Sobre el blog

Ni enciclopedia ni consultorio sexual al uso. He aquí un rincón erótico festivo dedicado a las relaciones y la atracción entre seres humanos, esa faceta que nos hace la vida más placentera, tierna, amorosa, plena… Un blog coral, con cinco autoras de todo origen y condición, que apuesta por el juego, la provocación, lo sensual y el sexo como acto libre, adulto, compartido, real o ficticio, siempre divertido... Eso sí, si tu mirada no es amplia y tolerante, mejor no te detengas aquí. Coordina Analía Iglesias. No sólo se admiten firmas invitadas, sino que son deseadas.

Sobre las autoras

Anne Cé. Nació en el sur austral (Argentina), en un tiempo beatle y en un país con altísima densidad de psicoanalistas y jugadores de fútbol. Periodista, quizá incluso a su pesar, narra lo que se le ponga delante. Y narra, y narra. Un día descubrió que el simple roce de una clavícula le erizaba la piel y entonces comprendió por qué le gusta tanto abrazar a un hombre.

Esther Porta. Segoviana, fue becaria en el mítico Tentaciones y allí hizo de todo hasta que sus conocimientos de sexo la convirtieron en Beatriz Sanz. Y gracias a ella, publicó artículos semanales de sexo, dos libros y fue reclutada como sexperta guionista del programa de Canal +: 'Sex Pópuli'. Cuando casi se le había olvidado (lo de escribir de sexo...) se mete a bloguera. Y aquí está, con tantas ganas de sexo (del uno y del otro) como siempre...

Venus O'Hara, de Reino Unido, con raíces irlandesas. Modelo fetish, actriz y escritora. Licenciada en Ciencias Políticas y Francés, reside en Barcelona, ha sido columnista sexual en varias revistas, tiene su propio blog de fetichismo y es creadora de 'No sabes con quien duermes', un confesionario para personas que llevan una doble vida. Publicó su primer libro junto a Erika Lust, 'Deséame como si me odiaras', en 2010.

Tatiana Escobar, de Venezuela (1976), ha escrito ensayos y poesía en español. Traductora y editora, en 2004 abrió en Madrid junto a sus socios la primera boutique erótica de España, La Juguetería Erotic Toys, para no tener que vivir de la literatura. Desde entonces vive del sexo. Y escribe, a veces, para sus amigos.

. Madrileña. Soñó con escribir y pronto descubrió una vía: el periodismo. Pero como tampoco valía narrar sobre cualquier cosa, eligió suerte y remató la faena con un posgrado en Sexología. Ha trabajado en suplementos de salud y medios especializados. Con la práctica ha acabado por darle un toque más sensual a sus letras. Y con ellas sueña en escribir, ahora, un libro.

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Venus O'Hara, Anne Cé y Silvia C. Carpallo, según 'Mi Petit Madrid'.

Nuevo libro

El orgasmo de mi vida. Si ya no sueñas con príncipes azules, locos por pedirte en matrimonio, ni esperas que aparezca un millonario atormentado pero diestro en amores, con una Visa en una mano y un látigo en la otra, este libro es para ti. Porque El orgasmo de mi vida habla de eso, de mujeres realistas, lúcidas, independientes y eróticamente vivas, capaces de combinar esa cotidianidad que todas conocemos, con sus pasiones más salvajes. Ellas son las protagonistas de los relatos, sin guionistas que les digan lo que tienen que hacer, pero sobre todo, son las compositoras, directoras e intérpretes de los orgasmos más armoniosos de sus vidas.

Lux eróticaLux erótica. "Escribir sobre sexo era la propuesta y me sentí estimulada. Después de tantos años como periodista cultural y con mucha vida hecha en torno a la información y a la actualidad, tenía ganas de ponerle carne a la crónica. Porque nuestra más genuina actualidad como personas pasa por el relato del erotismo. Porque de atracción y de relaciones hablamos todo el tiempo en este tiempo occidental con ciertas libertades individuales garantizadas y rebosante de espíritu lúdico pero también algo desafectado y con nuevos descompromisos adquiridos...". Anne Cé.

