Autora invitado: Victoria Tonellato (*)
Hoy nos envia su texto la autora del blog Confessionsfromanisland
‘No levantes tu mano, ni siquiera para acomodarte el pelo’, me instó una escocesa. Su acento indicaba claramente que era de clase alta. La miré con curiosidad y pude notar su tiara brillante, seguramente una reliquia familiar. Su consejo aludía a la subasta que estaba teniendo lugar en ese momento. Filas de personas en white tie, el código de vestimenta más estricto en cuanto a ocasiones formales se refiere, miraban al martillero con atención. Las mujeres tenían que usar vestidos que cubrieran sus tobillos y muchos hombres lucían kilts o uniforme militar. En cuanto un duque, patrón de la caridad para la cual se destinarían las ganancias de la subasta, obtuvo el objeto rematado, el baile se reanudó estruendosamente.
Estábamos en uno de los más prestigiosos bailes de gala de Londres y yo me encontraba allí por primera vez. Los zapatos pulidos dibujaban figuras en el piso y las risas explotaban tan pronto como alguien cometía una equivocación y terminaba chocándose con algún desprevenido. Los bailes eran grupales, una especie de danza campestre pero muy energética, casi salvaje, que dejaba moretones en las pieles más delicadas. El abrazo era fuerte porque se giraba vigorosamente como un trombo y, sin el apoyo del compañero, uno podía llegar a terminar en el suelo. En esos casos, la tradición indicaba que si quien caía era una dama, el caballero debería comprar una botella de champagne como disculpa. En cambio, si era un hombre, se esperaba una reacción rápida por parte del mismo para bajar su falda escocesa y así evitar exponer su virilidad al público general… era también tradicional que los hombres no llevaran ropa interior.
Fue entonces cuando me encontré girando al ritmo de las gaitas con un compañero de baile que jamás debería haber aceptado, un mujeriego empedernido, un líder nato, atractivo, intoxicante y letal. Siendo uno de los organizadores, Oliver había dado el discurso inaugural y su voz me había atraído como un cántico hipnótico. Al principio de la noche se habían repartido las tarjetas de baile y me transporté a una novela de Jane Austen. Se trababa de una lista de los bailes y un espacio adjunto para escribir el nombre del compañero con el cual se bailaría cada uno. Con seguridad casi altanera, Oliver había tomado mi tarjeta y llenado tres espacios con su nombre rompiendo toda regla ya que no se permitía bailar más de dos veces con la misma persona.
Las mujeres parecían desesperarse por no dejar ni un espacio sin completar. En contraste, muchos hombres dejaban un par de huecos que les permitieran jugar un poco en caso de conocer alguna chica nueva. Era una regla tácita que nada estaba dicho hasta el último baile, el cual se reservaba para la persona con la cual se deseaba abandonar el salón al final de la velada.
Fue entonces cuando los giros y contra giros me hicieron sentir mareada, a pesar de no haber probado ni una gota del champagne circulante, y recordé que había conocido a Oliver en un recital de música clásica. Ese día pensé que había alcanzado un punto de cambio en mi vida, tal vez de ahora en adelante sólo me tentaría ir a eventos de corte más civilizado y rechazaría cualquier aventura que amenazara con dejarme una innecesaria resaca de sentimientos encontrados.
Sin embargo, después del recital, y como en todo evento en esta ciudad, habíamos seguido al anfitrión en busca de un pub. Entre copas de vino, la conversación tomó un cariz ridículo, mencionando almas gemelas y puntos en común que tal vez no existían ni remotamente. No volvimos a vernos hasta que el baile de gala nos juntó nuevamente. Londres siempre da esas estocadas; a pesar de su inmensidad, los círculos sociales son pequeños y se tocan y convergen como en un diagrama de Venn.
La conversación que siguió al baile dejó en evidencia que él recordaba cada detalle de lo dicho la noche en que nos conocimos, aún aquello que yo no recordaba haber desvelado. Intenté escapar porque la química estaba actuando en mi nombre, llevándome hacia él sin que yo pudiera controlar nada. ¿Por qué será que la química se activa justo con aquellos que no se merecen que les dirijamos la palabra siquiera? ¿Por qué no prefería en cambio hablar con Jeremy, quien me regalaba palabras amables y me trataba con sus pulidísimas formas? ¿Por qué será que a mi edad todavía no aprendí a elegir al dulce Visconde Raoul y aún prefiero caminar hacia el Fantasma de la Ópera que se agaza en la oscuridad?
