Una serie sobre una infidelidad. No parece un tema que pueda dar tanto de sí, y sin embargo, cuando empecé a ver The affair, me enganchó al instante. Son muchos los comentarios que se han hecho sobre la primera temporada de esta apuesta de Showtime, la gran mayoría buenos, unos cuantos malos, sobre todo en la valoración del desenlace.
Cartel promocional de la serie 'The affair'.
Algunas de las claves por las que esta serie ha cautivado a la crítica están basadas más en las formas que en el fondo. Me explico. La serie se compone de diez capítulos de alrededor de una hora de duración; cada uno de ellos se divide, a su vez, en dos partes: la visión de Noah (Dominic West) y la visión de Alison (Ruth Wilson), los dos infieles de la historia.
Así, vemos cómo desde sus diferentes perspectivas cambian las versiones de quién sedujo a quién, o incluso, si Alison llevaba el vestido más o menos largo. Y es que la trama gira en torno a dos matrimonios, cada cual con sus más y sus menos, que coinciden durante un verano en un pueblo costero. Y, allí, los dos protagonistas acaban lanzándose a una relación extramatrimonial, que conllevará múltiples y diversas consecuencias. Entre ellas, un asesinato, motivo por el cual, tanto Noah como Alison, están siendo interrogados, y que a la vez resulta la razón por la que nos van desvelando los detalles de su historia.
Dicho todo esto, las premisas parecen obvias. Hombre maduro con hijos que ve mermada su vida sexual, asfixiado económicamente, humillado por la familia de su mujer, frente a una mujer que sufre una importante crisis en su vida, que busca refugio en la novedad y en el sexo. La excusa para la infidelidad está servida.
Pero la serie habla de muchas más cosas de las aparentes, y que desde la perspectiva sexológica, pueden ser mucho más interesantes que una narración a dos voces. Y ojo que aquí se puede escapar algún spoiler.