Eros

Si te piden que te quedes desnudo

Por: | 08 de febrero de 2016

"El marido entra con mucho cuidado en la cama y susurra dulce y apasionadamente al oído de su mujer: ‘estoy sin calzoncillos’. La mujer le responde: ‘mañana te lavo unos’". Circula en Facebook el chiste y me viene de perlas para ilustrar el tema que hoy quiero comentar, y desde aquí, poner una queja. ¿Por qué los hombres, algunos hombres, se quitan los calzoncillos solo para el estricto momento de hacer el amor y se los vuelven a poner apenas concluida la cosa?

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Fotografía de Irene Díaz.

Entre las recetas de las revistas femeninas online sobre lo que no hay que hacer después del orgasmo no encuentro ninguna que les recomiende a los hombres evitar calzarse los calzoncillos con la prisa del ya-hemos-acabado-por-hoy. Hablan los decálogos femeninos de no darse la espalda, de no saltar corriendo a ducharse (ellas), de no fumar en la cama ni preguntar "¿te ha gustado?", pero nada dicen de esa fortaleza defensiva que erigen los hombres que se encajan los gayumbos bien arriba, como para que no queden dudas de que esto se terminó. Aquí hay una pared, madame.

Pues yo no quiero que se pongan los calzoncillos ni para dormir, ni para levantarse al baño, ni al volver del baño, ni para charlar en el post-orgasmo, ni para acercarse a la ventana a fumar.

Tengo la sensación de que las mujeres gozamos más del continuum erótico, si vale el término: de estar con él, desnudos/as, sin barreras, antes, durante y después del clímax. A algunas nos pone la fantasía de que, en medio de la noche, la cosa recomience en semivigilia y que ningún torpe movimiento de bragas o slips se interponga en la coreografía del amor deslizándose a oscuras.

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Fotografía de Irene Díaz.

Reniego del acto de subir y bajar el telón del sexo (representado por una ropa interior tan simbólicamente tensa como la cortina de hierro o el telón de acero del viejo bloque soviético). El erotismo es, o debería ser, unas pieles sin elásticos que se rozan, se frotan, y se alejan y vuelven a encontrarse, incluso con las humedades recientes, de nuevo, esta vez con más complicidad.

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Fotografía de Irene Díaz.

Es como... ¿han visto ustedes las escenas de cama en Sexo en Nueva York, con las chicas gimiendo y dando cabezazos con el sujetador bien abrochado? Pues así de artificial me resulta esto de levantar las sábanas al cabo del sexo y ver que mi compañero se ha puesto los calzoncillos. "¡Quítatelos!", quiero decirle, pero sé que pensará que deseo empezar de nuevo y, a veces no, simplemente me encantaría que los dos nos quedáramos un rato, o la noche, así de indefensos, desnudos. 

¿Tendrán miedo algunos chicos de que les pase lo que a Viggo Mortensen en Promesas del Este, que en medio del relax de vapor le sobrevino una pelea a cuero limpio en una sauna londinense (con los riesgos que eso entraña en todos los asuntos que penden)? La mafia rusa y David Cronenberg nos hicieron sufrir demasiado a las damas de la platea con aquel pene imprudente y desprotegido en medio del fragor testosterónico (y no vamos a repetirnos porque ya hablamos de estos pavores castratis alguna vez en este blog).

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Viggo Mortensen en la angustiante pelea del sauna, en 'Promesas del Este', de David Cronenberg.

También hemos hablado aquí de los chicos que no usan calzoncillos, aunque creo que entonces no mencionamos lo poco que nos gustan los slips y, en general, el underwear sintético. Por lo tanto, confirmamos: no solo no nos gusta que se pongan los gayumbos cuando ellos dan por finalizada la tarea, sino que además nos molesta sentir el tejido sintético rozándonos, porque nosotras sí nos hemos quedado inermes, desnudas.

