Eros

Cuando los complejos se nos pasan con sexo

Por: | 07 de mayo de 2016

Los tacones de Prince, lo que le hicieron doler durante toda su vida, y al fin tomando antiinflamatorios para los tremendos dolores de espalda. En estos días, leyendo lo de los calmantes, sus padecimientos resistentes a los analgésicos, su metro cincuenta y pico, su tremendo sex-appeal de un metro cincuenta y pico, su talento sin tacones, pensé en las veces que mi fisioterapeuta me dice: "no se te ocurra usar tacones". Me acordé también de los juanetes de mi abuela y de sus dolores de juanete, durante largos años de madurez, y de cuando ella -que había sido reina de belleza en algún carnaval lejano de principios de siglo- me decía: "no hay que usar zapatos puntudos, porque los pies se deforman".

No hace falta hablar de geishas de pies vendados ni de mujeres africanas con cuellos elongados, ni de las quejas de las chicas-percha photoshopeadas, basta con fijarnos en nuestras masoquistas conductas cotidianas de subordinación estética. Y sacar pecho desnudas, con las imperfecciones de la vida verdadera de los cuerpos verdaderos, porque eso es lo que les gusta a quienes están con nosotros/as. Ah, por cierto: no creo que haga falta tampoco pasarse al otro lado, al de los primerísimos primeros planos de estrías, celulitis y cicatrices, para reivindicar los cuerpos verdaderos.

El erotismo, una vez más, no tiene nada que ver con las formas perfectas.

 

Tarsila_do_amaral

Una tremenda Tarsila do Amaral, en 'Antropofagia'.

El caso es que hoy quería reírme un poco de nuestros trucos para disimular falencias, como pedirle a la peluquera que nos corte los mechones de adelante más largos que el pelo en la parte de atrás, a fin de tapar papaditas o mofletes (y que es más o menos como ponerse por dentro del pantalón la camisa por atrás, y dejarla suelta por delante, para esconder pancitas).

Y mientras recopilaba las locas maneras que tenemos las mujeres de gestionar nuestras obsesiones, pensé que los hombres también hacen por esconder cosas que no les gustan, pero que no suelen contarlo (y mucho menos reírse de ello). Me parece que lo hacen de una manera más solemne, y mantienen largamente el secreto del disimulo, quizá porque sienten que es un poco frívolo (o femenino) andar fijándose en cómo ser coquetos.

Todo esto, a la larga, nos delata, y en los momentos álgidos. Por eso, lo mejor es tomárselo con gracia, o poder narrarlo con humor y reírnos de nosotros mismos. A propósito, me acuerdo de una vez, la única, en que me puse una braga de esas inmensas, altísimas, con faja reductora para aplanar la tripa. Había una gran fiesta de viejos amigos y yo no tenía intención alguna de quitármelas frente a nadie. Pero sucedió que allí me reencontré con un gran amor platónico de la adolescencia y esa noche fue justo la de dejar de ser amigos platónicos. Y, a pesar de mi pensamiento circular en torno al horror de la braga, no pasó nada del otro mundo, creo que él ni vio aquella faja, y además, todo el amor urgente que allí sucedió duró una profunda década.

Justamente, en estos días, decíamos en este blog esto de que 'fuera de eros, todo es miedo', a propósito de las tensiones que se aflojan y los pavores que se diluyen cuando Eros, el verdadero, entra en escena. Ahí es justamente cuando todas estas pequeñas obsesiones cotidianas de los mofletes, las orejas, la papada, los pechos desinflados (que se rellenan con sujetadores), las estrías de la cadera o la pancita prominente se desvanecen. Ahí, desnudos, es cuando los hombres pueden confesar las suyas, sus pequeñas vergüencitas frívolas. Para la anécdota, vaya este par de experiencias: un novio que creía que tenía las piernas demasiado largas y, por tanto, usaba siempre la camisa por fuera, para producir el efecto óptico de compensar el largo del torso (realmente era una idea suya, para nada acorde con la realidad de su físico); otro chico que conocí estaba preocupado porque no se notaran sus pezones por debajo de la ropa (¿vieron que a Federer se le adivinan las tetillas debajo de sus camisetas con patrocinio?) y, en este caso, se abría el penúltimo botón de la camisa para que la tela de la camisa abultara a esa altura.

Me dan mucha ternura estas pequeñas preocupaciones masculinas sobre cosas que a nosotras realmente nos tienen sin cuidado. Entonces, en espejo, puedo imaginar que nuestras tonterías de autoboicot femenino no tienen ningún sentido, tampoco. Dentro de Eros, no hay miedo.

 

Hay 8 Comentarios

soy amante de las fotos porno, por ello me apasionan las tetas https://www.pornofotos.org/xxx/tetas-grandes/ que tienen las personas amateur! un deseo sexual!

Menudo lio nos hacemos con los complejos tontamente ;)

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Hay a quien los complejos no se les pasan ni en plena actividad y llevan a que la dejemos por imposible y entonces los hombres tenemos que fingir. Aquí lo expongo http://luisbermejo.com/blog/223-fingir-orgasmos-masculinos/

Con sexo y sin complejos, algo que deberíamos practicar más. Gran post !!

Los hombres también, coquetos por supuesto, tenemos o hemos tenido en ciertas ocasiones y edades, trucos para esconder, enseñar o disimular barrigas, paquetes, musculitos, etc.....todo va unido al acto de agradar la vista de l@s demás y como no, la propia.

