¿Relegaremos nuestra naturaleza sexual a los confines de la corrección ciudadana? ¿Llevaremos a Eros a declarar en comisaría?
Hace unos días, en una mesa redonda sobre la mujer y el espacio público, una feminista francesa se quejaba desde el estrado de los piropos y los traumas que les quedan a las chicas por las cosas que les han dicho cada vez que han pasado delante de una obra en construcción. Decía la señora: "no puede ser que el espacio público sea un espacio sexual".
¿Y por qué no?, me pregunto yo.
Es el momento en que ciertas simplificaciones de género (beligerantes, incluso) se tocan con la idea machista de que un hombre no puede contenerse si una mujer "lo tienta" (a hacer algo malo, se presupone). Es el momento en que, con semejantes alusiones acusatorias, lo sexual deja de evocar su naturaleza de comunión sagrada entre los seres humanos.
Sexual no es sinónimo de violento. Por algo Eros desistió de dañar a la bella Psique y tiró la flecha al mar, subyugado de amor por ella, el alma.
No hace falta aclarar que no defiendo el acoso callejero, pero he de decir que me exaspera que desde plataformas "progresistas" se demonice "lo sexual", así dicho, con tono de criminalidad latente. Somos seres sexuados y, por tanto, en donde estemos, estamos con nuestra sexualidad a cuestas.
Demasiados siglos y las más elaboradas técnicas de tortura (psíquica y física) hemos sufrido las mujeres, brujas (seductoras, pérfidas hijas de Eva, compartiendo manzanas en el paraíso), como para continuar hablando a la ligera de "lo sexual" como una herejía que debe ser relegada al espacio privado, alejada de la vía pública.
¿O es que Eros solo tiene permitido expresarse en tiendas de juguetes etiquetados con códigos de barra? Con un buen packaging, nuestro deseo resulta útil al mercado. Eso sí, de sacarlo a pasear sin precio, ni hablar.
Eretica/erotica (como en italiano, las dos palabras tan cerca, sin 'hache') o la herejía del erotismo, su inutilidad, su incorrección o su irrupción indiscreta en el escenario público.
En esta locura del sexo anulado como posibilidad, recuerdo una película italiana reciente, que se llama Virgen jurada, de Laura Vispuri, y que habla sobre un fenómeno que, al parecer, se da todavía en la Albania rural y es que cuando una chica es huérfana o su familia no puede asegurarle el sustento o un buen marido, la comunidad la convierte en muchachito, en un ritual en el que ella jura ser virgen para siempre y los hombres del pueblo aceptan no acercarse a ella de manera 'sexualizada'. Así, le cortan el pelo, la disfrazan de hombre y le enseñan a disparar y a cazar, para que pueda salir con ellos de batida, sin peligro de roce erótico alguno.
Si el inconsciente entiende de rituales, como dice Jodorowsky, no lo sabemos, pero lo cierto es que el disfraz y el juramento parecen bastar para que no haya juegos de seducción con la chica que será para siempre soltera. O lo que es lo mismo: los hombres sí que entienden que su honor se juega en no molestar a quien ha decidido (o ha sido forzada a) no tener sexo compartido en toda su vida.
Es tristísimo y revelador el episodio que narra Virgen jurada. Porque la chica sufre claramente una amputación, a cambio del buen comportamiento de los hombres. Sexo borrado por decreto. Femineidad camuflada y sexualidad herida que solo puede expresarse en soledad, improvisando placeres altamente prohibidos
"¿A qué sabe el sexo?", le pregunta un día la chica suprimida a su hermana de crianza.
'Virgen jurada', de Laura Vispuri.
Suprimir nuestra sexualidad, o la simple idea del deseo, en el espacio público es como tapar las estatuas de desnudos de los museos romanos para no ofender a algún ayatolá (en una imagen que bien podrían haber imaginado los Monty Python).
