Por Martha Zein (*)
Nuestro cuerpo está habitado de puertas. Cruzar sus umbrales implica acceder a un laberinto de paisajes no reglados. Las llaves de esas puertas son múltiples; las más socorridas son los sentidos y la voluntad, pero no son las únicas, el inconsciente lo sabe. El instinto de supervivencia, la pulsión de vida o de muerte, la voluntaria o involuntaria asociación de ideas, el deseo, el miedo, también abren y cierran cerrojos, por tanto, inauguran o cancelan senderos, favoreciendo o impidiendo los viajes de Eros. Como sucede con algunas cajas fuertes, la combinación de esas llaves permite el acceso a jardines del conocimiento.
Fotografía de Emilio Schargorodsky. La modelo es Lucía González Lara.
Sin embargo, a veces alguien dice "abracadabra" sin siquiera mirarnos a los ojos, sin saber que está desencadenando la apertura concatenada de nuestras puertas y portones y, así, de forma inesperada, la entrada a nuestros universos paralelos queda libre, brindando la posibilidad de que ese alguien se convierta en visitante.
La sociedad a la que pertenecemos nos anima al consumo de los placeres, a la fiesta permanente de las emociones, mientras reduce el número de aromas, sabores, sonidos... Nos convertimos en hedonistas idiotas. Los gorriones están desapareciendo en las megalópolis, las rosas viajan en grandes congeladores antes de alcanzar nuestros jarrones, olvidamos el sabor de las manzanas que maduraron al sol, nuestros muslos apenas sostienen mil pasos, nuestros ojos pierden su brillo delante de las pantallas, nuestras manos apenas conocen la tibieza de lo vivo, sin embargo, nuestra cultura anima a que gocemos, ofrece guías y manuales, crea ránkings de placeres y rutas programadas para el deseo.
Es fácil que crucemos los umbrales creyendo que tenemos derecho a un festín al que rendimos pleitesía. Queriendo olvidar que tras el dintel comienza un viaje a un lugar que sólo reconocemos cuando lo habitamos y que tanto nos gusta, probablemente demos el primer paso. Con las puertas del cuerpo abiertas sin saber muy bien por qué, diremos que fue inevitable para alimentar nuestra perdida inocencia.
Desnarigadas y ensordecidos por los estruendos de la fiesta colectiva, aceptaremos compartir este viaje con el ser humano con el que nos hemos encontrado y al que también se le abrieron poros y compuertas. Tras el segundo paso (comprobando que no hay carcerberos) comenzaremos a recorrer los mutuos jardines, a tientas. L@s viajer@s del Eros saben que puede que tras los setos aparezcan los valles y que, si los atraviesan, quizá se entretengan en los ríos que bordean las colinas y avancen, avancen, dejando atrás los mundos conocidos y que quizá amen. Saben que sus sentidos se reordenarán y que alcanzarán el corazón del olvido y que al otro le pasará lo mismo. Podrían parar el fuego, la mente es poderosa. L@s turistas ocasionales ni siquiera imaginan qué les espera, para ell@s todo es juego.
Imaginemos que, en ambos casos, que tú, que yo continuamos: la espiral se vuelve vertiginosa en un fugaz advenimiento, nuestro cuerpo abre tantas puertas que se transforma en puro viento. Llevamos prendidas flores del jardín ajeno en la palma de nuestras manos. Te reconoces desnudo/a en un espacio al que tu acompañante ha dado nombre. La complicidad es inesperada y absolutamente gratuita. Lo llaman orgasmo. Le dicen 'pequeña muerte' porque al desasirnos del aquí y del ahora abandonamos los confines de nuestro cuerpo. Somos el aire que respira un pulmón infinito. Lo nombran 'muerte chiquita'; chiquita, porque de ella regresamos como héroes y heroínas de íntimas Odiseas. Por eso nos gusta tanto, porque bebemos gozosamente de la copa de la inmortalidad y nos asomamos así a la trascendencia con el cuerpo enamorado. Prefiero bautizarlo "éxtasis", un lugar, un espacio compartido, un punto de encuentro sideral al que se puede llegar no solo a través del atajo del sexo.
Seguramente recuerdes el día en que descarriló un viaje contigo dentro: la excursión en la que os perdisteis hasta que os comió la noche, la alegría de llegar a puerto tras la tormenta compartida... Quizás las personas con las que estabas en aquel viaje heroico no formen parte de tu vida cotidiana, sin embargo, quedasteis enlazadas para siempre.
Compartir un éxtasis erótico también crea un vínculo inmortal. L@s amantes vuelan y todo lo que sucede en tierra adquiere una minúscula dimensión. Al aterrizar compruebas que tu paso ha cambiado. Las parejas de vuelo no tienen por qué ser parejas de vida y sin embargo tener su propio sitio en la existencia del otro, un lugar digno, hermoso, respetuoso, brillante, lúcido y generoso, ¿por qué reducirlas a un mero encuentro sexual? ¿Por qué no proclamar que recorrimos en compañía mundos interiores y que, en el camino, hemos visto paisajes que a solas no logramos ver? ¿Por qué no decirle a tu acompañante "¡qué buen vuelo! No quiero tu nido, sin embargo este viento lleva tu nombre"?
¿Por qué despreciar el conocimiento profundo que puede llegarnos a través del cuerpo encendido?
(*) Escritora, autora de documentales y narrative coacher. Imparte talleres sobre las narrativas del Eros, centrándose en las trampas del lenguaje, los límites de la representación y la poética del deseo. Colaboradora en el espacio radial 'No apagues el llum' de IB3
Hay 4 Comentarios
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Publicado por: Sharma Reethu | 23/03/2021 1:14:46
Cuando encontramos a alguien que nos da placer y nos hace alcanzar el orgasmo de una manera especial, es difícil separarse de él, nos encanta estar unidos a esa persona cuanto más tiempo mejor.
Publicado por: DULCE | 27/05/2016 15:22:17
El problema de fondo es que nos volvemos egoístas y desconocemos absolutamente el cuerpo de nuestro "compañero/a de viaje" hasta tal punto que por ejemplo muchas mujeres no saben que ellos también pueden fingir orgasmos por pura desidia ante sus malas artes... Y es que sólo queremos recibir, pero no vas a recoger nada si nada sabes sembrar.
http://luisbermejo.com/blog/223-fingir-orgasmos-masculinos/
Publicado por: DIANA | 26/05/2016 18:24:46
Las parejas de vuelo, no confundir con follamigos. Bien traído. Si se prolonga no son parejas de vuelo, son parejas de aterrizaje y despegue... e incluso de angar
Publicado por: Abracadabra Noticias | 26/05/2016 10:43:26