"La espera es femenina", leí en una entrevista a la socióloga Marie-Carmen García. Es de esas cosas a las que solo les faltaba una sintaxis apropiada para ser una idea redonda, pensé.
El que la espera sea mujer (más allá del género de la palabra) es un concepto abarcador, que describe a la perfección una pequeñísima porción de esta vida nuestra atravesada por socializaciones bien compartimentadas por sexo y maneras de querer predominantemente femeninas o masculinas.
Fotografías de Irene Díaz.
"Las mujeres continúan siendo educadas para amar y ser amadas con la validación masculina: el patrón, el padre, el amante, el esposo. Entonces, les falta siempre algo. La autonomía nunca es completa", explica la socióloga francesa, autora de un libro sobre las relaciones extraconyugales llamado Amours clandestines, sociologie de l’extraconjugalité durable (Presses universitaires de Lyon, 2016).
El amor las desasosiega, porque el amor es espera, siempre.
García pone el foco en la desigualdad de género dentro de las relaciones extramatrimoniales: "La norma de la igualdad entre sexos, que funciona en la pareja contemporánea oficial, no es lo que predomina en las relaciones de amantes clandestinos. Aunque no sea equitativa del todo, la pareja oficial está dentro de un marco normativo y de legislación. En cambio, la pareja adúltera es el lugar donde uno puede arrogarse el derecho de ser desigual. El hombre dicta las reglas, fija las citas, las anula, se ausenta, se va de vacaciones con su mujer. Las amantes eligen sus días libres en función de los de su amante. Sean ellas ejecutivas, cirujanas o juezas, se someten a ciertas esperas arcaicas: ponerse lindas, ser siempre amables, estar siempre disponibles, también para el sexo".
Fotografías de Irene Díaz.
"Los hombres enamorados de mujeres casadas no esperan. Tienen otras partenaires ocasionales y no pasan sus vacaciones al lado del teléfono. La espera es femenina. Una mujer mayor me dijo: 'al menos, ahora, con el móvil, podemos salir'", añade la socióloga.
No hay tranquilidad ni libertad posible con el teléfono sobre la mesa del bar, esperando un SMS, un whatsapp, el mensaje de Facebook, y dispuestas a salir corriendo a casa en cuanto nos avise que está llegando.
¿Amor como sinónimo de inquietud?
He llegado a ver incluso a mujeres inquietas por los mensajes de Tinder, cuando un desconocido ya es un desconocido habitué al que se le da entrada para interrumpir cualquier otra actividad de su asidua desconocida al otro lado de la pantalla. Mujeres que leen sus mensajes en el cine. Mujeres que solo 'hacen tiempo' entre una llamada de él y la siguiente.
"Haría falta al menos una solidaridad femenina simbólica. Los hombres lo saben hacer bien: el marido engañado no es un rival, es el macho alfa completamente ausente de la ecuación. El amante no aspira a la plaza de esposo, la amante le convence que él es el mejor. El amante es el poder", zanja.
A su lado de la pantalla, ellos son impacientes, porque no quieren esperar y porque es un hecho contrastado el que siempre contestemos rápido. Forma parte de la Historia de la humanidad: la mujer responde en cuanto el hombre le da una señal, y luego se sienta a esperar(lo) unas horas, medio día, una semana, tres meses.
La necesidad de las señales de vida. Completud e incompletud.
Si ella no responde inmediatamente, hay sospechas sobre su humor o el carácter de la actividad que le impide atender el teléfono o responder a un mensaje: "Claro, vaya a saber lo que estás haciendo. Te olvidas de mí". O, al cabo de apenas una hora o dos de enviar un texto: "bueno, ahora no me contestas, es tu turno de hacerme esperar: fair enough" (y a veces no es nuestra intención devolver ninguna atención o desatención: simplemente estamos ocupadas).
A nuestra vez, jamás osaríamos escribir un texto semejante, porque además de estar armadas de paciencia, estamos entrenadas en ser ‘cool’ ("también tengo mi vida, ¿qué crees?").
Fotografías de Irene Díaz.
Acostumbradas, también, a esperar su orgasmo. Aunque nosotras hayamos llegado tres veces al clímax en un prudente espacio-tiempo de disfrute, de duración media suficiente para un buen intercambio erótico, seguiremos esperando, sin ningún reproche. Es verdad que aquí cabe la excepción de las esposas que no quieren tener sexo -al menos no con el esposo- y que piden a sus maridos que se den prisa (ay, qué patéticas escenas domésticas las que relata esta bloguera, sin ir más lejos).
Pero, seriamente hablando, ¿cuántos amantes, que no sean un verdadero y largo amor, nos esperan a nosotras, en el compartir erótico? La socióloga me hizo pensar en que, inclusive las que solemos tomar la iniciativa, llegadas a un punto, deberemos ponernos, pacientes, a esperar otros humores y ritmos, sabiéndonos igual de dispuestas a adaptar nuestras cadencias y nuestras ganas, cuando alguien de verdad nos gusta.
¿Hasta cuándo la vida será eso que sucede entre dos mensajes suyos?
Hay 6 Comentarios
si te hace esperar, déjalo
Publicado por: ninja | 25/11/2017 5:07:32
Felicidades, con retraso. https://www.youtube.com/watch?v=q8b8Nz31jZw
Publicado por: Prosaico | 01/09/2016 23:09:04
No es necesario que sea la mujer la que espere, si consigue dominar la situación llevará las riendas y será el hombre entonces el que tenga que esperar.
Publicado por: DULCE | 08/08/2016 11:08:29
El esperar no es porque sí; cuando te enamoras de alguien hay muchas emociones entremezcladas y algo muy personal, muy intrínseco que hace que sólo quieras estar con esa persona; si pruebas con otras personas se falla casi segura o si no se falla, siempre se tiene un halo de melancolía, de manera que se piensa que es mejor estar sola, puesto que esa forma de amar a esa persona no va a cambiar; quizás por eso haya personas solteras u otras que no quieran mantener una nueva relación en serio.
Publicado por: Isabel Maria | 07/08/2016 17:04:16
Tengo una amiga que se quedó viuda con 40 añoa y nunca más ha tenido un novio. Razón: nunca esperar, nunca más, entonces mejor ni tener. Las viudas en general no quieren más casarse.
Yo, por el contrário aun espero, espero, espero. Una voz interna me habla: vas a esperar até morir.
https://www.youtube.com/watch?v=Qe5jyN7q49c
Publicado por: Paula | 05/08/2016 17:51:45
Demasiados prejuicios y estereotipos. No siempre la espera es femenina, por algo en Castellano el género de "la espera" es el Neutro.
Aquí una historia en la que la espera fue masculina: http://luisbermejo.com/blog/284-cita-reveladora/
Aunque he de decir, que mas que "la espera" el deseo no es propiedad de un sólo género.
Las mujeres también desean: http://luisbermejo.com/blog/283-desnuda-para-ti/
Y muchas veces fantasean: http://luisbermejo.com/blog/279-objeto/
Publicado por: AMO a L | 05/08/2016 12:01:46