Sobre el blog

Ni enciclopedia ni consultorio sexual al uso. He aquí un rincón erótico festivo dedicado a las relaciones y la atracción entre seres humanos, esa faceta que nos hace la vida más placentera, tierna, amorosa, plena… Un blog coral, con cinco autoras de todo origen y condición, que apuesta por el juego, la provocación, lo sensual y el sexo como acto libre, adulto, compartido, real o ficticio, siempre divertido... Eso sí, si tu mirada no es amplia y tolerante, mejor no te detengas aquí. Coordina Analía Iglesias. No sólo se admiten firmas invitadas, sino que son deseadas.

Sobre las autoras

Anne Cé. Nació en el sur austral (Argentina), en un tiempo beatle y en un país con altísima densidad de psicoanalistas y jugadores de fútbol. Periodista, quizá incluso a su pesar, narra lo que se le ponga delante. Y narra, y narra. Un día descubrió que el simple roce de una clavícula le erizaba la piel y entonces comprendió por qué le gusta tanto abrazar a un hombre.

Esther Porta. Segoviana, fue becaria en el mítico Tentaciones y allí hizo de todo hasta que sus conocimientos de sexo la convirtieron en Beatriz Sanz. Y gracias a ella, publicó artículos semanales de sexo, dos libros y fue reclutada como sexperta guionista del programa de Canal +: 'Sex Pópuli'. Cuando casi se le había olvidado (lo de escribir de sexo...) se mete a bloguera. Y aquí está, con tantas ganas de sexo (del uno y del otro) como siempre...

Venus O'Hara, de Reino Unido, con raíces irlandesas. Modelo fetish, actriz y escritora. Licenciada en Ciencias Políticas y Francés, reside en Barcelona, ha sido columnista sexual en varias revistas, tiene su propio blog de fetichismo y es creadora de 'No sabes con quien duermes', un confesionario para personas que llevan una doble vida. Publicó su primer libro junto a Erika Lust, 'Deséame como si me odiaras', en 2010.

Tatiana Escobar, de Venezuela (1976), ha escrito ensayos y poesía en español. Traductora y editora, en 2004 abrió en Madrid junto a sus socios la primera boutique erótica de España, La Juguetería Erotic Toys, para no tener que vivir de la literatura. Desde entonces vive del sexo. Y escribe, a veces, para sus amigos.

. Madrileña. Soñó con escribir y pronto descubrió una vía: el periodismo. Pero como tampoco valía narrar sobre cualquier cosa, eligió suerte y remató la faena con un posgrado en Sexología. Ha trabajado en suplementos de salud y medios especializados. Con la práctica ha acabado por darle un toque más sensual a sus letras. Y con ellas sueña en escribir, ahora, un libro.

Ilustracion
Venus O'Hara, Anne Cé y Silvia C. Carpallo, según 'Mi Petit Madrid'.

Nuevo libro

El orgasmo de mi vida. Si ya no sueñas con príncipes azules, locos por pedirte en matrimonio, ni esperas que aparezca un millonario atormentado pero diestro en amores, con una Visa en una mano y un látigo en la otra, este libro es para ti. Porque El orgasmo de mi vida habla de eso, de mujeres realistas, lúcidas, independientes y eróticamente vivas, capaces de combinar esa cotidianidad que todas conocemos, con sus pasiones más salvajes. Ellas son las protagonistas de los relatos, sin guionistas que les digan lo que tienen que hacer, pero sobre todo, son las compositoras, directoras e intérpretes de los orgasmos más armoniosos de sus vidas.

Lux eróticaLux erótica. "Escribir sobre sexo era la propuesta y me sentí estimulada. Después de tantos años como periodista cultural y con mucha vida hecha en torno a la información y a la actualidad, tenía ganas de ponerle carne a la crónica. Porque nuestra más genuina actualidad como personas pasa por el relato del erotismo. Porque de atracción y de relaciones hablamos todo el tiempo en este tiempo occidental con ciertas libertades individuales garantizadas y rebosante de espíritu lúdico pero también algo desafectado y con nuevos descompromisos adquiridos...". Anne Cé.

