El fetiche de hacer cosquillas, también conocido como knismolagnia, o tickle fetish en inglés, es la práctica de dar o recibir cosquillas por placer sexual. Desde que lo descubrí, hace un par de años, confieso que se ha convertido en uno de mis fetiches favoritos. Puede consistir en cosquillas ligeras en cualquier zona del cuerpo que relajan, aunque las hay más intensas, en zonas sensibles como las axilas, las costillas o los pies, que no solo producen risa sino que, además, provocan una reacción en el cuerpo entero.
La persona que da las cosquillas es un/a tickler y la persona a la que le gusta recibir es un/a ticklee. Se puede hacer con implementos como plumas o incluso cepillos y peines de pelo en la planta del pie, que dan una sensación que no deja a nadie indiferente. A menudo, se combina con el bondage para aumentar la sensación del poder sobre el/la ticklee, o con un antifaz que acentúa el elemento sorpresa a la hora de recibir las cosquillas. Muchos fetichistas de cosquillas también tienen un fetish por los pies.
Venus O'Hara por Steve Wider.
Recientemente, me escribió Antonio, de 27 años, que estaba deseoso por compartir su fascinación por las cosquillas.