haya mucho mas problemas si no es así. Yo tengo un caso muy cercano en el que él es digamos de izquierdas moderada y ella muy de derechas y llevan una relación de lo mas sana, todo con un cierto humor que para todo es lo mejor.

A mí me ocurre algo muy distinto. Que no soy capaz de acostarme con alguien que no respete mi discrepancia. Puede darme morbo alguien que esté en mis antípodas ideológicas, aunque sin extremismos. Concretamente yo soy liberal de derechas y si la otra persona es socialista o socialdemócrata (e incluso comunista) de izquierdas (es que también creo que hay socialistas de derechas, que son los peores), no veo el problema. Pero con alguien sectario que quiere que estemos de acuerdo no puedo (es que en realidad no hay dos personas que estén de acuerdo en todo). No sé, yo creo que para el sexo es importante la complicidad. Y la complicidad en la aceptación de la discrepancia yo creo que eleva esa complicidad... y otras cosas, jeje.

¿Erótica del poder?: Mario Draghi.
Podrás estar en sus antípodas ideológicos... pero ver su firma estampada en todos los billetes de Euro... pone!!!
Además, con ese aire de aburrido oficinista, me recuerda algun atormentado personaje de Antonioni...
No me suelen atraer tan mayores, pero, sin duda, en su caso, haría una excepción! Saludos!

Hola a todos.

Entiendo a Anne Cé. Curiosamente, este último fin de semana mi novia me dijo que sería incapaz de salir con alguien que fuese de derechas (yo nunca me he considerado de ninguna ideología, pero estoy a favor de la justicia social y de proteger y ayudar a los más débiles). Si mal no recuerdo, leí hace un tiempo que, según un experto, lo de que los polos opuestos se atraen es más bien un mito y que tendemos a salir con gente parecida a nosotros y que comparte nuestros principios y valores. Lo cual no implica que dos personas que mantienen una relación tengan que coincidir en todo. Evidentemente, podrán discrepar en cuestiones puntuales. Sin embargo, pienso que seguro que hay por ahí casos de parejas con ideologías contrarias y que viven una relación estable y feliz, aunque posiblemente sean muy pocas. Creo que el tener una forma de pensar en política contraria a otra persona que te gusta y con la que conectas en otros planos no tiene por qué hacer inviable la relación (salvo que se profese una ideología fascista o peligrosa). Además, y dicho sea con todo el respeto, hay que ser lo suficientemente inteligente a nivel emocional para separar lo político de lo amoroso. Como siempre, algunas de las bases de una relación sana son el respeto hacia creenicas distintas de las tuyas y la comprensión. No estoy de acuerdo en lo de hacer que el otro te diga que no va a votar a tal partido porque ¿quién es uno para decirle lo que tiene que hacer? ¿Por qué nos cuesta tanto y tantas veces respetar la libertad de elección de los demás? A no ser, claro, que se trate de un juego erótico o de una broma, en cuyo caso no tendría la menor importancia.

En cuanto a que el deseo es inexplicable, no es así realmente (al menos, en lo que se refiere a la atracción física). A principios de este año emitieron en el programa LA NOCHE TEMÁTICA, de La2, un interesantísimo reportaje sobre por qué nos atraen físicamente unas personas y otras, no. Los científicos son cada vez más capaces de dar respuestas a cuestiones que, en principio, están o parecen estar muy alejadas de la ciencia y sus métodos. Os recomiendo a todos que busquéis el programa y que lo veáis. Es muy ilustrativo.

Un saludo y buen día.

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Sobre el blog

Ni enciclopedia ni consultorio sexual al uso. He aquí un rincón erótico festivo dedicado a las relaciones y la atracción entre seres humanos, esa faceta que nos hace la vida más placentera, tierna, amorosa, plena… Un blog coral, con cinco autoras de todo origen y condición, que apuesta por el juego, la provocación, lo sensual y el sexo como acto libre, adulto, compartido, real o ficticio, siempre divertido... Eso sí, si tu mirada no es amplia y tolerante, mejor no te detengas aquí. Coordina Analía Iglesias. No sólo se admiten firmas invitadas, sino que son deseadas.

Sobre las autoras

Anne Cé. Nació en el sur austral (Argentina), en un tiempo beatle y en un país con altísima densidad de psicoanalistas y jugadores de fútbol. Periodista, quizá incluso a su pesar, narra lo que se le ponga delante. Y narra, y narra. Un día descubrió que el simple roce de una clavícula le erizaba la piel y entonces comprendió por qué le gusta tanto abrazar a un hombre.

Esther Porta. Segoviana, fue becaria en el mítico Tentaciones y allí hizo de todo hasta que sus conocimientos de sexo la convirtieron en Beatriz Sanz. Y gracias a ella, publicó artículos semanales de sexo, dos libros y fue reclutada como sexperta guionista del programa de Canal +: 'Sex Pópuli'. Cuando casi se le había olvidado (lo de escribir de sexo...) se mete a bloguera. Y aquí está, con tantas ganas de sexo (del uno y del otro) como siempre...

Venus O'Hara, de Reino Unido, con raíces irlandesas. Modelo fetish, actriz y escritora. Licenciada en Ciencias Políticas y Francés, reside en Barcelona, ha sido columnista sexual en varias revistas, tiene su propio blog de fetichismo y es creadora de 'No sabes con quien duermes', un confesionario para personas que llevan una doble vida. Publicó su primer libro junto a Erika Lust, 'Deséame como si me odiaras', en 2010.

Tatiana Escobar, de Venezuela (1976), ha escrito ensayos y poesía en español. Traductora y editora, en 2004 abrió en Madrid junto a sus socios la primera boutique erótica de España, La Juguetería Erotic Toys, para no tener que vivir de la literatura. Desde entonces vive del sexo. Y escribe, a veces, para sus amigos.

. Madrileña. Soñó con escribir y pronto descubrió una vía: el periodismo. Pero como tampoco valía narrar sobre cualquier cosa, eligió suerte y remató la faena con un posgrado en Sexología. Ha trabajado en suplementos de salud y medios especializados. Con la práctica ha acabado por darle un toque más sensual a sus letras. Y con ellas sueña en escribir, ahora, un libro.

Ilustracion
Venus O'Hara, Anne Cé y Silvia C. Carpallo, según 'Mi Petit Madrid'.

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El orgasmo de mi vida. Si ya no sueñas con príncipes azules, locos por pedirte en matrimonio, ni esperas que aparezca un millonario atormentado pero diestro en amores, con una Visa en una mano y un látigo en la otra, este libro es para ti. Porque El orgasmo de mi vida habla de eso, de mujeres realistas, lúcidas, independientes y eróticamente vivas, capaces de combinar esa cotidianidad que todas conocemos, con sus pasiones más salvajes. Ellas son las protagonistas de los relatos, sin guionistas que les digan lo que tienen que hacer, pero sobre todo, son las compositoras, directoras e intérpretes de los orgasmos más armoniosos de sus vidas.

Lux eróticaLux erótica. "Escribir sobre sexo era la propuesta y me sentí estimulada. Después de tantos años como periodista cultural y con mucha vida hecha en torno a la información y a la actualidad, tenía ganas de ponerle carne a la crónica. Porque nuestra más genuina actualidad como personas pasa por el relato del erotismo. Porque de atracción y de relaciones hablamos todo el tiempo en este tiempo occidental con ciertas libertades individuales garantizadas y rebosante de espíritu lúdico pero también algo desafectado y con nuevos descompromisos adquiridos...". Anne Cé.

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