"Hace seis meses que no quieres nada y hoy quieres sexo sobre el escenario", se queja la actriz que encarna Naomi Watts en Birdman, fastidiada con la torpeza de su compañero que se resiste a desaprovechar la erección y sigue arremetiendo debajo de la sábana que los separa de una sala de teatro llena de gente. Allí está otro excelente actor, Edward Norton, haciendo de excelente actor e insufrible hombre, levantando sonrisas y adhesiones, además de reflexiones.
Edward Norton y Naomi Watts en una secuencia de la premiada 'Birdman' de Alejandro González Iñárritu.
Espero no incurrir en el spoiler, pero hoy -cuando Birdman se perfila como favorita para todos los premios- hay que hablar de la sexualidad masculina que tan agudamente pone en el centro de la escena el realizador mexicano Alejandro González Iñárritu (y sus coguionistas Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris y Armando Bo).
Forcejear por sexo sin dar amor ni ternura, sin prestar atención al partner, solo por aprovechar un pene enhiesto, es algo que algunos hombres practican y a lo que las mujeres rehuimos. Nada nos baja tanto la libido como la sensación de ser un receptáculo cualquiera, ese que le queda a mano al señor y que en ese momento necesita para aliviar su azarosa erección. Paréntesis: en este blog hicimos alguna vez una incompleta lista de cosas que nos deserotizaban y no incluimos esta de sentirnos hueco aleatorio de erecciones ídem (o de interminables erecciones químicas).