Inglés para pervertidosInglés para pervertidos."Se dice que la mejor manera de aprender un idioma es a través del sexo con un extranjero. Pero ¿qué haces si estás en la cama y no sabes qué decirle? Con Inglés para pervertidos puedes aprender todas las palabras y expresiones que siempre has deseado saber, desde lo más elemental al sexo más salvaje. El libro cuenta con ocho capítulos centrados en las partes del cuerpo, la cama, el LGBT, las compras sexis, el lado oscuro, el porno, el chat y la salud sexual. Cada capítulo contiene vocabulario, gramática y unos ejercicios muy originales que no encontrarás en ningún otro libro. Aprende todo lo que tu "English teacher" no se atrevería a enseñarte nunca. Y... si te cansas de estudiar, el libro incluye un montón de fotos mias para distraerte". Venus O'Hara.

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Eros

Tamaño XXL

Por: | 31 de marzo de 2014

Sí, de penes grandes, de eso hablamos. El título es lo que parece, porque el tamaño a veces nos importa. Y aunque para nosotras el tema siempre tiene un "depende", dicen que donde más importa el tamaño es entre hombres.

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           Dibujo a domicilio.

En efecto, el asunto del tamaño del pene tiene mucha relevancia entre los hombres, y precisamente para establecer jerarquías y liderazgos en los vestuarios que comparten los equipos deportivos, según un estudio hecho con jugadores de fútbol, rugby, tenis y cultores del fitness y el fisicoculturismo, algunos heterosexuales y otros gays, en Gran Bretaña, y que recogía un artículo publicado unos días atrás por The Independent

Pero empecemos por nuestros "depende". Lo primero que tengo que decir es que nuestra mirada al respecto es tan subjetiva que un mismo partenaire estará, para nosotras, más o menos dotado, según el grado de idealización al que lo hayamos sometido, su generosidad para el disfrute mutuo, su ternura o su cuidado en el trato (o las características que para cada una sean relevantes). Yendo al grano: el mismo sujeto puede tenerla "normal" o "pequeña", según nos hayamos sentido en cada sesión de sexo.

Cosas de la perspectiva que cambia con las emociones

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Eros africano

Por: | 28 de marzo de 2014

Por Ángeles Jurado Quintana

Oumar Ndao (Dakar, 1966) es un escritor, crítico literario y periodista senegalés radicado en Costa de Marfil. Presente y muy activo en Facebook, bajo el seudónimo Blanko Gbich, allí comenta las lecturas y las noticias que le interesan, lanza preguntas al ciberviento y publica extractos de sus escrituras del momento. Ha firmado títulos como C’est idiot d’aimer y Corps et âme y ahora trabaja en la paternidad y en un nuevo título, OverDose. Sus novelas tienen mucho que ver con el amor, el sexo, las relaciones.

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Leandro Lamas.

Hablamos, a caballo entre Facebook y Skype, sobre costumbres sexuales, comportamientos y estereotipos en los contextos africanos que conoce: sobre todo lo que pueda englobarse dentro de la famosa drague, como se la conoce en francés: o lo que es lo mismo, el flirteo o la seducción, que en algunos casos deriva, aquí y allá, en caza mayor o en guerra. Sin perder de vista jamás, eso sí, que nos manejamos con generalidades y estereotipos frente a 55 países o más y millones de maneras de entender el amor y el sexo.

Oumar Ndao recomienda, por ejemplo, para comprender cómo funcionan muchas relaciones, en el contexto urbano de Costa de Marfil, la lectura de un cómic muy popular en el país, que ha llegado hasta las pantallas de la televisión en forma de serie: Les sorcières ("Las brujas"). "Todas las jóvenes marfileñas no se comportan igual, ciertamente, pero algunas se han especializado en la 'estafa sentimental': hacer creer a alguien que le amamos con el único propósito de sacarle dinero u otra cosa", precisa, cauteloso.

Es una queja común entre algunos jóvenes del país. Si eres estudiante y no tienes dinero, no hay posibilidad de salir con una chica. Si tienes trabajo, puede ser peor: el sueldo se consume en regalos, invitaciones y salidas que ejercen de tributo forzoso, en muchos casos, a la pareja. Alguno se queja amargamente de que las relaciones se convierten en una forma de prostitución encubierta y de que algunas mujeres africanas llegar a ser demasiado materialistas.