Mi padre era ortopedista y tenia pavor a tacones. Podiamos (yo e mi hermana) cuando jovencitas, salir de minifalda, transparencias, escotes profundos pero para usar tacones, habiamos que esconderselos en el bolso y cambiar en la calle y quitarselos antes de llegar en casa. Un dia, el nos pilló y hizo un largo sermón.
A los hombres les gustan mucho más los tacones do que a las mujeres, porque los tacones dan la ilusion de cullos más grandes y firmes, pero son un muy malos para la columna vertebral y espaldas. Ellas usan para agradar.
La misma cosa se pasa con la lanceria: a 95% de las mujeres les gustan las braguitas blancas de algodón (y son mucho mas saludables), pero usan los colores fuertes para agradar a los hombres.
He tenido un novio que tenia una colecion de braguitas, pero eran todas de algodón, blancas, o de colores pastel. El decia que ellas huelian bien mejor que las negras de tejido sinteticos.
Entonces: tacones, medias de red y lanceria exquisita: sólo en el cumpleaños de tu novio (se a él le gusta).

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Sobre el blog

Ni enciclopedia ni consultorio sexual al uso. He aquí un rincón erótico festivo dedicado a las relaciones y la atracción entre seres humanos, esa faceta que nos hace la vida más placentera, tierna, amorosa, plena… Un blog coral, con cinco autoras de todo origen y condición, que apuesta por el juego, la provocación, lo sensual y el sexo como acto libre, adulto, compartido, real o ficticio, siempre divertido... Eso sí, si tu mirada no es amplia y tolerante, mejor no te detengas aquí. Coordina Analía Iglesias. No sólo se admiten firmas invitadas, sino que son deseadas.

Sobre las autoras

Anne Cé. Nació en el sur austral (Argentina), en un tiempo beatle y en un país con altísima densidad de psicoanalistas y jugadores de fútbol. Periodista, quizá incluso a su pesar, narra lo que se le ponga delante. Y narra, y narra. Un día descubrió que el simple roce de una clavícula le erizaba la piel y entonces comprendió por qué le gusta tanto abrazar a un hombre.

Esther Porta. Segoviana, fue becaria en el mítico Tentaciones y allí hizo de todo hasta que sus conocimientos de sexo la convirtieron en Beatriz Sanz. Y gracias a ella, publicó artículos semanales de sexo, dos libros y fue reclutada como sexperta guionista del programa de Canal +: 'Sex Pópuli'. Cuando casi se le había olvidado (lo de escribir de sexo...) se mete a bloguera. Y aquí está, con tantas ganas de sexo (del uno y del otro) como siempre...

Venus O'Hara, de Reino Unido, con raíces irlandesas. Modelo fetish, actriz y escritora. Licenciada en Ciencias Políticas y Francés, reside en Barcelona, ha sido columnista sexual en varias revistas, tiene su propio blog de fetichismo y es creadora de 'No sabes con quien duermes', un confesionario para personas que llevan una doble vida. Publicó su primer libro junto a Erika Lust, 'Deséame como si me odiaras', en 2010.

Tatiana Escobar, de Venezuela (1976), ha escrito ensayos y poesía en español. Traductora y editora, en 2004 abrió en Madrid junto a sus socios la primera boutique erótica de España, La Juguetería Erotic Toys, para no tener que vivir de la literatura. Desde entonces vive del sexo. Y escribe, a veces, para sus amigos.

. Madrileña. Soñó con escribir y pronto descubrió una vía: el periodismo. Pero como tampoco valía narrar sobre cualquier cosa, eligió suerte y remató la faena con un posgrado en Sexología. Ha trabajado en suplementos de salud y medios especializados. Con la práctica ha acabado por darle un toque más sensual a sus letras. Y con ellas sueña en escribir, ahora, un libro.

Ilustracion
Venus O'Hara, Anne Cé y Silvia C. Carpallo, según 'Mi Petit Madrid'.

Nuevo libro

El orgasmo de mi vida. Si ya no sueñas con príncipes azules, locos por pedirte en matrimonio, ni esperas que aparezca un millonario atormentado pero diestro en amores, con una Visa en una mano y un látigo en la otra, este libro es para ti. Porque El orgasmo de mi vida habla de eso, de mujeres realistas, lúcidas, independientes y eróticamente vivas, capaces de combinar esa cotidianidad que todas conocemos, con sus pasiones más salvajes. Ellas son las protagonistas de los relatos, sin guionistas que les digan lo que tienen que hacer, pero sobre todo, son las compositoras, directoras e intérpretes de los orgasmos más armoniosos de sus vidas.

Lux eróticaLux erótica. "Escribir sobre sexo era la propuesta y me sentí estimulada. Después de tantos años como periodista cultural y con mucha vida hecha en torno a la información y a la actualidad, tenía ganas de ponerle carne a la crónica. Porque nuestra más genuina actualidad como personas pasa por el relato del erotismo. Porque de atracción y de relaciones hablamos todo el tiempo en este tiempo occidental con ciertas libertades individuales garantizadas y rebosante de espíritu lúdico pero también algo desafectado y con nuevos descompromisos adquiridos...". Anne Cé.

Inglés para pervertidosInglés para pervertidos."Se dice que la mejor manera de aprender un idioma es a través del sexo con un extranjero. Pero ¿qué haces si estás en la cama y no sabes qué decirle? Con Inglés para pervertidos puedes aprender todas las palabras y expresiones que siempre has deseado saber, desde lo más elemental al sexo más salvaje. El libro cuenta con ocho capítulos centrados en las partes del cuerpo, la cama, el LGBT, las compras sexis, el lado oscuro, el porno, el chat y la salud sexual. Cada capítulo contiene vocabulario, gramática y unos ejercicios muy originales que no encontrarás en ningún otro libro. Aprende todo lo que tu "English teacher" no se atrevería a enseñarte nunca. Y... si te cansas de estudiar, el libro incluye un montón de fotos mias para distraerte". Venus O'Hara.

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