En estos tiempos hipersexualizados para todo lo que sea mercancía de la industria del sexo o el entretenimiento, la paradoja es que las adolescentes sigan usando sujetadores revestidos en foam para aplastar los pezones con esponjas (no vaya a ser que hagan bulto) y no se adivinen debajo de la ropa.
La espontaneidad es pecado: a ver si con ese escote o tu falda corta vas a tentar a los hombres incontenibles. Ahora, ¿les podríamos pedir nosotras a ellos también discreción en camisetas que marcan pectorales, vaqueros ceñidos (o caídos, mostrando todo el calzoncillo) y rodillas? Ni se nos ocurriría, porque nuestros deseos son nuestros y su libertad, la suya.
Hubo épocas, y todavía hay grandes extensiones de nuestro mundo en las que cualquier demostración pública de afecto (PDA, en inglés) entre un hombre y una mujer estuvo (o está) mal vista, incluso las que nos parecen castas.
En contra de esas mutilaciones y por el saludable encuentro entre las personas, hay que defender la idea de que somos seres completos, dotados de sexualidad y ganas, también independientes y libres, por supuesto, para elegir el momento y el partner.
Salud a las palabras y bienvenido sea el cuerpo que puede expresarse.
Hay 6 Comentarios
Esto ya pasa de castaño-oscuro y el feminismo se la coge con papel de fumar, casi se convierte en lo que por algunos círculos se le conoce por "feminazis".
Lo curioso es que me encontré con mucha feminista que quiere anular al sexo masculino, las mas radicales, y las mas defensoras del término, lo aplican a conveniencia, pero a la hora de pagar la cuenta de la cena, que pague él.
Está claro que todo es una cuestión de educación, pero hay una diferencia social importante, hoy en día si una chica es "acosada" públicamente la gente mira y no hace nada, en 1960, en España, si alguien soltaba un piropo grosero, inmediatamente todo el mundo salía a defender a la mujer y llamarle al grosero de todo menos bonito. Puede que hubiera mas machismo, pero en público se respetaban mas las formas que hoy en día.
Publicado por: Luis | 09/04/2016 11:46:17
Avanzar hacia el sexo libre y gustos libres sobre todo... por ejemplo que no prejuzguen a los que compramos juguetes sexuales... y eso que es bien sabido que ayudan mejorar las relaciones sexuales!
Publicado por: Sextoymio | 06/04/2016 12:48:36
Yo pienso que el sexo se debe vivir dentro de la pareja de la forma más placentera posible, pero creo que no debe ser motivo de exhibicionismo, porque si se exhibe demasiado puede dar lugar a una reacción en contra que provoque el antisexo, un rechazo social que puede transmitirse de padres a hijos, y eso no es bueno. Otra cosa sería el erotismo expresado como algo bello que puede llevarte o conducirte al sexo o no, y que puede ser conveniente para la vida sexual.
Publicado por: Melania | 03/04/2016 13:54:25
Debemos avanzar hacia una sociedad de libertades sexuales, donde cada uno disfrute como más le guste. Por desgracia, todavía hay gente anclada en el pasado y en los tradicionalismos
Publicado por: DULCE | 02/04/2016 9:31:53
Este artículo podría enlazar muy bien con uno anterior referente al desnudo liberador que va en ese sentido. ¿Acaso el cuerpo femenino desnudo es sexo? ¿Porque no también el masculino? Resulta que aparecer tal cual somos equivale a sexo y luego pasa lo que pasa. Empieza la represión, la puritanía e historias de esas. Y no es así, el sexo es algo placentero que forma parte de nuestras vidas, se debería hablar más de sexo y tratar de dejar a un lado que un hombre o una mujer desnudos o como quiera que estén son objetos sexuales. Lo bueno es que la revolución en ese sentido ya ha empezado y haber quien lo para ahora.
Publicado por: Felipe | 02/04/2016 7:42:47
¿Ah, pero suprimir el sexo de toda esfera pública no es el principal anhelo del feminismo actual?
Publicado por: Telepath | 31/03/2016 13:56:58