Por Martha Zein*
Salir de ti, abandonar tu espacio de seguridad y partir hacia aquello que está en la punta de tus dedos, de tu lengua, al final de tus pestañas y, más allá, en el lugar en el que nacen todos los horizontes, eso es lo que provoca Eros. Eso es lo que hacemos cuando nos ponemos en sus manos, puramente amantes, no importa si el viaje es solitario o en compañía. Nos dejamos llevar por una fuerza que parte de nuestro cuerpo para trascender sus límites. Es así como tomamos conciencia de que existe un paraíso cerca y, al mismo tiempo inasible, en el que todo cambia de orden y todo es gozoso por un instante. No importa en qué fase nos quedemos del trayecto, esa certeza basta y es tan gratificante que se nos olvida que atravesaremos el vacío ignoto que existe entre y y todo lo que no es yo, algo que en otras facetas de nuestra vida generaría vértigo.
Fuera de Eros es fácil conectar con el miedo: a lo desconocido, a tomar una decisión arriesgada, a perder, a hacernos preguntas que no sepamos contestar, a fracasar en nuestros objetivos, a que nos hagan daño… por eso levantamos muros, cancelamos caminos y ponemos cámaras de videovigilancia a nuestro alrededor. Sin embargo en el tiempo de Eros no hay temor que nos impida hacer el recorrido. Queremos llegar a ese estado en el que todo es desasimiento; quizá no sea más que un instante, un fulgor, pero es lo suficientemente intenso como para sacarnos del aquí y del ahora, de ese espacio/tiempo que llamamos presente.
De la serie 'Ágata' de Irene Díaz.
Eros es una vereda que discurre al margen de las convenciones espacio-temporales. No importa si nos quedamos en la antesala, si nos declaramos simples voyeurs, si practicamos el homoerotismo o asaltamos compulsivamente cien camas en una noche, Eros siempre nos conduce un espacio interior que también podríamos definir como afuera, donde perdemos la noción del tiempo. Ese lugar nos gusta porque nos deshace y nos conecta con aquello que no tiene un nombre preciso, aunque sí es una experiencia compartida: podría hacernos gritar "¡Amor!" antes de corrernos. Hay quien clama "¡Diosss!", "me muero" o balbucea gemidos inconexos, un idioma incoherente lleno de significado que nos lleva a los tiempos en los que nuestra conciencia no necesitaba palabras para expresarse, incluso más atrás, antes de que nuestras gargantas estuvieran preparadas para hablar.
De la mano de Eros nos asomamos a 'lo otro', en nombre de un encuentro y eso otro puede tener un rostro conocido o ser invisible; por eso, algunas culturas se han atrevido a incorporar esta experiencia a sus corrientes espirituales. De hecho, la mística siempre ha tenido unas grandes dosis de carnalidad.
Si preguntáramos a una persona interesada en alcanzar la sabiduría mediante el dialogo y el razonamiento, es decir, si preguntáramos a un/a filósofo/a cómo experimenta su amor (filos) por el conocimiento (sofía), describiría un proceso parecido. Quizás dijera que la inquietud por ir más allá del presente le impele a asomarse a cualquier frontera, de ahí su pasión por hacerse preguntas. Es fácil que el pintor, la poeta, el bailarín, la escultora… se definan como seres que, tras situarse en el límite, traen al mundo algo que antes no estaba allí. Las obras de arte son cada vez más valoradas como un detonante que nutre y llena de nuevos contenidos a la ciencia y se ofrecen como herramientas poéticas que permiten ampliar la percepción del mundo, señalar nuevas encrucijadas, proponer otros puntos de partida y crear nuevos procesos de producción de conocimiento simbólico.
Pues bien, no importa a qué clase social se pertenezca; en qué cultura se haya nacido; las limitaciones físicas, psíquicas, sensoriales, afectivas que se tengan; la educación recibida; las creencias e ideologías; la edad, el género, la intención, los resultados… Eros siempre genera un recorrido. Aunque sus trazados sean diversos, quienes transitan por él experimentan los confines del mundo, algo que puede ser absolutamente revolucionario en un siglo en el que las reglas de los juegos se marcan tan disciplinariamente y las fronteras están guardadas por ejércitos, leyes y centros de detención.
De la serie 'Ágata' de Irene Díaz.
Eros es mucho más que un intercambio sexual, mucho más que una fuente de placeres, un alivio, un juego, un desahogo de los impulsos, una forma de conocer gente, la salsa de las películas, la razón por la que nuestros dirigentes pueden llegar a perder su cargo, el motor de la sociedad de consumo, la vida que arrancan los violadores de los cuerpos de las mujeres o el paraíso de los amantes.
Eros es un camino de conocimiento para quien lo quiera recorrer con consciencia. Un motor que no solo mueve el mundo sino que es capaz de cambiarlo.
(*) Escritora, autora de documentales y narrative coacher. Imparte talleres sobre las narrativas del Eros, centrándose en las trampas del lenguaje, los límites de la representación y la poética del deseo. Colaboradora en el espacio radial 'No apagues el llum' de IB3
Hay 5 Comentarios
El material siempre se puede considerar excelente sólo cuando hay comentarios del consumidor. Me gustaría más información acerca de comprar Viagra (Sildenafilo) en Madrid sin receta y direcciones similares con el tratamiento de problemas de libido.
Publicado por: Medico-madrid | 26/09/2017 21:37:00
Jajaja
Publicado por: Pacoto | 06/05/2016 20:48:20
Me ha encantado tu articulo y la manera de enfocarlo, me ha gustado mucho esta frase final: Eros es un camino de conocimiento para quien lo quiera recorrer con consciencia"
Una vez ley un libro que en una de sus paginas ponía: Que harías si no tuvieras miedo? El miedo nos limita y nos condiciona toda la vida, es verdad que cuando practicas sexo todo ese miedo desaparece.
Publicado por: Barcelona | 05/05/2016 23:15:08
Me ha encantado tu articulo y la manera de enfocarlo, me ha gustado mucho esta frase final: Eros es un camino de conocimiento para quien lo quiera recorrer con consciencia"
Una vez ley un libro que en una de sus paginas ponía: Que harías si no tuvieras miedo? El miedo nos limita y nos condiciona toda la vida, es verdad que cuando practicas sexo todo ese miedo desaparece.
Publicado por: SexoBarato | 05/05/2016 23:12:00
Sin embargo, los miedos desaparecen cuando llega la tranquilidad, la relajación, y desde ahí se pasa al goce, disfrute y placer del cuerpo. El miedo debe desaparecer para que el placer se instale en nuestra vida.
Publicado por: DULCE | 05/05/2016 16:30:57