Inglés para pervertidosInglés para pervertidos."Se dice que la mejor manera de aprender un idioma es a través del sexo con un extranjero. Pero ¿qué haces si estás en la cama y no sabes qué decirle? Con Inglés para pervertidos puedes aprender todas las palabras y expresiones que siempre has deseado saber, desde lo más elemental al sexo más salvaje. El libro cuenta con ocho capítulos centrados en las partes del cuerpo, la cama, el LGBT, las compras sexis, el lado oscuro, el porno, el chat y la salud sexual. Cada capítulo contiene vocabulario, gramática y unos ejercicios muy originales que no encontrarás en ningún otro libro. Aprende todo lo que tu "English teacher" no se atrevería a enseñarte nunca. Y... si te cansas de estudiar, el libro incluye un montón de fotos mias para distraerte". Venus O'Hara.

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Eros

Romper sin reglas de juego (I): reencuentro y final

Por: | 30 de julio de 2016

"Ponte fuerte para no volver a caer", te dicen las amigas, después de la tercera ruptura y sus consiguientes "perdón", en el último mes y medio. El caso es que uno no siempre cae porque está (o estuvo) frágil. A veces, caemos y nos reconciliamos una y mil veces porque nos sentimos fuertes, lo suficientemente fuertes como para indagar por qué meandros continúa su locura y por qué atajos retomamos la nuestra (nuestra neurosis): queremos saber qué sentimos frente a esta pareja turbulenta, entender y entendernos, para seguir reciclando (sentimientos, modos o status) o para llegar a un final que nos deje 'en paz'. Para escribir la telenovela de esta relación con comas, paréntesis, puntos y seguido y un punto y aparte conclusivo (ese que permite dejar de cavilar al infinito). Un epílogo bien redactado.

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Fotos de Emilio Schargorodsky.

La pareja es un relato y no queremos perdernos nada. Algunos somos tan curiosos con todo lo que se narra, que hasta queremos asistir -aun en carne viva- al desenlace de nuestra historia. A veces, necesitamos explorar todos los rincones, los pliegues de más sombra, y que una emoción nos duela de verdad para dejar de darle vueltas al asunto. Para convencernos. Hay otros momentos en que, por el contrario, la idea de una herida no del todo cerrada (que puede volver a escocer) nos hace preservarnos.

Hay quienes usan un preservativo emocional casi sin excepción.

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Fotos de Emilio Schargorodsky.

Algunos somos de los que no se pierden pena ni línea por escribir del propio culebrón, y puede que por eso aceptemos las muchas vueltas, interpretaciones y explicaciones. A veces, aunque la razón nos indique el camino contrario, sentimos que el otro nos sigue habitando el cuerpo y optamos por abrirle la puerta y dejar que el ocaso vaya llegando, lento.

¿Preferimos durar y languidecer para no quedarnos con demasiadas preguntas y poder ser tajantes, entonces sí, cuando nos asalte la nostalgia?

¿O es en la escritura del culebrón donde radica el placer?

 

Tráiler de 'Amor mío/ Mon roi' de Maïwenn.

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El día que recibí un masaje tántrico

Por: | 28 de julio de 2016

"¿Prefieres chica o chico?", me preguntan cuando llamo a Santai masajes, en Barcelona, para reservar un masaje tántrico.  No hay duda: "chica, of course". Aunque mi lado sáfico lleva tiempo sin manifestarse, tengo claro que el toque femenino es lo que más deseo para este tipo de experiencia. 

También especifico que no deseo que me estimulen los genitales. Soy consciente de que esto podría ser el motivo principal por el que muchos desean recibir un masaje erótico, pero no es el mío. Al ser probadora de juguetes eróticos, se puede decir que a mis genitales no les falta estimulación. Lo que más anhelo es sentir cosas que no tengo a mi alcance en el día a día. Para mí, recibir un masaje erótico se trata de una experiencia sensual y no sexual.

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Foto Venus O'Hara.

Aparte de saber la hora, dirección y género de la persona que me va a atender, no sé nada más acerca del tipo de tratamiento que me espera. Quiero ir sin expectativas o prejuicios, y simplemente disfrutar de la experiencia. 