Me puse en la piel de un personaje inocente que se dejaba envolver por palabras hábiles y desafiantes. Ningún director de teatro puede trabajar con una actriz que rehúsa seguir sus indicaciones y yo, sin querer, me convertí en merecedora de un premio. Bajo pretexto de ayudarme a encontrar un taxi, me acompañó afuera y luego nos perdimos por calles semi vacías hasta alcanzar unos jardines privados. En mi euforia, borrachera mezcla de música de gaitas y síndrome de cenicienta, acepté el desafío de entrar a un jardín privado, de esos a los que sólo acceden los vecinos circundantes. La adolescente de uniforme escolar parecía estar bailando en mi subconsciente e instándome a dejar de lado el buen comportamiento. Un psicólogo tendría mucho que decir sobre mi madurez emocional y el poder que tienen los desafíos sobre mi instinto. Afortunadamente, no tuve que hacer ninguna acrobacia, ni saltar vallas a lo Nothing Hill, ya que resultó ser dueño de una llave para entrar a los mismos. Su casa miraba a los jardines.
Ni bien traspasamos la reja negra, comenzamos a besarnos sin preámbulo alguno. Su deseo era contagioso, y no medía consecuencias. Sus manos intentaban dibujar formas por encima de la seda de mi vestido sin detenerse casi en la cintura y bajando con avidez, atrayéndome hacia él y su kilt de lana sin dificultad alguna. Cuando nos despertamos del ensueño, entreabrí los ojos y la oscuridad me pareció normal. Me sorprendí al descubrir que, luego de una noche plasmada de febril actividad, mi vestido de gala siguiera en su lugar si bien ahora estaba arrugado y mal puesto. ‘Nunca más’, pensé adormilada, nunca más le daría una chance a alguien cuyo comportamiento despertaba sirenas de alarma más agudas y fuertes que el sonido de las gaitas de la noche anterior.
El sol se reflejaba en el escenario de un teatro al aire libre una semana después de mi aventura con Oliver. Estaba compartiendo un picnic con un grupo de amigos entre las carcajadas producidas por el humor irreverente con el que los actores se movían interpretando la obra. Llegó el entreacto y, como en todas las pausas, comenzó la verdadera obra. El diagrama de Venn se dibujó en el aire y volvimos a cruzarnos. Por supuesto, ¿cómo no sospechar que la ciudad volvería a actuar como lugar de encuentro? Obviamente su grupo social y el mío convergirían en algún punto y los conocidos en común harían de nexo para unir los puntos suspensivos.
Nos saludamos con una sonrisa de reconocimiento pero tuvimos que quedarnos en silencio. El segundo acto estaba por comenzar.
(*) Presentamos en ronda veraniega algunos blogs que se dedican y publican asuntos sexuales o eróticos o de relaciones amorosas, más o menos divertidos, amenos, sueltos, provocativos o directamente polémicos... a elegir. Recordamos aquí que los planteamientos, miradas y opiniones de los autores invitados son siempre eso: planteamientos, miradas y opiniones de los autores invitados. Muy personales.
Hay 12 Comentarios
When are you uploading a new story, Victoria?
Publicado por: Mark | 17/09/2012 23:59:33
Muy buenooooo!!!!!!!!!!!!
Publicado por: Sex Shop | 31/08/2012 5:11:25
Hello I share these videos of dance
http://www.youtube.com/watch?v=BAY9tgmyLEo
http://www.youtube.com/watch?v=QOEa-UdspzM
http://www.youtube.com/watch?v=e_JATsib3qY
http://www.youtube.com/watch?v=b259Hd2_ZrE
http://www.youtube.com/watch?v=uu_yzczU-QA
http://www.youtube.com/watch?v=sLO1B-dd4Ec
Publicado por: alf gar | 25/08/2012 22:56:08
Felicitaciones Victoria por esta nueva historia y por el talento que a venís demostrando reiteradamente en tu blog. Ojalá alguien se dé cuenta pronto de lo interesante e intrigante que son tus historias y te las publique en un libro!
Publicado por: carmen | 21/08/2012 20:45:12
Excelente y fidedigna vision de las calles y amores en Londres... muchas hemos intentado decir "nunca mas" a esos amores fugaces e intensos que por un momento creemos seran eternos. Gracias!
Publicado por: Ferchu | 15/08/2012 11:37:39
Wow! Me gusta esta historia y me parece muy exciting e inteligente...
Publicado por: Rita | 14/08/2012 22:23:03
Muy lindo y muy cierto... asi son los bailes de Londres y que sexy historia!
Publicado por: Robert | 14/08/2012 22:19:58
http://secretoseroticos.wordpress.com/
Publicado por: secretoseroticos | 14/08/2012 15:01:44
Excitante y elegante a partes iguales. Muy bueno.
Publicado por: secretoseroticos | 14/08/2012 15:01:26
Genial, aunque ahora mismo estoy un poco dominanta y no aguantaría a un director diciendome como debo actuar.
Carla
www.lasbolaschinas.com
Publicado por: Carla | 13/08/2012 18:19:44
Os dejo otro. Se llama Castillos de Papelhttp://www.lee-gratis.com/index2.php?option=com_docman&task=doc_view&gid=179&Itemid=30
Publicado por: carmen | 13/08/2012 15:33:03
Muy bueno! http://serendipity-fotografia.com/
Publicado por: Cristian | 13/08/2012 9:22:28