¿O será que ellos tienen que estar siempre listos, como los viejos cowboys de calzoncillos largos blancos, con el fusil bajo la almohada?

Otra posible vía de reflexión del asunto sería todo lo que oculta un biombo, lo que tapa un calzoncillo, lo que evita: por caso, hay un gif humorístico que circula en redes informando sobre el efecto helicóptero de un pene en reposo al que ella quiere hacer entrar en juego.

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Imagen del 'gif' humorístico del pene-helicóptero.

Da la impresión de que las mujeres, acostumbradas desde siempre a una cierta indefensión (física), también están habituadas a dejarse sorprender y a dar respuestas intuitivas. La desnudez deja la puerta abierta al juego, a la improvisación y, al parecer, el hombre no siempre está dispuesto a dejarse ganar la iniciativa, a que lo inviten a salir a jugar.

Claro que hay indefensión en la desnudez, y eso es justamente lo que posibilita tan despojado y puro encuentro entre dos personas.

Hay 9 Comentarios

Buenas, me ocurre exactamente lo mismo, jejeje, no hay que forzar la situación. No hay que correr a vestirse (almenos que los padres esten rondando) Muchas gracias por el artículo.

Buenas, me ocurre exactamente lo mismo, jejeje, no hay que forzar la situación. No hay que correr a vestirse (almenos que los padres esten rondando) Muchas gracias por el artículo.

La gente es capaz de desnudarse por echar un buen polvo, p
o malo.

Resulta que si es verano, como aquel, haces el amor y no hace falta ponerse nada, si te lo pones es porque tienes esa costumbre, pero en invierno después de hacer el amor hay personas que son muy frioleras y les suele dar frío quedarse desnudas, a no ser que la otra persona se pase toda la noche abrazada a el/la, asi que lo mejor es volverse a poner el pijama y si luego te vuelve a apetecer, pues sin problemas, si para hacer el amor no hay miedo.

Cierto después de .. la ropa interior es game over total.
Dejemos la lencería tanto femenina como masculina para las previas del juego, y después quedémonos con el perfume de nuestras pieles impregnado de feromonas naturales y con la puerta abierta a nuevos comienzos muy muy eróticos...

http://www.divinaslocuras.com/lenceria-lp-1-50-familia-42/

Ponerse los calzoncillos es The Game is Over.
Pero Over Over....

Para mí cuando un hombre se pone los calzoncillos después del sexo es sinónimo de "ya se ha acabado", y yo, que soy de más de un asalto, me pone de los nervios que se los pongan tras el primer polvo.

No hay nada mejor como reposar piel con piel después de un buen orgasmo. El sentido del tacto es maravilloso
Feliz luness y muchos besosss

Claro que hay indefensión en la desnudez, y eso es justamente lo que posibilita tan despojado y puro encuentro entre dos personas.

http://goo.gl/dmunr0

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Sobre el blog

Ni enciclopedia ni consultorio sexual al uso. He aquí un rincón erótico festivo dedicado a las relaciones y la atracción entre seres humanos, esa faceta que nos hace la vida más placentera, tierna, amorosa, plena… Un blog coral, con cinco autoras de todo origen y condición, que apuesta por el juego, la provocación, lo sensual y el sexo como acto libre, adulto, compartido, real o ficticio, siempre divertido... Eso sí, si tu mirada no es amplia y tolerante, mejor no te detengas aquí. Coordina Analía Iglesias. No sólo se admiten firmas invitadas, sino que son deseadas.

Sobre las autoras

Anne Cé. Nació en el sur austral (Argentina), en un tiempo beatle y en un país con altísima densidad de psicoanalistas y jugadores de fútbol. Periodista, quizá incluso a su pesar, narra lo que se le ponga delante. Y narra, y narra. Un día descubrió que el simple roce de una clavícula le erizaba la piel y entonces comprendió por qué le gusta tanto abrazar a un hombre.

