1) No hace falta que me digas toda la verdad, solo quiero que lo que me digas sea verdad.
2) No quiero piropos solo porque "es el momento de hacerlos".
3) Confesar una breve sensación agradable sobre nosotros vale mucho más que mil frases de princesas y floripondios.
4) No quiero adulación sino una palabra agradecida por nuestro encuentro.
5) Quizá baste un gesto de ternura hacia ese otro ser humano que soy, en este momento, compartiendo tu intimidad.
6) No quiero toda la verdad sobre tus sensaciones o tus sentimientos sobre mí. Sobre todo, porque la razón suele esconder la naturaleza profunda de los deseos.
7) No quiero declaraciones de honestidad brutal. No hacen falta. A veces, tanta sinceridad resulta perversión.
8) Para seducir no hace falta mentir.
9) Para romper no hace falta herir.
10) No te burles de lo inocente que es el/la que se ha creído algún piropo tuyo.
Fotografías de Irene Díaz.
Esta suerte de decálogo de no mentiras y no verdades podría ser un marco de referencia básico para cualquier vínculo entre humanos que se acarician, se besan y tienen sexo, como compañeros temporarios de éxtasis, o con perspectivas de futuro.
No habría que ser más explícitos que lo que las reglas de cortesía indican para expresar sentimientos o carencia de sentimientos. Quizá un "me caes bien" o "qué bueno conocerte" alcance. ¿Para qué decir "no te quiero" o "solo quiero sexo contigo" o, peor, "me da lo mismo estar contigo que con otra chica con tal de hacer el amor" ?
Aunque no lo crean, queridos lectores, hay hombres que dicen estas cosas y que, trascartón, apostillan: "no soy mentiroso" o "soy honesto contigo".
Sí, ya sabemos: es una costumbre que tenemos las mujeres esta de pedir que no haya mentiras, ni siquiera en una relación efímera y sin compromisos de largo aliento.
Creo, sin embargo, que nadie exige la verdad entera de nada. Nadie necesita la honestidad brutal de "no me gusta tu aliento" o "no te quiero pero me pones" o "no me gusta que me toques después del orgasmo". Se trata de moderar las (supuestas) verdades brutales sin mentir. No parece tan difícil relacionarse con el otro amorosamente, en el sentido más humano y amplio del término, sin tener que comprometerse en un proyecto de medio alcance ni decir lo contrario de lo que uno (supuestamente) siente.
Y digo "supuestamente" porque nuestra mente siempre nos juega malas pasadas y, en ocasiones, realmente resulta un enigma hasta para nosotros mismos lo que el otro nos provoca, incluso cuando se nos vienen a la boca los pretendidos términos exactos de lo que pensamos (con la cabeza) o lo que sentimos, en el contexto de los deberes y los mandatos familiares, o los caminos trazados socialmente.
Lo que resulta más complicado es traducir fielmente lo que le pasa al corazón. Por eso, siempre es mejor la cautela.
Fotografías de Irene Díaz.
Cuando expresamos, junto a la psicoanalista Constanza Michelson, "prefiero las mentiras al oído", queremos decir que el encuentro humano se merece ternura, la que se pueda, la que tengamos a nuestro alcance, el cariño que haya a disposición, por mínimo que sea, antes que la mezquindad de la supuesta franqueza. Una palabra agradecida, un gesto sincero de reconocimiento aunque solo nos una al otro un roce erótico (o dos o tres), antes que "un acuerdo de sexo controlado, avaro de la locura de a dos, sobrante de hule", escribe Michelson.
Buscar en nuestros rincones, a ver dónde dejamos el afecto.
"No se trata de defender las viejas instituciones de lo amoroso, que también nos aplastaban; pero el simulacro del touch and go crónico deshumaniza. Se trivializa el cuerpo, se mecaniza el sexo y se atenta contra las posibilidades de un encuentro: la amistad, la ternura, la solidaridad, al menos una fraternidad política con el otro", explicaba la psicoanalista chilena en su magnífico artículo 'La esclavitud de follar'.
Como ella misma aclara, "somos nosotras las que, hoy, no pedimos ni un mensaje de texto post coitum". Parece que vivimos una época cruda de transacciones sexuales y autoexplotación, que es -según la experta- "como haberle pedido al mismo empleador que nos tenía con contrato fijo, una boleta de honorarios".
Quizá, al cabo de tanto neoliberalismo de acumulación sexual, haya que barajar y volver a follar conscientes de que la 'carne' del otro somos también nosotros. No descarnar ni descarnarnos.
Hay 7 Comentarios
Los mandamientos de la fidelidad?
Publicado por: sex cam online | 15/06/2017 3:40:01
Me encanta!
Publicado por: Mariaz | 25/07/2016 14:05:33
Por desgracia, la sinceridad no seduce, aunque hoy en día no hay seducción sino "al grano". En los relatos de mi web lo compruebo cada día. Cuanto mas mentiras y mas directo y explícito, mas gente se interesa. ¡Lástima!
Éste es el que mas ha gustado dadas las visitas: http://luisbermejo.com/blog/159-en-mi-estudio/
Publicado por: Luis | 20/07/2016 18:02:20
me refiero al alma y todo lo que ella significa, lo digo por si hay algún mal pensado....
Publicado por: susi | 20/07/2016 0:03:51
No entiendo muy bien a dónde quiere llegar el articulista pero lo que sí que sé es que en esto del amor hay que ser delicado y sobre todo respetar mucho a la otra persona, el respeto por encima de todo, es un ser humano, con emociones y sentimientos y hay que saber tratar esa parte que no vemos pero que guardamos muy dentro de nosotros y todos conocemos.
https://youtu.be/U9zdQOF6VbA
Publicado por: susi | 20/07/2016 0:00:24
No veas que profundidad.....
Publicado por: Abracadabra Noticias | 18/07/2016 20:07:58
"dizer também que eu te amo, mas gosto de outra"
https://www.youtube.com/watch?v=ePnGt-lbFrg
Publicado por: Sherazade | 18/07/2016 13:39:04