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A solas, la 'petite mort'

Por: | 26 de marzo de 2014

Por Alicia Acosta (*)

Recuerdo perfectamente la primera vez que me masturbé, ni siquiera sabía que 'eso' era masturbarse. Fue en unas vacaciones en la costa valenciana. A la hora de cenar, la piscina de la urbanización estaba desierta y yo, jugando en el agua inocentemente hasta que al pasar por uno de los chorros de la depuradora sentí 'algo' ahí abajo. Como niña curiosa que siempre he sido, pasé otra vez por delante, y otra, y otra, hasta que decidí pararme frente al chorro.

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Dibujo a domicilio.

Desde ese momento, la masturbación ha sido una práctica que no he dejado de ejercer.

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El sexo de 'El príncipe'

Por: | 24 de marzo de 2014

Llega el séptimo capítulo y el interés no decae. El príncipe, la serie de Telecinco, está resultando un éxito de audiencia que no sé si alguien se esperaba. Hay morbito por el descubrimiento de unos márgenes desconocidos para la mayoría peninsular (aun con algún estereotipo non sancto) y morbito también por las relaciones cristiano-musulmanas que van subiendo de tono: en Ceuta, un grupo de agentes del CNI se infiltran en la policía para descubrir al 'topo' aliado con una célula terrorista. Resulta ciertamente oportuna una trama de amor y balas en la frontera africana de España, en días en que las horribles vallas, la represión y el tema del regreso de combatientes de la guerra en Siria abren casi todos los informativos y webs de periódicos.

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Faruq y Leila son marido y mujer en 'El Príncipe'. 

Cuando me contaron de qué iría la serie, yo pensé que sería una especie de Homeland a la española: en la serie norteamericana, un marine retornado de Irak (y convertido al islam) le da 'dolores de cabeza' a la CIA, especialmente a una eficiente agente (Carrie/magnífica Claire Danes), que está convencida de que él está integrado a Al Qaeda y ha vuelto a su país a cometer atentados. Entre tanto, como no podía ser de otra manera, la tensión sexual entre Carrie y Brodie (Damian Lewis) nos contagia una cierta agradable inquietud de este lado de la pantalla. Nada más sexy que aquella escena primera de amor en una cabaña, lejos de las cámaras de la CIA. ¿Se acuerdan? Fue cuando, en plena mutua complacencia post-cama, ella mete la pata y él se da cuenta de que ella lo está investigando: "¿Cómo sabes cuál es el té que bebo?".

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El amor prohibido de 'Homeland' entre la agente de la CIA y el sospechoso marine retornado de Irak y convertido al islam.

Todo esto para decir que nos 'ponen' las historias de suspense donde el erotismo se cuela en territorio del deber. Pero, no, El Príncipe no es Homeland, porque es un policial, sí, pero mucho más virado a la telenovela que hacia el thriller político, aunque no faltan la sangre a borbotones, las corridas y los estruendos.

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Tecnología para amantes a distancia

Por: | 22 de marzo de 2014

Julia y Luis llevan dos años juntos. Pese a tener carrera y un máster, Julia no encuentra trabajo, así es que, como muchos otros españoles, ha decidido irse a Londres a probar suerte y, de paso, aprender algo de inglés, para tener más oportunidades. Pero Luis se queda en Madrid: él sí tiene empleo, y no está la cosa como para dejarlo. Se dice que el amor es más fuerte que la distancia, pero ¿y el sexo? Skype ha abierto muchas perspectivas, es cierto, pero a Julia y a Luis, en ocasiones, les gustaría poder cerrar los ojos y llegar a sentirse el uno al otro por un instante. Quizás no sea un deseo tan difícil de realizar.

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Klic- Klic, para él  y para ella.

Se supone que la tecnología existe con el objetivo de hacernos la vida más fácil. Pero también más placentera. Es por ello que la Industria de la juguetería erótica ha sabido adaptarse a nuevas circunstancias, y también a nuevas necesidades. Entre ellas, la de conseguir que el sexo virtual sea un placer un poco más físico.

Lo más revolucionario, sin duda, son los juguetes sexuales interactivos para jugar en pareja. Entre ellos destaca Klic-Klic, el primer gadget sexual 3. 0, diseñado en España, para todo tipo de parejas, indistintamente de su orientación sexual. Se trata de dos artefactos: un juguete para hombres y otro para mujeres, a fin de que ambos se puedan conectar con el suyo a internet, y ser 'tocados' por la pareja a distancia (aunque los aparatitos tienen múltiples funciones). Lo más importante es que la vibración permite una conectividad bidireccional simultánea y en tiempo real. Así, uno siente diferente según dónde y cómo esté tocando el otro.

