Basta una 'almohadilla' delante de una palabra (en lo posible, una combinación de dos términos ingleses) para crear una tendencia. Hablamos aquí del aftersex selfie, y se nos quedó en el tintero el fitsex, pero el verano va dejando nuevas modas. Pasamos del facekini al burkini, y de allí a lo que ha estado arrasando en Twitter durante las últimas semanas: el fatkini.
Una de las fotografías que puede encontrarse en Twitter bajo el hashtag #Fatkini.
La etiqueta no tiene mucho para descifrar. Se trata de mujeres que, hartas de que solamente Ana Obregón pueda hacerse un posado de verano, han decidido que quieren lucir su cuerpo, tengan el tipo que tengan. Porque la belleza, obviamente, no llega solo hasta la talla 38, por mucho que se empeñen grandes marcas como MANGO.
Así, mujeres de todo el mundo han colgado en las redes sus fotos, incluyendo este hashtag. Como consecuencia, además de volver a poner de moda este tipo de traje de baño alto de dos piezas, por supuesto, han abierto más de un debate. Y es que, si bien muchos artículos han hablado de la revolución de las 'mujeres reales' a lo ancho del mundo, hoy la cuestión pasa por el 'fatkini'; es decir, ¿en qué talla nos plantamos para decir que alguien puede considerarse 'fat'? ¿Quién decide lo que es estar gorda y lo que no? ¿Cómo influye que nos pongamos esa etiqueta a nosotros mismos?