Cuando vi que se estrenaba '¡50 sombras! El Musical' en Madrid, me extrañé un poco. Por aquello de que llevar sexo explícito a las tablas me parecía un tanto complicado. Ya había vivido cómo el erotismo de las fustas podía sentirse intensamente, sin tener que enseñar de más, en la reciente adaptación de ‘La venus de las pieles’, pero lo del cuarto rojo del placer y del dolor del Sr. Grey no lo terminaba de ver mucho, la verdad. Todo se aclaró en cuanto pude documentarme un poco más sobre la obra, y entender que en realidad no era sino una parodia. Claro, pensé, ‘el sexo, si es con humor, dos veces bueno’.
Una de las imágenes promocionales del musical '50 sombras!' que se representa en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid
El caso es que la trama del musical, que ya está en Madrid para quien lo quiera disfrutar, se basa más bien en la historia de tres amigas que forman un club de lectura y deciden adentrase en ‘50 sombras de Grey’, buscando encontrar a su propia ‘diosa interior’. Así, a través de sus ojos podemos sentir no solo la excitación que les produce el descubrimiento, sino, también, y sobre todo, lo absurdo de los personajes y de la supuesta historia de amor. Me pareció genial que en vez de frustrarnos tanto con los roles prototípicos, fuéramos capaces de ridiculizarlos con ironía, aunque quizás a veces exagerando de más, para mi gusto personal. Pero bueno, si fuiste de las que conseguiste humedecerte con la lectura, con el musical, lo que podrás es ‘mearte de la risa’.
Todo esto me ha llevado a pensar en que nos seguimos tomando el sexo demasiado en serio. En serio os lo digo. Casi parece una obligación tener orgasmos múltiples, y hacerlo todos los días (que he de confesar, que a mí la lasaña me encanta, pero si me la pones todos los días para comer… pues eso). No me extraña que al final el sexo se vuelva motivo de frustraciones, discusiones de pareja, y casi de enfrentamientos familiares. Y es que lo que nos pasa es que no sabemos tomarnos estas cosas con humor, cosa extraña en un país en el que de casi todo hacemos un chiste.