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Rosa, barro y azahar: un relato erótico

Por: | 22 de marzo de 2014

Presentamos, a continuación, el relato que ha resultado ganador del II Concurso de Relatos Eróticos 'ayquegusto'. 

Por Rafael Blasco López (*)

Con el abatimiento y el cansancio diario, el hombre tiró de la puerta del ascensor y entró en él. A los problemas habituales de su excesiva carga laboral se le sumaron las facturas que acababa de sacar de su buzón; pero ese día, nada le importaba.

El cielo gris y excesivamente nuboso no le beneficiaba, aunque hubiera salido antes del trabajo. La inminente amenaza de lluvia le impedía dar un simple paseo por la calle, pero sus planes eran otros.

La tardanza del ascensor le dio tiempo a compararlo con la lentitud con que transcurría su aburrida vida de los últimos años: la rutina había abierto una brecha entre él y su mujer, provocando un distanciamiento letal para el amor.

Con la mano izquierda entreabrió la bolsa de papel que sujetaba con la derecha, comprobando que las dos cosas que había en su interior seguían allí, con ellas todo terminaría.

Imaginó la entrada a su vivienda: como todos los días, abriría la puerta, depositaría las llaves en el cenicero del recibidor, se miraría la cara, un poco más vieja, y vería la de su mujer, afectada también por la dureza de su trabajo. No comprendía de dónde sacaba ella las fuerzas para recibirlo con una sonrisa (él solo tenía fuerzas para una mueca forzada).

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Getty.

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Protocolo para infieles

Por: | 20 de marzo de 2014

Para muchos, el simple hecho de ser infieles es inaceptable; para otros, es algo inevitable en una relación de larga duración. Sin embargo, yo creo que hay cosas aún peores que el simple hecho de ser infiel, porque lo que más duele es la mentira y la humillación.

A menudo, no es necesariamente una señal de que alguien quiera dejar su relación oficial: puede ocurrir simplemente porque alguien desea tener lo mejor de ambos mundos; es decir, la estabilidad de una relación y la emoción de vivir una aventura ilícita. Sea cual fuere el motivo, una vez que se ha tomado la decisión –o que se ha presentado la oportunidad– para ser infiel, yo creo que hay cosas que los infieles no deberían hacer nunca.

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Venus O'Hara por Yuky Lutz Imagen del libro 'Inglés para pervertidos'

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El día en que fui mujer

Por: | 18 de marzo de 2014

Por Rubén García Sánchez (*)

El día 8 de marzo yo me sentía mujer. Me desperté como todos los días, lo único que hice diferente fue salir a la calle con mis compañeras para reivindicar la igualdad de oportunidades y de derechos. Como me sentía mujer, pude cantar con propiedad aquello de Mi coño, mi decisión o Fuera los rosarios de nuestros ovarios.

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Dibujo a domicilio.

Habrá quien niegue que yo el 8 de marzo fui una mujer más en la calle. Quizá mi apariencia les llevaba a etiquetarme como hombre pero, en realidad, nadie me preguntó. Decidme, por ejemplo, ¿todas las mujeres tienen vagina? ¿todos los hombres llevan barba? ¿todas las mujeres se pueden quedar embarazadas? ¿todas se sienten atraídas por los hombres? ¿solo las mujeres se pueden maquillar o llevar el pelo largo? Considero que nada de esto tiene algo que ver con la identidad de género; esto es, sentirse hombre o mujer.

Mi identidad es un traje a medida en el que caben infinitas posibilidades. Salvo el 8 de marzo, el resto del año soy un hombre porque me siento así, forma parte de mi identidad. No soy un hombre porque piense o actúe como hacen los demás (rol de género), o porque me parezca al resto (estereotipo), ni siquiera me considero hombre por tener genitales masculinos. Mi identidad de género es fruto de mi experiencia y mi elección. Lo que significa ser hombre para mí es una cuestión personal, una definición propia construida a mi medida y que evoluciona conmigo.

