¿Podríamos abrir nuestro blog con imagen más tentadora que la de esta pierna flexionada que deja intuir regiones y roces? Cómplices, pícaras. Piernas. Las chicas sabemos frotarnos las piernas en situaciones sociales formales, con disimulo; con los muslos en tensión podemos acariciarnos por debajo de la falda. Sonreímos: ya no nos regañarán como a las niñas a las que les corrigen el tic todo el tiempo, para que no sean "impúdicas".
Ilustración original de Daniela Guglielmetti (del colectivo 'Dibujo a domicilio').
A veces nos ponemos medias con ligueros y sentimos cómo se cuela el aire fresco en el último tramo de las piernas y su recorrido final. Qué placer. Eso, sin siquiera rozarse con alguien. Ni hablar del goce infinito de hacer el amor con las medias puestas, con las ligas apretando los muslos y de ahí hacia arriba, el contraste de la libertad.
Empezamos por las piernas y acabamos en las piernas. ¿Qué hay de las posturas eróticas en que las piernas son las protagonistas?