"Dos tipos de eyaculación femenina, uno sí es pis", se lee y se relee entre los posts más vistos en el top ten de blogs de El País. La cosa baja y sube, nunca decae del todo (desde hace meses). Da la impresión de que la palabra 'pis' es muy convocante, ¿o es 'eyaculación femenina' lo que llama la atención, o la combinación de ambas?
Todo en la mujer es misterio, y su pis, otro adjetivo a las fantasías.
©Rafael Arocha. El fotógrafo expone, hasta julio, su serie 'Medianoche', en el centro Arts Santa Mónica de Barcelona.
Nunca olvidaré la escena de Kate Winslet haciéndose pis desnuda, y de pie, frente a Harvey Keitel, en Holy Smoke de Jane Campion. Es, por cierto, la película de una mujer, que cuenta con sensibilidad femenina y detalles, muchos detalles de sensaciones, lo que tiene que contar y todo lo que de sexy tiene la vida. Hay una escena en la que él, un señor mayor, que imaginamos observando atentamente a la chica dormida y babeada, recoge en sus dedos la saliva abundante (él está fuera de cuadro, pero lo presentimos excitado y temblando frente a la potente naturaleza de los fluidos).
A algún elegido partenaire le he contado mi fantasía de hacer pis justo en el instante final del orgasmo, con el amor aún penetrándome. Lo tenemos pendiente: es algo no realizado todavía y que cada vez que se menciona provoca excitación (no usar, a ser posible, la académica palabra 'orina' ni la infantil 'pipi').
Todas las mujeres sabemos lo muy cerca que está la vejiga de nuestras sensaciones púbicas y lo muy parecido que se sienten el impulso de la micción y la contracción pre-orgásmica. Para los que después de leer esto se queden con ganas de pis, aquí, la lista de chicas en-aguas frente a cámara (o haciendo como que...), a la que yo añadiría el colofón 'pis-revancha' de la violenta escena hot en el callejón de Nymphomaniac del inmenso Lars Von Trier.
"Veo tu alma en estos confines", me dijo. Él fue más explícito y a mí no me sale serlo en estas líneas que solo pretenden sugerir el gran valor erógeno de nuestros confines, su necesaria exploración de besos y caricias (cuando y con quien somos de verdad capaces de entregarnos). Si al otro le tenemos confianza, no deberíamos postertar la indagación prolija de los pliegues, la mucha saliva compartida y la búsqueda sin vergüenzas de otros placeres que nos funden.
Dejarle lugar al instinto. Respetarlo.
Alguien mencionaría la palabra 'escatología', al paso. No sé. No importa. Solo sé que el aliento de ese a quien amas en el instante único del sexo puede impulsarte a beber más de su boca. O impulsarlo, y que al lamerte los pies, él quiera detenerse en cada uno de los dedos. Y que, como contrapartida a tan generosa succión, quieras lamerle la axila, olérsela (sabéis lo de las feromonas, ¿no?), u oler sus objetos (una zapatilla, una camiseta), para compartir el juego del fetichismo y ascender juntos adonde no hay pensamiento.
No hay asco en el deseo.
No hay deseo en el asco.
Saliva y otras humedades en 'Holy smoke' de Jane Campion, con Kate Winslet y Harvey Keitel.
Con nuestra nariz en contacto con sus sudores podríamos elegir pareja sin cavilar, y como causa y como consecuencia, excitarnos, explicaba la antropóloga Helen Fisher. Esto es animalidad y respuesta evolutiva. Olernos. Como no cambiar las sábanas cuando él se va, y dormir otra noche acompañada; o no bañarse, él, para conservar tu olor por un par de días, si la situación de la vida cotidiana lo permite.
Hay mucho morbo (y 'amor evolutivo') en ese volvernos crisálidas pegajosas y dejar que pase el tiempo, frotándonos. Entre la larva y la adultez, la metamorfosis de dos cuerpos en uno, y una animalidad que nos hace seguir naciendo, humanos, ojalá amorosos.
Evocadoras son las dos últimas estrofas de 'Esfera', un texto "sin maldad ni pecado", del poeta José Viñals:
"Ten confianza, amor mío,/ seré un engendro puro,/ sin maldad ni pecado,/ una crisálida perfecta/ sin otro parecido con mi padre horroroso/ que el grueso de mi pene/ y su ceremoniosa compostura./ Tendremos grandes horas de lujuria,/ tú, en intenso silencio,/ yo, colgado en un clavo en las paredes del retrete/ cuyas emanaciones serán, como los libros,/ a mi cabeza, dulces,/ a mi dolor, aciagas".
Hay 4 Comentarios
La conclusión sacada, es que la media de edad es muy alta, y que aquellos rescoldos de la moral a ultranza dejó en muchas mentes y mentalidades, secuelas enormes e insuperables.
Patologías esculpidas en las mentes de mucha gente a base de tesón y empeño, por unas clases dominantes en otra época que llegan hasta los días de hoy.
Un pacatismo falso y travestido que pretendía transmutar la naturaleza humana en criaturas angelicales.
Y de aquellos polvos nos quedaron estos lodos.
Amarrados los naturales instintos reproductores al pis normal y corriente, como si fuéramos chuchos.
Apoyada la pata en la pared.
Husmeando con el hocico a ras de suelo.
Una pena enorme, el retrato de toda una larguísima generación de criaturas que aun esconden las revistas pornográficas para leerlas a escondidas.
Viviendo la vida a través de prismáticos, con las neuronas deshechas, sin entender la normal realidad de nuestra naturaleza humana.
Como personas de carne y hueso.
Publicado por: Estepa | 30/05/2016 11:20:47
En plena excitación se pueden dar varias situaciones escatológicas que pueden producir aún más placer, más morbo. La de hacer pis no la había pensado, pero me la apunto para el próximo día.
Publicado por: DULCE | 30/05/2016 11:14:09
Me ha gustado, erotismo, pasión, xxx....
Publicado por: xxx | 30/05/2016 8:56:08
Sin comentarios......todo muy....digamos.....caliente y húmedo....nos apuntamos
Publicado por: Abracadabra Noticias | 29/05/2016 17:47:23