¿Qué hay dentro de mi identidad? La manera en que soy hombre, los modelos de conducta que tengo (da igual de qué sexo sean), la actitud que tengo hacia la igualdad o incluso mi erótica. En este sentido, no hay nada más intransferible y hecho a mi medida que mi erótica, esto es, mi manera de amar y de relacionarme sexualmente. En mis fantasías sexuales, no hay detalle que me excite más que el cariño y el respeto que me muestra mi acompañante. Se aceptan todo tipo de juguetes, luces, ropas, aromas y música, pero no notaré erección alguna si no hay sinceridad en la mirada y una actitud percibida, aunque sea escondida y de soslayo, de cuidado y atención hacia mi cuerpo. A partir de ahí podemos sumar.

 

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Buscar, por puro instinto, otros lugares para besar

Por: | 16 de marzo de 2014

Lamer. Besar también, pero por ahora acariciar con la punta de los dedos, apenas rozar, erizar o refugiarse en su axila, lamerla. Otras artes, otras partes. Un encuentro.

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Dibujo a domicilio.

Reivindicar la ternura y la sensualidad para poder ampliar nuestros registros de placer y de conexión en cada encuentro sexual, propone la psicóloga Mireia Darder citando al biólogo Humberto Maturana.

"Abandonarse a las sensaciones del cuerpo (...) y en un auténtico compartir con el otro, en un encuentro de cuerpos, pero también de almas. Si nos damos permiso para explorar, todos poseemos una enorme capacidad sensorial que va más allá cuando se han disuelto los bloqueos del cuerpo mediante el trabajo corporal y tras un proceso de crecimiento personal", afirma Darder.

Amo lamer sus axilas

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Pros y contras de ser 'la otra'

Por: | 14 de marzo de 2014

Antonio Alcántara le ha sido infiel a su 'milano' y, desde entonces, España está conmocionada. Claro, todos entienden que Ariadna Gil era una gran tentación pero, sin desmerecer a Inmanol Arias, pocos se han planteado qué es lo que lleva a una mujer a enredarse con un hombre casado. 'Ser la otra' no es ni mucho menos algo que solo pase en la ficción, y es que ya se sabe "prohibir es despertar el deseo".

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Una escena de la serie española 'Cuéntame como pasó'

Quizás cuando lo conociste no sabías que tenía pareja. O ya te gustaba tanto que pensaste que te daba lo mismo. Incluso puede que eso nunca fuera un inconveniente para ti. Aunque lo ideal sería que pensasemos en aquello de "no hagas lo que no quieras que te hagan a ti", hay que admitir que vivimos en un mundo muy individualista, en el que solemos pensar más en nosotros mismos, que en cómo afectan nuestras decisiones a los demás.  Por eso, el "yo no estoy engañando a nadie, es él quien tiene pareja" es una afirmación que puede tener su lógica si no pensamos en que, a veces, nos estamos engañando a nosotras mismas.

Reconozcámoslo: ser la amante, inicialmente, puede tener sus ventajas. Todo es juego, sexo y seducción. Contigo pasa los ratos divertidos, y el hecho de que 'esté mal' lo hace excitante. El verse a escondidas tiene su morbo, para qué lo vamos a negar. Ser la otra puede, incluso, llegar a suponer una especie de reto personal. Saber que pese a tener una mujer en su vida, arriesga cosas por estar contigo, sin duda, sube la autoestima a cualquiera, y no es una cuestión tan baladí como parece.

Aunque, desde luego, lo que resulta llamativo es que es una relación 'fácil'. Nadie exige nada a nadie, no hay compromiso, ambos sabéis las reglas del juego, y simplemente os dedicáis a jugar al mismo. Lo dicho, al principio.

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Los peligros del cibersexo

Por: | 12 de marzo de 2014

Una vida sin riesgos sería muy aburrida. Sin embargo, a veces, en según qué cosas, cuesta protegerse sin comprometer el placer. Para el sexo real hay preservativos pero, ¿cómo podemos protegernos en una sesión de cibersexo? Es cierto que el cibersexo no conlleva el riesgo de infecciones de transmisión sexual, está claro, pero sí que existen otro tipo de peligros: el más grande es que nuestro chat privado  deje de ser privado.

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Venus O'Hara por Lourdes Ribas

Hace unos años trabajaba de consultora fetish para varias compañías de webchat. Me resultó un sector fascinante, sobre todo cuando me dieron crédito para charlar con las chicas webcam, con el objetivo de entender cómo funcionaba el negocio. La verdad es que me sentía como una voyeur mientras me 'formaba', porque yo las veía a ellas, pero ellas no me veían a mí (y me imagino que pensaron que era un hombre más masturbándome mientras escribía con una sola mano). Sin duda, fue muy entretenido observar todos los trucos que tenían para mantenerme conectada, porque se cobraba por minuto de conexión, y todas sin falta prometían ser mucho más atrevidas si pasábamos a una charla privada, que era mucho más cara.