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El erotismo de los kilos de más

Por: | 26 de julio de 2016

Mucho hablar de la operación biquini y de lucir un cuerpo delgado este verano, y al final, seamos sinceras. Somos nosotras las que envidiamos la talla 36 y a ellos a los que se le van los ojos en los bañadores de la 95.

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Imagen del libro 'Kilo arriba, kilo abajo' , ilustrado por  Ana Belén Rivero.

Ya lo demostró Bridget Jones. Mucha lencería francesa y corsés imposibles, pero la braga faja sigue teniendo su morbo. Nos siguen vendiendo ideales de belleza casi imposibles, pero cuando se pregunta a los hombres, como lo han hecho algunos estudios, las curvas siguen siendo lo más sexy. Los cánones de belleza cambian según las culturas y según las épocas, pero nunca tenemos claro si los cambiamos nosotros, o lo cambian las tendencias. El mundo de la moda, la industria, la publicidad… ¿Realmente pueden otras personas decirnos lo que para nosotros es atractivo o no lo es?

El movimiento curvy vino para demostrarnos todo lo contrario y cada vez son más las personas que reivindican el erotismo de los kilos de más. Bien sea con manifiestos serios, o bien sea con el humor de películas como la citada Bridget Jones, que llegará pronto con tercera entrega, y nuevo guaperas a la vista, seducido totalmente por las caderas generosas.
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Cartel de la nueva película 'Bridget Jones's Baby'.

Esta es también la idea del libro de Perra de Satán (alter ego de Bea Cepeda), Kilo arriba, kilo abajo (Editorial Versátil), en el que con mucho humor, pero sobre todo, con gracia, la protagonista cuenta un relato personal de lo que empieza siendo una dieta y acaba por ser una aceptación de una misma. Un relato que está lleno de anécdotas tronchantes, pero también subiditas de tono. Porque el sexo y los kilos de más, por mucho que nos quieran engañar, nunca han estado reñidos.

“No soy una gurú del ligoteo, así que no sé lo que hace falta para ligar. Solo te puedo decir lo que a mí me funciona, y sin duda es la seguridad en mí misma. Y más que la seguridad, el valorarme a mí misma”, explica la autora. Así pasamos por esas primeras experiencias sexuales a los ligues actuales, donde los kilos de más, para la protagonista, nunca resultaron ser la barrera que todo el mundo se empeña en construir.

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Por Martha Zein (*)

Ahora que todo el mundo se vuelve nómada o lo prueba o sueña con ello o se ve obligado a serlo; ahora que nuestros cuerpos buscan el aire, la luz, el agua, la vida, es un buen momento para que los amantes nómadas compartan sus procesos, porque durante el resto del año es el Eros sedentario el que se impone, con sus ciclos, sus lindes y excedentes.

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Fotos de Emilio Schargorodsky.

Merece la pena despertar a la nómada que llevamos dentro y recordar que nuestro equipaje ha de ser ligero porque, de lo contrario,  nuestros deseos, emociones, consciencia, instintos, seducción, requiebros, lenguajes... pesarían como un fardo. Frente a la voracidad que facilita nuestra cultura sedentaria, que promueve la búsqueda del beneficio hasta el exceso, que premia el hedonismo paralizante y pone de moda el consumo estacional de las pasiones, frente a un Eros que busca vínculos productivos y los canoniza, colecciona orgasmos y los clasifica, acumula placeres sin enseñar a gozar, merece la pena pararse antes de partir.

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Entre tanto Pokémon, detecta al misógino

Por: | 22 de julio de 2016

Él quería convencer a su chica de que el patriarcado era una buena idea de gestión social, siempre que la cosa estuviera al mando de una autoridad proba. Esa autoridad justa y bondadosa tendría la forma de un Übermensch ("superhombre") nietzschiano, o sea "un hombre culto, bello, fuerte, independiente, poderoso, libre, tolerante, a semejanza de un dios epicúreo" (como tan bien lo describe Manuel Vincent en este artículo).

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Fotografías de Irene Díaz.