Esther Porta. Segoviana, fue becaria en el mítico Tentaciones y allí hizo de todo hasta que sus conocimientos de sexo la convirtieron en Beatriz Sanz. Y gracias a ella, publicó artículos semanales de sexo, dos libros y fue reclutada como sexperta guionista del programa de Canal +: 'Sex Pópuli'. Cuando casi se le había olvidado (lo de escribir de sexo...) se mete a bloguera. Y aquí está, con tantas ganas de sexo (del uno y del otro) como siempre...

Venus O'Hara, de Reino Unido, con raíces irlandesas. Modelo fetish, actriz y escritora. Licenciada en Ciencias Políticas y Francés, reside en Barcelona, ha sido columnista sexual en varias revistas, tiene su propio blog de fetichismo y es creadora de 'No sabes con quien duermes', un confesionario para personas que llevan una doble vida. Publicó su primer libro junto a Erika Lust, 'Deséame como si me odiaras', en 2010.

Tatiana Escobar, de Venezuela (1976), ha escrito ensayos y poesía en español. Traductora y editora, en 2004 abrió en Madrid junto a sus socios la primera boutique erótica de España, La Juguetería Erotic Toys, para no tener que vivir de la literatura. Desde entonces vive del sexo. Y escribe, a veces, para sus amigos.

. Madrileña. Soñó con escribir y pronto descubrió una vía: el periodismo. Pero como tampoco valía narrar sobre cualquier cosa, eligió suerte y remató la faena con un posgrado en Sexología. Ha trabajado en suplementos de salud y medios especializados. Con la práctica ha acabado por darle un toque más sensual a sus letras. Y con ellas sueña en escribir, ahora, un libro.

Ilustracion
Venus O'Hara, Anne Cé y Silvia C. Carpallo, según 'Mi Petit Madrid'.

Nuevo libro

El orgasmo de mi vida. Si ya no sueñas con príncipes azules, locos por pedirte en matrimonio, ni esperas que aparezca un millonario atormentado pero diestro en amores, con una Visa en una mano y un látigo en la otra, este libro es para ti. Porque El orgasmo de mi vida habla de eso, de mujeres realistas, lúcidas, independientes y eróticamente vivas, capaces de combinar esa cotidianidad que todas conocemos, con sus pasiones más salvajes. Ellas son las protagonistas de los relatos, sin guionistas que les digan lo que tienen que hacer, pero sobre todo, son las compositoras, directoras e intérpretes de los orgasmos más armoniosos de sus vidas.

Lux eróticaLux erótica. "Escribir sobre sexo era la propuesta y me sentí estimulada. Después de tantos años como periodista cultural y con mucha vida hecha en torno a la información y a la actualidad, tenía ganas de ponerle carne a la crónica. Porque nuestra más genuina actualidad como personas pasa por el relato del erotismo. Porque de atracción y de relaciones hablamos todo el tiempo en este tiempo occidental con ciertas libertades individuales garantizadas y rebosante de espíritu lúdico pero también algo desafectado y con nuevos descompromisos adquiridos...". Anne Cé.

Inglés para pervertidosInglés para pervertidos."Se dice que la mejor manera de aprender un idioma es a través del sexo con un extranjero. Pero ¿qué haces si estás en la cama y no sabes qué decirle? Con Inglés para pervertidos puedes aprender todas las palabras y expresiones que siempre has deseado saber, desde lo más elemental al sexo más salvaje. El libro cuenta con ocho capítulos centrados en las partes del cuerpo, la cama, el LGBT, las compras sexis, el lado oscuro, el porno, el chat y la salud sexual. Cada capítulo contiene vocabulario, gramática y unos ejercicios muy originales que no encontrarás en ningún otro libro. Aprende todo lo que tu "English teacher" no se atrevería a enseñarte nunca. Y... si te cansas de estudiar, el libro incluye un montón de fotos mias para distraerte". Venus O'Hara.

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