Curiosamente, las que más facturaban no eran las que más mostraban. Al contrario, las que más facturaban eran las mujeres fetichistas de pies, de tacones o de uñas que ni siquiera enseñaban la cara. Estas mujeres cobraban entre cuatro y cinco dólares el minuto por mostrar su tacón a la cámara, o introducir sus uñas largas en una manzana por ejemplo, y había muchos clientes dispuestos a pagar más para ver menos. Naturalmente, al mirar las cifras de facturación, la empresa vio una oportunidad comercial en ampliar la categoría del fetichismo.

Durante mi tiempo ahí tuve una compañera cuyo trabajo era espiar a las chicas webcam durante sus sesiones. No podía creer que existía tal cosa cuando me lo explicó, pero aprendí que la misión principal de su trabajo era comprobar que las chicas estaban cumpliendo con las normas de la empresa... por ejemplo, que no estaban consumiendo drogas durante la sesión, entre otras actividades prohibidas. Me preguntaba si las chicas eran conscientes de esto, o si quizás era algo que aparecía en la letra pequeña de su contrato. Entonces, el mero concepto de un videochat privado era un engaño total.

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Venus O'Hara por Lourdes Ribas Imagen del libro 'Inglés para pervertidos'

Después de esta experiencia laboral, no me sorprendió mucho leer la noticia en The Guardian sobre el descubrimiento que la inteligencia británica había interceptado y almacenado imágenes de webcam de más de 1.8 millones de cuentas de usuarios de Yahoo a nivel mundial, incluyendo una gran cantidad de comunicaciones con contenido sexual explícito.

Está claro que es difícil –o imposible- reducir el riesgo de ser espiados por terceros durante una sesión de cibersexo, sin embargo a veces el peligro puede venir de la persona con quien estamos charlando. Para reducir estos riesgos, aquí hay cuatro consejos para tener cibersexo de una manera un poco más segura:

-No tener cibersexo con desconocidos (aunque es cierto que los conocidos, a veces, tampoco son de fiar).

-No mostrar la cara.

-No muestres más de lo que deseas mostrar. Si te sientes presionado, probablemente no es una buena idea continuar con la charla.

-Asegúrate de que no haya un grupo de desconocidos mirándote sin tu consentimiento.

A pesar de los riesgos evidentes del cibersexo, no pienso parar. Así que, Sr. Skype, o quien sea, si me estás observando la próxima vez que haga cibersexo, ¡que disfrutes el show!

Por Miguel Vagalume (*)

Cuando a alguien se le habla de poliamor o de cualquier otro tipo de relación no monógama, lo primero que le preocupa son los celos. "Yo no sería capaz de ver a mi pareja con otra persona", dicen casi todos, casi siempre.

Irene!

Fotos de Irene Díaz.

Los celos son esa palabra a la que se recurre como un resorte para justificar lo que se hace al sentir que aparecen, o lo que no se puede hacer para intentar evitar. O el arma arrojadiza preferida entre quienes acaban de empezar en el poliamor. "¡Tienes celos!", como si fuese un delito.

IreneIV

Los celos, en realidad, no se refieren a nada concreto. ¿Qué se siente?. Para uno/as es una sensación de inseguridad, o miedo a que su pareja les abandone. Para otro/as:  ira, tristeza, competitividad, territorialidad... Creemos que todo el mundo habla de lo mismo al nombrar los celos, pero en realidad cada persona se refiere a algo distinto.

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Las mujeres tenemos una capacidad superior para el goce

Por: | 06 de marzo de 2014

Mujer, esa palabra, y marzo, ese mes en que todo se prepara para nombrarla, celebrarla.

Ser mujer, decíamos, connota lo figurado antes que lo literal, porque lo femenino abre (nunca cierra) infinidad de sentidos, de formas, de acciones y misterios. Sentimiento antes que razón. Lo inacabado antes que la perfección. 

Amor antes que nada. Pero también roles here/dados, obediencia y, a veces, rebelión. De todo esto habla Mireia Darder, psicóloga, cofundadora del Instituto Gestalt de Barcelona en un interesantísimo libro, que acaba de publicar, llamado Nacidas para el placer. Instinto y sexualidad en la mujer. Con ella dialogamos en esta entrada.

