Soy muy crítica con los libros y las películas para adolescentes que reproducen historias de amor que, si bien parecen ideales, resultan muy dañinas. Lo soy porque creo que hay cosas pequeñas que importan, y que cuando contamos una y otra vez que un hombre violento, que te aparta de tu entorno social, que es celoso hasta el extremo y que te lleva a hacer cosas (que quizá no quieras) con tal de estar con él, puede ser el amor de tu vida, no estamos hablando de tonterías.
No, cuando reproducimos esa idea en chicas de 14 ó 16 años. No, cuando en los institutos se percibe que la violencia de género, lejos de retroceder, avanza a través de relaciones tóxicas entre adolescentes, con un concepto del amor muy malentendido, pero muy bien aprendido.
Escena entre Tris y Tobías de la película 'Insurgente'.
Es por eso que cuando mi sobrina me cuenta que está enganchada a una nueva saga de adolescentes, de primeras, así por inercia, desconfío. Se estrenó hace poco la penúltima película de la Saga Divergente, Leal, en todos los cines. Lo cierto es que las he visto todas ya y he sacado poco en claro, además de lo mil veces visto: mucha escena romántica, mucha acción y mucha gente guapa. Bueno, vale, yo también me enamoré un poco de Theo James, pero es que a veces me permito ser un poco adolescente.
Pero mi sobrina insiste en esa idea que ya deberíamos tener aprendida: "los libros son mucho mejores que las películas". Así que, al final, decido, con mis reticencias, leerme los libros. Y cuántas gratas sorpresas. Tantas, que decidí que el tema merecía un post, y la recomendación (y un "gracias" enorme a mi sobrina).
Por situar, hablamos de una saga sobre una distopía futurista, en la que un grupo de adolescentes de 16 a 18 años ha de cambiar el mundo. La trama está salpicada con altas dosis de acción, de intriga, algo de humor, y por supuesto, de amor. Lo primero a destacar es el trasfondo. La cantidad de temas complejos que subyacen en las novelas -como el concepto de identidad, la diversidad de las personas, la complejidad humana, la culpa, el altruismo frente al egoísmo, las maneras de enfrentar tus miedos e incluso el deseo de muerte y de autodestrucción frente al deseo de vivir- deben de resultar complejos para un público adolescente. Aunque a mí me parecieron fascinantes. Se entiende, entonces, que gran parte del enganche se debe a la historia de amor entre los dos protagonistas: Tris y Tobías.
Fotograma de la película 'Divergente'.
Pero, desde luego, mejora. A lo largo de la novela, la relación entre los protagonistas avanza reforzando una y otra vez muchas cuestiones que no son tan comunes entre el modelo de amor que se suele ofrecer a los adolescentes, y entre las que me gustaría destacar las siguientes:
- Que el amor se basa en el respeto y en la admiración mutuos, y que la clave para que esa relación funcione es la comunicación y la confianza. Si no, empiezan los problemas.
- Que esa admiración no solo proviene de la parte física o más superficial, porque nadie es perfecto (vale, salvo Theo James, qué le vamos a hacer…) sino de lo que realmente nos aporta esa persona, porque siempre suma y nunca resta, nos hace ser mejores versiones de nosotros mismos, sin intentar convertirnos en personas diferentes.
- Que a la hora de empezar una relación es importante hacerlo sin ejercer poder sobre el otro, y por ello, pese a la posición inicial de poder de él (era su instructor) ve importante estar en igualdad de condiciones para poder empezar algo real con ella. Porque su relación se basa en el hecho de ser compañeros, de ser iguales.
- Que la fortaleza de una mujer, lejos de asustar a un hombre o intimidarle, puede ser precisamente lo que más le atraiga. Que los hombres también lloran, y eso no los hace menos hombres, sino todo lo contrario.
- Que la mujer debe decidir cuándo quiere tener relaciones sexuales y no hacerlo solo por 'contentarle' a él, sino cuando realmente siente ese deseo y se sienta preparada.
- Que pese a compartir cosas, no es necesario compartirlo todo, que cada uno puede y debe conservar su espacio.
- Que tener una relación nunca significa distanciarte de tu entorno social, sino que los amigos pueden ser parte de la relación, y hay que saber buscar momentos para todo.
- Que las relaciones avanzan y siempre traen conflictos con ellas. Pero el motivo para continuar con ellas nunca debe ser la inercia, o el miedo a no encontrar algo mejor, sino la convicción de que seguimos siendo buenos el uno para el otro.
- Que todos nos equivocamos, nos mentimos a veces, pero que es importante ser sinceros, reconocer los errores, empatizar con el otro para entenderlos y perdonar cuando merece la pena.
- Que nadie es perfecto, que el príncipe azul no existe porque todos somos complejos, y que enamorarse supone aceptar la complejidad del otro, con su parte buena y su parte mala, pero también aceptar la nuestra, e intentar crecer y mejorar juntos.
Unas lecciones que ojalá yo hubiera leído en un libro cuando fui adolescente. Unas lecciones que me gustaría que mi hija leyera algún día.Unas lecciones que agradezco a su autora.
Hay 4 Comentarios
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Publicado por: Charlie | 23/05/2016 15:14:21
Aborrescencia... divino tesoro.
Lo tienen todo y creen saberlo todo...
Como nosotros, cuando fuimos adolescentes...
Publicado por: Manolo Blog | 09/05/2016 23:32:54
He visto dos de las películas, pero no he leído ningún libro. En cuanto a las películas, aunque la historia es básica para adolescentes, se deja ver. Desprenden mucho idealismo y dibujan escenario comunes en las películas para adolescentes. Pero para pasar el rato, están bien.
Publicado por: DULCE | 09/05/2016 13:32:59
Los adolescentes no son extraterrestres sino que son hijos de nuestra sociedad, de la reciben el trato que se les da desde que empiezan en párvulos.
Por lo tanto, las chicas y los chicos no son Hermanitas de la Caridad, pues desde bien pronto se les alecciona a diario con buenas dosis de violencia gratuita en las películas de la TV o en los cines, amen de lo que se ve a diario en la calle.
Que la vida diaria no es moco de pavo.
Incluido el sexo, y los anuncios que se les muestra tan gentilmente, donde se hace una clarísima discriminación de las personas en función del sexo.
Y luego les pedimos que sean correctos, honestos y buenas personas, ellos y ellas.
Los jóvenes chicos y chicas, dormidos nos dan cien vueltas en todo.
Pues la mayoría ya ha padecido en carne propia lo que significa la frustración de sentirse burlados, chantajeados, humillados y humilladas, explotados, despreciados y luego abusados en sus derechos.
Y les exigimos valores y honorabilidad.
Respecto al sexo, desde bien pronto la mayoría ya sabe lo que es tener relaciones sexuales de todo tipo.
Formando grupos o pandillas al margen de los controles de los padres o los profesores, quienes van al colegio.
Los problemas verdaderos son los excesos que llegan a ser serios, desde la vagancia, la exigencia de vivir del cuento, el alcohol y las drogas.
Que se les ofrecen desde bien temprano en esas grandes y maravillosas discotecas que abundan como setas.
Como uno de los negocios más rentables que existen.
¿Falta de valores?
Quizás deberíamos alegrarnos los mayores de que con esos mimbres no sean mas irresponsables.
O más delincuentes.
Publicado por: Dénia | 09/05/2016 11:22:48