Su chica le discutía un poco este asunto del patriarcado pero, al fin, lo dejaba expresar sus proclamas porque él hablaba mucho y muy asertivamente, resultaba difícil de convencer acerca de cualquier matiz y muy fácil de ablandar con besos y caricias. Él era tierno (podía pasar horas lamiendo los pezones de ella y mirándola), era complaciente haciendo el amor (se brindaba en  dedicados cunnilingus) y era apasionado al abrazar y al besar, pero delicado para tocar (contagiaba su deseo exaltado y persistente, suavemente), estaba atento a cada gesto de placer de ella para poder imitar otras veces la posición que a ella más le gustaba, le decía "te amo" y clamaba "no me abandones", si durante la penetración ella no seguía besándolo profundamente y abrazándolo fuerte.

Ellos eran, ante todo, amigos que tenían una gran conexión física (y química). Entonces, cuando él citaba a Así hablaba Zaratustra para declamar que la misión más importante de la mujer es ser madre y que ninguna mujer debería desear salirse de esa senda que es la que la completa, ella sonreía porque prefería hacerlo callar levantándole un poco la camisa, con un beso leve debajo del ombligo. Él no buscaba Pokémons, pero veía Dragon Ball Z.

"Seguramente, Nietzsche era igual de insoportable (eso sí, sin manga)", pensaba ella, y lograba hacerlo cambiar de tema lamiéndole la comisura o rozándole las tetillas (esto, y la estimulación anal eran las dos cosas que a él lo volvían entrega absoluta).

Un superhombre bello, rendido a los pies de Eros que, sin embargo, volvía a la carga, a exaltar la virilidad guerrera, apenas recuperado del éxtasis compartido. En tono amable, ella le susurraba: "no seas tan misógino".

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Me es infiel porque trabajo mucho

Por: | 20 de julio de 2016

La historia es muy común. Hombre que se centra en su trabajo, pasa mucho tiempo fuera de casa y mujer que, para que él triunfe, deja su carrera y se dedica al hogar y a los hijos. Pero al final, ya se sabe, la falta de atención pasa factura y no tarda en aparecer un vecino, un amigo o un profesor del colegio, en el que buscar el afecto perdido. Pero, ¿y si la historia fuera al revés?

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Escena de 'El becario'.

Los tiempos han cambiado. La mujer no solo se ha incorporado al mercado laboral, sino que, de hecho, lidera la ocupación de las universidades y, en muchas ocasiones, está más preparada que su pareja. Eso, unido a que la crisis ha supuesto un aumenta de paro en sectores habitualmente masculinos, como el de la construcción, conlleva que los roles tradicionales vayan cambiando. Ella es la que trabaja fuera de casa y él, el que se queda trabajando dentro, ocupándose de la casa y de los niños, bien porque no le queda otro remedio, o bien porque decide apostar por la carrera profesional de ella.

He aquí la historia de la conocida película El becario, en la que Anne Hathaway es una empresaria de éxito, algo sobrepasada por las circunstancias, que intenta llegar a la cima profesional, sin que se vea afectada su vida personal. Un papel que, de cierta forma, ya interpretó en El diablo se viste de Prada. Esta vez, no obstante, quedan más al descubierto las diferencias que aún existen entre  hombres y mujeres a la hora de dedicarse a su carrera.

(Atención, spoiler) La cuestión del nudo llega cuando se descubre que el marido que ha dejado su carrera de éxito por ella, y que vive dedicado a su hija, tiene un affair. Una aventura de la que ella, en primera instancia, se sentirá culpable. Quizás esa es la primera diferencia con la situación a la inversa: ahora es ella la que intenta echarse la culpa y eso no suele ocurrir en el otro sentido (seamos sinceros). Así, confiesa entender que él ha dejado de sentirse un hombre en el papel de 'amo de casa' y que por eso ha buscado otra mujer que le haga sentir reafirmada su virilidad (otra idea tristemente extendida). Un argumento que, precisamente, la figura del hombre más tradicional, encarnado por Robert de Niro, intentará desmontar, haciéndole ver que ella solo ha luchado por un sueño y que no tiene la culpa de las decisiones de su marido. Tanto es así, que el propio marido acabará admitiendo que él y solo él es el responsable de su decisión.

