La moda del 'antihéroe', llamaba esta semana The Guardian al estilo urbano que se impone entre los veinteañeros hoy, y que parece imitar el de los protagonistas del filme francés La haine ("el odio"), veinte años después de su estreno. La haine (Francia, 1995), de Mathieu Kassovitz, cuyo guión escribieron el propio director con el protagonista magrebí, Said Taghmaoui, hablaba en blanco y negro de la vida callejera de tres de los hijos de la banlieue parisina.
Vincent Cassel, Saïd Taghamoui y Hubert Koundé,en un fotograma de 'La haine'.
Iban en chándal, camisetas de marcas (falsas o verdaderas), zapatillas de marca y chupas de cuero con cuellos de piel de oveja (falsa o verdadera). Fila, Carhartt, Nike, Everlast y mucho sintético definían, y vuelven a hacerlo (en vintage y color), "el lujo del anti-lujo" de las bandas urbanas, engordadas por los modales del Viejo Continente que vienen dejando afuera a tantos hijos de proletarios y lumpeln, en el extrarradio de la vida europea, en la periferia educativa y en el páramo laboral. Modales que hoy los empujan aún más lejos. Mientras, en la indumentaria, hay más detalles de falso cuero en los chándals, que se han vuelto pitillos, eso sí.
¿Qué dicen las chicas del chándal para andar por la vida? ¿Ellos piensan en sus novias a la hora de estar cómodos, pintar graffitis contra la policía -como poco- y salir corriendo en jogging?
Hay un juego de virilidad y algo de explícita negligencia en el estilo, ¿no?
Creo que, con todo, son bien presumidos estos chicos de ropa deportiva y sudaderas con capuchas; que le prestan bastante atención a la vestimenta, además de juntarse en la esquina, cada tarde de todos los días de la vida.
No son gangsters como algún irresistible Robert de Niro del cine de mafias en Nueva York, pero cultivan una ética gang y un gesto malhumorado, a los que acompaña esta moda, que parece casual pero apuesto a que es estudiada, rigurosa y cuidadosamente desaliñada.
Tráiler de 'El odio' ('La haine', 1995) de Mathieu Kassovitz.
Si en los 80, los militantes de las facutades eran muy 'Che' -lucían borceguíes, sweaters tejidos a mano y verdes militares en morrales y parkas-, los chicos de las pandillas actuales, y en casi todo el mundo, se parecen a los protagonistas de 'El odio'.
Y en demasiados casos hay violencia a punto de estallar, sí. Por eso, puede sonar a frivolidad hablar de la estética (y la erótica) de estas penúltimas generaciones de desheredados por los Estados y las instituciones, pero hay actualidad en sus visibles marcas de la inequidad y algo de imperiosa necesidad de pertenencia y afecto, como apunta el especialista en vintage Kevin Soar: 'La haine tiene una resonancia en su estilo y en el contexto político. El filme sigue siendo relevante por poner el foco en la relación entre la policía/el gobierno y la juventud de la clase trabajadora suburbana". No parece que vaya a acabar nunca el conflicto entre los jóvenes y la policía en las grandes ciudades y, por esto, "el reconocible look de los chicos no solo tiene que ver con verse bien sino con decir 'somos uno'", remarca el experto.
El artículo inglés inspiró otro, en francés, en la revista Les inrockuptibles que habla de un estilo "precursor" creado por Kassovitz que, suponemos, venía de la más cruda realidad de los barrios pobres de la periferia de París (de hecho, el coguionista y protagonista es hijo de inmigrantes marroquies y fue boxeador profesional en Francia, antes de devenir actor).
La "seducción por la violencia" no ha parado, y últimamente la canaliza el califato que todos conocemos. Hay ruptura generacional y paro generalizado, incluso entre diplomados, en fin, decepción que puede trocar en más decepción al cabo de aquella experiencia, explicaba hace poco Stefano Allievi, catedrático de la Universidad de Padua (Italia). El politólogo hacía un paralelo de estos tiempos de reclutamientos cotidianos de guerreros en Occidente con las épocas en que los jóvenes se alistaban en las brigadas internacionales para la Guerra Civil en España o en las Brigadas Rojas, en Italia.
"Hay que encontrar factores de movilización tan seductores como el califato", advertía Allievi. Y, en pocas palabras, aplicar las técnicas del márketing a los asuntos sociales incandescentes, porque estos chicos son prosumers tentados por estas marcas (que no son Adidas ni Nike) que salen al mercado político con mucho trabajo de rebranding (de ideas religiosas y culturales) por detrás.
Al hilo de nuestra idea, entonces, según los especialistas, hay una cosmética que embala estas conductas de resistencia a un sistema que deja afuera a demasiada gente. Y en ese nuevo embalaje estético-erótico, el antihéroe puede terminar convirtiéndose en héroe.
Hay 4 Comentarios
A mí en realidad el tipo de ropa que use, ya sea chandal, cuero o ropa de marca me da igual. Lo que me interesa es tener dentro de mí a un hombre bien dotado y que sepa manejarme y sacarme todo el jugo. Que me haga gritar de pasión y deseos. Como se vista me da igual.
Publicado por: Angela Escort | 31/03/2016 17:15:18
Eso no pone nada de nada.
Muy pasado.....
Publicado por: Abracadabra Noticias | 23/03/2016 17:42:07
Estoy tan de acuerdo con Dulce, que no hace falta más comentario. Feliz día.
Publicado por: Jugando con Eros | 22/03/2016 10:31:08
Será que me estoy haciendo mayor, pero donde esté un hombre con un traje, una camisa bien planchada y una corbata, que se quité lo demás. Eso sí, debe tener una buena percha, y esa percha siempre es mejor contemplarla sin ropa.
Publicado por: DULCE | 21/03/2016 12:48:29