No todo el sexo es bueno, o sagrado. Hay sexo gimnástico (a veces, el sexo matrimonial es el mejor ejemplo de gimnasia con rutinas de ejercicios), sexo explorador (como si vas a ver una casa para comprar o alquilar pero te pasa que quieres huir inmediatamente de allí), el sexo colorinche o industrial (contagiado por la hipersexualización ambiente y ciertos estímulos de la industria del plástico y el entretenimiento); y así podríamos seguir buscando adjetivos para esa sensación de estar fuera, de quedarnos fuera, incluso al cabo de un fugaz orgasmo. Se trata, entonces, del sexo como respuesta, acto concluido, clac, cerrado, contestado.
'Rahma' de Nabil Noir El Mansouri, actor y director de teatro marroquí.
Lo admito. No todo el sexo es amor. Aunque intuyo que podríamos llamar genéricamente amor a eso que nos inunda cuando entregamos nuestra piel tímidamente agradecida, o voraz, o cuando damos cariño, aunque sea efímero. Por este lado andaría el sexo de dar las gracias ("vamos, acaba, así ya no te debo nada"), por ejemplo.
No todo el sexo es estar dentro de la escena. No siempre estamos ‘presentes’. No siempre quedamos en paz. No siempre nos encontramos con alguien (con todo lo que implica un encuentro humano), sin más aditivos que la plena consciencia. Ahora, cuando el sexo es encuentro, el sexo es amor, y cuando es amor es pregunta.
"Preguntar es estar sin pertenencia el tiempo que dura la pregunta; es estar sin pertenencia en la pertenencia, sin lazos en el lazo. Desatarse a fin de atarse mejor para volver a desatarse; es, del dentro, hacer un fuera perpetuo; es liberarse y, de esa libertad, disfrutar y morir", escribió una vez el poeta Edmond Jabès.
El sexo ata y desata, como las preguntas. Esa sexualidad asociada a la consciencia, a nuestra más ancestral animalidad es la que abre una puerta difícil de cerrar (un nudo que ata y se desata). Este sexo es sagrada conexión con el otro y amor a la humanidad. De ahí, insisto, esto de respetarse la animalidad y la verdadera conexión, y poder encontrar refugio frente al imperativo capitalista de usar y tirar.
La misión: un sexo sin descartes de sobrepesca, sin acumulación.
Confío en el olfato y en mi instinto (de esto va la evolución, queridos excromagnones): olerse y lamerse. Creo en la inteligencia de saber percibir al otro y filtrar los estímulos para poder estar presente en él, dentro suyo, en la fusión de ambos. Me gusta la palabra 'dios', y disfruto de esto que cuentan los alquimistas y seguidores de Carlos Castaneda sobre el intercambio de energías y las partículas de nuestras parejas sexuales que quedan en nosotros y que transmitiremos a nuestros hijos.
¿Llevaremos el rastro genético de otras pieles para siempre? Me gustaría creer en ese algo orgánico (aunque no pueda medirse) de nuestros compañeros de amor y presencia compartida.
El erotismo activa, en nuestro cerebro, las mismas áreas del afecto más puro y la ternura. La ciencia viene confirmándolo. Del buen sexo surgen nuevas conexiones emocionales, ideas, belleza, más luz.
Hagamos el amor y no la competencia. Porque es amor lo que nos ha traído hasta aquí, como dice el neurobiólogo alemán Gerald Hüther: "El amor también es la fuente de nuestra creatividad, no solo en el caso de músicos y artistas; también lo es para muchos grandes políticos y científicos. Es la base de nuestra existencia y nuestros logros culturales. Por el contrario, el estrés, la presión y la ansiedad no resultan del amor, sino de la competencia, que es la fuerza motora de la especialización, no de la creatividad".
Hüther, catedrático en la Universidad de Göttingen y autor del libro La evolución del amor, asegura que de ese sentimiento está hecho nuestro vínculo con la naturaleza, y es también lo que nos mantiene unidos a los demás, "a pesar de la competencia". La "visión amorosa que Darwin tenía del mundo" debería llegar hasta nosotros, porque "es nuestra única perspectiva de supervivencia en este planeta".
¿Será el deseo la búsqueda del éxito y el amor, la búsqueda de la verdad?
Confío en la honestidad de mi compañero cuando, penetrándome, me dice "te amo", porque siento que para los dos es la primera vez, o la única. Nos sorprendemos bebiéndonos sin ningún pudor, siendo sagrada (y fluida) afectividad.
Puede que el amor sea ese movimiento de mi verdad hacia la tuya. Y el deseo, apenas un instante de esa verdad.
No hay moral del afuera, estamos dentro y la verdad está libre de adjetivos
Hay 4 Comentarios
Muy buen post, me ha encantado jeje
Publicado por: Tienda Sex | 02/03/2016 18:38:52
A Dulce: el amor sin sexo sólo se puede dar cuando es sólo uno el que ama, cuando son dos los que aman pero están separados en distancia por algún motivo o cuando una enfermedad no permite mantener sexo en una pareja aunque se amen. No ssé si se podrá dar alguna circunstancia más.
Publicado por: Iris | 23/02/2016 15:12:53
El sexo es sexo. Si repites con la misma criatura doblemente bueno. Luego está lo de follar hasta caer rendido sin aire y con ganas de contarlo. Pero amigos y amigas, ese último no se da todos los días.
Saludos y buen sexo
Publicado por: Abracadabra Noticias | 22/02/2016 13:12:41
Un día escuché decir a un sabio de Úbeda que lo más gratificante era el sexo con amor; sino, estaría el sexo sin amor, y si ya no quedaba otra, llegaría el amor sin sexo.
Publicado por: DULCE | 20/02/2016 11:03:57