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1) No hace falta que me digas toda la verdad, solo quiero que lo que me digas sea verdad.

2) No quiero piropos solo porque "es el momento de hacerlos".

3) Confesar una breve sensación agradable sobre nosotros vale mucho más que mil frases de princesas y floripondios.

4) No quiero adulación sino una palabra agradecida por nuestro encuentro.

5) Quizá baste un gesto de ternura hacia ese otro ser humano que soy, en este momento, compartiendo tu intimidad.

6) No quiero toda la verdad sobre tus sensaciones o tus sentimientos sobre mí. Sobre todo, porque la razón suele esconder la naturaleza profunda de los deseos.

7) No quiero declaraciones de honestidad brutal. No hacen falta. A veces, tanta sinceridad resulta perversión.

8) Para seducir no hace falta mentir. 

9) Para romper no hace falta herir. 

10) No te burles de lo inocente que es el/la que se ha creído algún piropo tuyo.

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Fotografías de Irene Díaz.

Esta suerte de decálogo de no mentiras y no verdades podría ser un marco de referencia básico para cualquier vínculo entre humanos que se acarician, se besan y tienen sexo, como compañeros temporarios de éxtasis, o con perspectivas de futuro.

No habría que ser más explícitos que lo que las reglas de cortesía indican para expresar sentimientos o carencia de sentimientos. Quizá un "me caes bien" o "qué bueno conocerte" alcance. ¿Para qué decir "no te quiero" o "solo quiero sexo contigo" o, peor, "me da lo mismo estar contigo que con otra chica con tal de hacer el amor" ?

Aunque no lo crean, queridos lectores, hay hombres que dicen estas cosas y que, trascartón, apostillan: "no soy mentiroso" o "soy honesto contigo".

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¿Cómo se masturban las mujeres?

Por: | 15 de julio de 2016

Cuando decimos que la pornografía afecta a la educación sexual, una de las ideas que más se diluye es la del placer femenino. Por ejemplo, según buena parte de las películas porno, ellas disfrutan con penes enormes y con dildos gigantes. Pero lo cierto es que, cuando nos alejamos de la ficción, la búsqueda del placer de la mujer difiere mucho del estereotipo.

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Para empezar, parece ya cansino esto de repetir que el órgano sexual de la mujer no es la vagina, sino el clítoris. No es para menos, pese al pequeño tamaño de su capuchón externo (ya sabemos que hay otra gran porción interna), se estima que el clítoris cuenta con unas 8.000 terminaciones nerviosas. El doble que las del pene masculino. 

Teniendo en cuenta ese dato, cuesta entender por qué hay que explicar tantas veces que, para estimular a una mujer, contar con el clítoris es algo fundamental. Por ello, muchas veces cuando se dice que una mujer no llega al orgasmo a través del coito, lo que se está expresando es que no llega solo con la estimulación vaginal, no que no pueda tener un orgasmo si, además de la penetración, se acaricia el clítoris, bien sea manualmente o bien con algún juguete.

Claro que, para eso, sería importante conocer cómo se dan placer las mujeres a sí mismas, y así poder aprender cuáles de estas técnicas pueden resultar también útiles en los juegos de pareja. Si bien cada persona es un mundo y cada cual tiene sus trucos y técnicas particulares, sí que hay una serie de ritos, que entran dentro del autoerotismo más habitual. O, al menos, un poco más que las típicas imágenes de películas porno de dildos que entran y salen abruptamente y en primer plano.

En primer lugar, uno de los grandes clásicos es la almohada. Por una cuestión muy simple, y es que muchas veces el descubrimiento del placer en la vulva, incluso antes de que se tenga identificado el clítoris, surge del roce espontáneo con una silla, haciendo un ejercicio de gimnasia o presionando la zona para aguantar la orina.

De esta forma, cuando una quiere explorar esa sensación un poco más, lo hace en el lugar más íntimo que conoce: su habitación. Así, comienza a rebozarse con ese primer compañero de cama que es la almohada, hasta alcanzar un orgasmo sin tener que bajarse las bragas.

