No es que me guste el rosado mundo del polvo.
Ha sido todo predestinado.
La flor, se abre o se cae,
depende del Dios de las Plantas.
Se irá una, si es que ha de irse.
Y si se queda, ¿cómo lo aguanta?
Cuando las flores silvestres cubren mis cabellos,
no hay que preguntar dónde me encuentro.
Yan Ryu ('Según la melodía Pushuanzhi', siglo XII)
No preguntar cómo ni por qué ocurre, "cuando las flores silvestres cubren mis cabellos". Cuando un amor joven llega es que "ha sido predestinado", aunque no te "guste el rosado mundo del polvo". Ya sabes: "la flor se abre o cae".
No me pregunten cómo ni por qué elegí la cadencia de este texto de una poeta china (dicen que prostituta) escribió en el siglo XII. Me suena a espontaneidad, a tímido intento de excusa por la aceptación de la frescura que trae un amor rosado, color del alba.
Has intentado resistirte, responderte mil preguntas, pero al fin te rindes cuando las flores silvestres te cubren el pelo, porque la flor se abre o se cae.
Él te huele el pelo, la espalda, te abraza de un modo sofocante, respira con hambre y miedo; se irá "si es que ha de irse", te dices.
Él puede tener cinco, diez o veinte años menos que tú, pero su poder erótico te cubre la cabeza de flores silvestres.
Imagen de la colección de pintura antigua del Museo de la cultura sexual china .
Sales de la habitación china del siglo XII, sabes que eres una hija del baby boom (esa generación nacida en Occidente entre 1957 y 1977), o sea una chica que debutó en el sexo cuando quiso y con quien quiso (claro, mintiendo un poco a los padres, que lo sabían), que te has mantenido económicamente sola porque lo elegiste, te hayas casado o no; que tuviste o no un marido, pero si sí, ya era un par en casi todo, como todos tus compañeros de generación. Y si no, si elegiste un marido para que te mantuviera fue solamente tu elección, y no un mandato social. Y ahora llegó la hora de hacer lo que te place, porque ya no tienes que rendirle cuentas a casi nadie, al menos en el plano sentimental.
Has leído aquello que decía el gurú Alfred Kinsey acerca de que las mujeres alcanzan su apogeo sexual mucho más tarde que los hombres, por lo que sabes que tu hambre desborda a tus contemporáneos. Ellos han superado largamente la edad de su propio pico sexual, están bastante sosegados (sino con algunas limitaciones ya). Y él, que tiene quince menos que tú, o diez o veinte, te busca, también te prefiere, eres el espejo-mujer con todo lo que ello implica, y un estímulo para sus ganas de ser el hombre de todas las letras.
Ya no necesitas la contención de un sabelotodo (muchos de ellos, tus contemporáneos, han fosilizado sus saberes porque la sociedad no les permite estar en construcción). Deseas flores silvestres, nuevas dudas, o atreverte a dudar, poner todo en cuestión (es verdad que la sociedad es benévola con este aspecto de las mujeres: ellas sí pueden dudar, a lo largo de toda la vida).
Además, sabes que, a la hora de la contención afectiva, tener más edad no es una garantía de saber o poder ser generoso/a. Dejas de intentar respuestas. Y la compatibilidad del sagrado cuerpo en fusión se hace amor.
Pero no tienes la sexualidad que se espera "a tu edad". Entonces, estás en infracción: es pasión sin fin evolutivo aparente. No traerás más hijos al mundo, y por eso la mirada social se vuelve áspera.
En la pareja de un hombre joven con una mujer mayor, ambos están bajo sospecha de vicio carnal: ninguno de los dos vive el placer para reproducirse. No hay bien comunitario que autorice el sexo, a los ojos de la comunidad.
Todo cuesta más caro en territorio social. La intensa comunión de la intimidad paga los sobrecostes. Allí, los presupuestos de la atracción se cumplen: el misterio (que se rompe a ratos), la admiración y el hecho de que ambos devuelven al otro la sensación de ser mejores personas, una cierta paz fuera de norma.
Sabes que a las mujeres, sobre todo a las más bellas, no se les permite envejecer. Si están con alguien joven es que él es un gigoló. Estás subvirtiendo códigos y tendrías que inventar una coartada, pero no. Te ríes de los facilismos: puede que él sea muy joven y también talentoso, pero no tienes por qué estar explicándolo.
La pura libertad, el arrebato y la ternura, la comprensión, no se explican. Te vuelves fácil de querer porque tienes experiencia y compasión. Pides lo que quieres, dices claramente 'sí' y 'no', das mucho y permites a quien está contigo ser como quiera.
Se trata de vivir y no solo de durar (nos enseñaba José Luis Sampedro).
La mitología habla de Clitemnestra y su joven amante Egisto. Marguerite Yourcenar escribió sobre ella y otro mito llamado Marguerite, en este caso la Duras, tuvo durante sus últimos 16 años de vida un compañero al que le llevaba 38 años: Yann Andréa, que después de su muerte estuvo dos años encerrado y mantuvo una vida solitaria hasta su propia muerte, en 2014. Hay literatura de hombres al respecto. Mucho buen cine, empezando por Verano del 42, y, también, televisión, claro. En este blog, recopilamos, hace un tiempo, estas preferencias.
"La ambición convencional suele chocar con los anhelos más profundos (...) Esta civilización nos invita a cubrirnos la cara con una máscara adecuada a nuestra posición en ella, y nos disuade de hablar con demasiada honestidad de lo que pensamos (...). La mayor revolución del último siglo han sido las nuevas relaciones entre las personas de todos los sexos y edades. Una revolución que está incompleta (...). Las personas están hambrientas de afecto —no solo de recibirlo, sino también de darlo", afirma el filósofo Theodore Zeldin.
El río turbio quizá un día sea claro, si alguien quiere ver con ojos de comprensión. Tú estás presente (plenamente viva) y con eso basta. Lees el penúltimo poema:
El día de hoy desplaza al de ayer,
y el presente año, al que ha pasado.
El río amarillo, que dicen ser siempre turbio,
será algún día claro.
Mas nunca se volverán negros
mis cabellos ya blancos.
Liu Chaichun ('Esperando el regreso de mi marido' - Según la melodía Luohongqu)
Hay 3 Comentarios
Con la madurez, llega la capacidad máxima para elegir... para decidir... y para hacer.
En realidad, la madurez es la etapa vital en la que se disfruta de la libertad...
Lástima que sea tan breve como la juventud...
Publicado por: Manolo Blog | 09/04/2016 23:36:17
Es cierto que las mujeres maduras se vuelven más hambrientas de sexo que las jóvenes. Es algo curioso que surge en el cuerpo de la mujer. Una chica joven por lo general se cansa rápido no le apetece estar mucho tiempo copulando, mientras que una mujer madura es todo lo contrario se vuelven fieras indomables en la cama.
Publicado por: ANGELA ESCORT | 07/04/2016 17:21:15
Lo bueno de la libertad es que puedes estar con quien quieras y te apetezca, en función de la época de tu vida en la que estés. Cuando eres joven te fascinan los hombres maduros, capaces de enseñarte cosas nuevas en la vida y en el sexo. Cuando maduras, buscas chicos jóvenes que te hagan sentir más joven y te den la pasión en la cama que buscas.
Publicado por: DULCE | 07/04/2016 13:23:33