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Dibujo a domicilio.

"Veo a mi alrededor a muchas mujeres que priorizan la seguridad a la satisfacción sexual. Viven en el dilema entre abrazar al hombre que despierta su pasión y deseo o a aquel que les proporciona seguridad. Imaginemos una sociedad en la que no hiciese falta renunciar a nada y la seguridad estuviera garantizada, entre otras cosas, porque los hijos son cuidados por toda la comunidad y no exclusivamente por sus progenitores. Algunas mujeres optarían por la libertad y otras seguirían prefiriendo una pareja estable (...) Muchas mujeres nos sentiríamos más libres en una sociedad en la que se permitiera más pluralidad de roles", afirma Darder. 

"Si tanto las mujeres como los hombres nos guiáramos en las relaciones únicamente por el placer, nos ahorraríamos mucho sufrimiento y dolor", escribe y propone. 

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¿Toleramos más la violencia que el sexo en la pantalla?

Por: | 04 de marzo de 2014

Cuando analizamos si comprar o no un videojuego a nuestros hijos o qué película pueden ver, dos de las palabras que vienen a nuestra cabeza son sexo y violencia. Dos conceptos complejos que, a veces, se mezclan y que, sin embargo, tienen connotaciones diferentes. De hecho, si lo pensamos un poco, hasta misteriosamente, en nuestra sociedad hasta parece que tuviéramos menos tabúes con la violencia que con el sexo. ¿Es que acaso nos llevamos peor con la vida que con la muerte?

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Fotográma de la película 'Nynphomaniac' de Lars Von Trier. 

Un claro ejemplo: decidir cuándo cambiamos o no de canal. Parece un gesto simple y, sin embargo, si lo analizamos, vemos que podemos sacar muchas conclusiones al respecto. Escena primera, estamos viendo con los niños, a la hora de cenar, la típica película ‘de tiros’. La gente estalla por los aires en múltiples explosiones; el protagonista se va cargando, sin ton ni son, a todos ‘los malos’ que se cruzan por su camino. Ni nos inmutamos: es una escena típica y nadie le da importancia. Pero ojo, pasemos a la siguiente secuencia: esa en la que ‘el prota’, para liberar tensiones, se pasa por la casa de la chica de sus sueños y vemos cómo se van encendiendo por momentos, hasta que la cosa acaba en la cama. No queremos que los niños se nos escandalicen, así que cambiamos de canal.

Si esa escena no era especialmente explícita, mostrar un momento de amor entre un hombre y una mujer, quizás no fuera tan llamativo, como el hecho de banalizar la muerte. De esta manera, estamos dando, inconscientemente, una connotación negativa a lo relacionado con lo sexual y positiva, a lo relacionado con la violencia. Si bien hemos hablado muchas veces de que la educación sexual debe ser reglada e impartida en los centros educativos por profesionales, es igual de cierto que la educación, en todos los sentidos, también empieza en casa, y que los niños toman nota de todo lo que hacemos. También en esto.

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Ocho motivos para masturbarse

Por: | 02 de marzo de 2014

Nunca entendí por qué la hermana Mary Margaret, una monja del instituto, insistía tanto en que durmiéramos con los brazos encima de la manta cuando íbamos de excursión. No tenía sentido, sobre todo con el frío de Inglaterra. Creo que cuando se apagaba la luz, todas volvíamos a bajar las manos al calor de la cama. Tardé años en entender por qué esto estaba prohibido, pero cuando por fin caí en la cuenta del motivo, no puedo negar que me hizo cierta gracia: me pareció tan ridículo.

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Venus O'Hara por Lourdes Ribas

Me sorprendió que este truco de dormir con las manos encima de la manta fuera omitido del artículo de consejos para evitar este acto de autoamor, publicado en ABC hace un mes. Igual que Anne Cé. yo me preguntaba ¿Para qué evitar la masturbación?

Después de recibir una educación católica en un instituto de monjas, se puede decir que he ido de un extremo a otro. Pero yo tengo claro que Dios me dio un clítoris por algo, y no considero que sea pecado disfrutar de este gran regalo cuando estoy sola. Al contrario. Por eso, hoy quería hablar de los motivos para masturbarse.

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El País

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