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El sexo equivocado

Por: | 12 de julio de 2016

"Al principio, clasifiqué las imágenes y puse a hombres travestidos en mujer en una caja y las mujeres vestidas de hombre, en otra. Pero muy pronto me dí cuenta de que era bastante más complicado", confiesa el cineasta francés Sébastien Lifshitz, responsable de una colección de fotos amateurs que cuentan un siglo de travestismo -de 1880 a 1890-, y que se muestra en el marco de la 47º edición de Les Rencontres de Arles, uno de los festivales de fotografía de referencia de Europa.

El género equivocado se llama la exposición que rescata documentos sobre esta fascinación que han sentido hombres y mujeres, de muchos lugares y épocas, en transformarse -por jugar o por sobrevivir- en una persona del sexo opuesto.

 

 

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Travestismo entre los prisioneros de la I Guerra Mundial: dos franceses en el campo alemán de Königsbrück, hacia 1915. Colección de Sébastien Lifshitz.

Nadie mejor que Lifshitz, un cineasta especializado en temática gay y LGTB, para recolectar, filtrar y contextualizar las imágenes que encontró en su búsqueda de años y años por baúles de mercados de pulgas y ferias de garage. Así, hay una sección dedicada a la transexual argelina Bambi (nacida como Jean-Pierre Pruvot, en 1935), quien se unió al elenco del Carrousel de París, en 1954, y se operó nada menos que en Casablanca (Marruecos), en los años 60, y a quien Lifshitz ya le dedicó una película. Bambi fue una sex symbol que logró cambiar su nombre en su país de nacimiento, tras la guerra de la independencia de Argelia, y convertirse en profesora universitaria en la Sorbona de París.

Sebastian Lifschitz, que ganó este año la 'Queer Palm' en Cannes con Las vidas de Teresa, sobre la activista LGTB Thérèse Clerc en su lucha final contra la enfermedad, explica los misterios del "juego identitario", como él lo llama: "Lo que me gusta en estas imágenes es que plantean muchas preguntas... Nuestra sociedad en crisis compensa, como en la década de los años 30, la falta de referencias con el retorno a una moral puritana. Es bueno, en esos días, dar paso a estas personalidades que, desde los márgenes de la historia (y mucho antes de que las feministas), han señalado la construcción social de los roles de género. ¿O acaso la esencia de la imagen no es, como dijo Roland Barthes, una ratificación de lo que representa?".

 

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Amor 'detox', como el batido de las famosas

Por: | 07 de julio de 2016

Vivimos tiempos difíciles. Tiempos en los que nos come la ansiedad, la incertidumbre y en los que pese a leer cada día un libro o un artículo sobre cómo ser más felices, por alguna razón, nos cuesta serlo más que a nuestros antepasados. Y eso que se supone que tenemos todo para serlo.

Porque tenemos muchas más cosas, es cierto, pero si algo deberíamos haber aprendido a estas alturas es que la felicidad no está en las cosas, sino en la sencillez: en los momentos que disfrutamos a solas o con otras personas.

Sin embargo, parece que esas relaciones tampoco nos hacen del todo felices. Da la impresión de que más que sumar, restan, nos consumen. Tanto, que está de moda el concepto de ‘personas tóxicas’. Una idea gracias a la cual hemos aprendido a identificar a todas aquellas personas de nuestro entorno (compañeros de trabajo, familiares, amigos e incluso pareja) que nos quitan parte de la  energía cada día.

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Ejemplo del famoso 'batido verde' del Blog Facilisimo.

¿La solución a este problema? Alejarnos de quien nos hace mal. Que, como concepto, tiene toda su lógica. Pero el problema es que, llevado al extremo, acabamos por pensar que debemos tener relaciones que sean el símil sentimental del batido verde de las famosas. Desintoxicantes.

Buscamos, así, a alguien que nos aporte calma y serenidad, que nos deje ser nosotros mismos, que nos haga incluso ser mejores personas. Alguien que no esté tan estresado, perdido e inestable como lo estamos nosotros, para aportarnos la felicidad que nos falta. Es decir que, para no sentirnos consumidos por el otro, la idea es que esa persona deba aportarnos todo a cambio. Algo así como devorar para no ser devorados.

Queremos relaciones más ‘sanas’, pero quizás lo que deberíamos buscar son relaciones más ‘equilibradas’. Hemos pasado de aceptar que el amor era sinónimo de lágrimas a querer que el amor sean solo sonrisas. Y eso de sano tampoco tiene nada. Tenemos que empezar a aceptar que todos nos sentimos un poco perdidos, pero que no puede depender del otro el encontrarnos. Que solo cuando nosotros nos sintamos más ‘sanos’ con nosotros mismos, podremos construir algo bueno juntos.

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¿Tan idiota es amar?

Por: | 05 de julio de 2016

¿Es el amor una tontería? Conocí a Blanko Gbich -el seudónimo del escritor senegalés Oumar NDao- a través de amigos virtuales comunes, que me recomendaron que no dejara de hablar con él sobre el amor. Oumar, nacido en Dakar pero residente en Abiyán (Costa de Marfil), había escrito un libro que, en francés, se llama C'est idiot d'aimer, y se pasa el día leyendo sobre las relaciones e indagando, con mucho humor, en las especificidades del romance y el sexo en África Occidental.

"Siento que toda mi vida voy a tener que estar justificándome por haber cometido la imprudencia de escribir un libro que afirma que es tonto amar. Cómo es que uno se atreve a decir una cosa tan estúpida, si tan pronto como se menciona la palabra 'amor', algunos ya tienen estrellas y corazones de color rosa en los ojos", me dice Blanko, a modo de introducción.

 

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De la exposición malagueña del artista urbano Darko. La foto es de Emilio Schargorodsky.

A decir verdad, NDao no habla de tonterías sino de derrotas: la de enamorarse, primera debilidad, y la del desgaste de la relación, como parte inapelable del proceso del amor. Dicho de otro modo, de la estupidez de volver a rendirse a los pies de una idea que nos abatirá, inexorablemente.

"¿Atreverse a decir que es una tontería el amor, mientras que 'Dios es amor' y 'Jesús te ama, hermano, hermana'? Cuidado, yo también te amo, dulce Jesús.Pero cuando hablo de amor, de este amor, estoy hablando de esa cosa loca que hace que la respiración se acelere, que el corazón lata, que sudemos en invierno. Sí, esta loca sensación que ha llevado a muchos hombres a su ruina. Sí, has leído bien. Ruina. Pérdida. Aquí estamos". Así de vehemente suena el escritor, y con su sentido del humor a prueba de balas, cuando le pido que desarrolle su concepto, y le prometo que intentaré traducir sus textos al castellano lo más fielmente que pueda.

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Programarse para 'regar' el placer sexual

Por: | 03 de julio de 2016

Por Jorge Palacios (*)

Dicen que la vida no se mide por las veces que respiras sino por los momentos en que te quedas sin aliento.

Leandro_lamasLeandro Lamas.

Por si no lo sabes, la Programación Neurolingüística (PNL) sirve para gestionar en ti mismo o en los demás la forma en que opera tu inconsciente hacia afuera, hacia el mundo. Es decir, se trata de identificar y desarrollar la experiencia subjetiva de una persona, lo que hay en su mente, basándose en sus comportamientos automáticos y de los que no es consciente.

De esta manera, la PNL nos aporta recursos para poder autoconocernos y conocer mejor a los demás, así como canalizar mejor nuestra manera de comunicarnos y relacionarnos, aprendiendo a sintonizar y sincronizar mejor con otras personas. Con este modelo de PNL, buscamos tener estados más plenos y positivos con nosotros mismos y con el entorno.

Imagínate, entonces, si lo llevas a tu sexualidad: puedes promover el entorno adecuado para crear estados placenteros y positivos en la relación sexual, de forma consciente, para ambos, desarrollando estímulos visuales, olfativos, auditivos (nada como hablar muy pegados al oído del otro) y sensitivos (cómo tocar es esencial), con el objeto de estimular nuestros deseos recíprocos.

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