Eros

Esperar su llamada, esperarlo, esperar

Por: | 05 de agosto de 2016

"La espera es femenina", leí en una entrevista a la socióloga Marie-Carmen García. Es de esas cosas a las que solo les faltaba una sintaxis apropiada para ser una idea redonda, pensé.

El que la espera sea mujer (más allá del género de la palabra) es un concepto abarcador, que describe a la perfección una pequeñísima porción de esta vida nuestra atravesada por socializaciones bien compartimentadas por sexo y maneras de querer predominantemente femeninas o masculinas.

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Fotografías de Irene Díaz.

"Las mujeres continúan siendo educadas para amar y ser amadas con la validación masculina: el patrón, el padre, el amante, el esposo. Entonces, les falta siempre algo. La autonomía nunca es completa", explica la socióloga francesa, autora de un libro sobre las relaciones extraconyugales llamado Amours clandestines, sociologie de l’extraconjugalité durable (Presses universitaires de Lyon, 2016).

El amor las desasosiega, porque el amor es espera, siempre.

García pone el foco en la desigualdad de género dentro de las relaciones extramatrimoniales: "La norma de la igualdad entre sexos, que funciona en la pareja contemporánea oficial, no es lo que predomina en las relaciones de amantes clandestinos. Aunque no sea equitativa del todo, la pareja oficial está dentro de un marco normativo y de legislación. En cambio, la pareja adúltera es el lugar donde uno puede arrogarse el derecho de ser desigual. El hombre dicta las reglas, fija las citas, las anula, se ausenta, se va de vacaciones con su mujer. Las amantes eligen sus días libres en función de los de su amante. Sean ellas ejecutivas, cirujanas o juezas, se someten a ciertas esperas arcaicas: ponerse lindas, ser siempre amables, estar siempre disponibles, también para el sexo".

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 Fotografías de Irene Díaz.

"Los hombres enamorados de mujeres casadas no esperan. Tienen otras partenaires ocasionales y no pasan sus vacaciones al lado del teléfono. La espera es femenina. Una mujer mayor me dijo: 'al menos, ahora, con el móvil, podemos salir'", añade la socióloga.

No hay tranquilidad ni libertad posible con el teléfono sobre la mesa del bar, esperando un SMS, un whatsapp, el mensaje de Facebook, y dispuestas a salir corriendo a casa en cuanto nos avise que está llegando.

¿Amor como sinónimo de inquietud?

He llegado a ver incluso a mujeres inquietas por los mensajes de Tinder, cuando un desconocido ya es un desconocido habitué al que se le da entrada para interrumpir cualquier otra actividad de su asidua desconocida al otro lado de la pantalla. Mujeres que leen sus mensajes en el cine. Mujeres que solo 'hacen tiempo' entre una llamada de él y la siguiente.

"Haría falta al menos una solidaridad femenina simbólica. Los hombres lo saben hacer bien: el marido engañado no es un rival, es el macho alfa completamente ausente de la ecuación. El amante no aspira a la plaza de esposo, la amante le convence que él es el mejor. El amante es el poder", zanja.

A su lado de la pantalla, ellos son impacientes, porque no quieren esperar y porque es un hecho contrastado el que siempre contestemos rápido. Forma parte de la Historia de la humanidad: la mujer responde en cuanto el hombre le da una señal, y luego se sienta a esperar(lo) unas horas, medio día, una semana, tres meses.

La necesidad de las señales de vida. Completud e incompletud.

Si ella no responde inmediatamente, hay sospechas sobre su humor o el carácter de la actividad que le impide atender el teléfono o responder a un mensaje: "Claro, vaya a saber lo que estás haciendo. Te olvidas de mí". O, al cabo de apenas una hora o dos de enviar un texto: "bueno, ahora no me contestas, es tu turno de hacerme esperar: fair enough" (y a veces no es nuestra intención devolver ninguna atención o desatención: simplemente estamos ocupadas).  

A nuestra vez, jamás osaríamos escribir un texto semejante, porque además de estar armadas de paciencia, estamos entrenadas en ser ‘cool’ ("también tengo mi vida, ¿qué crees?").

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 Fotografías de Irene Díaz.

Acostumbradas, también, a esperar su orgasmo. Aunque nosotras hayamos llegado tres veces al clímax en un prudente espacio-tiempo de disfrute, de duración media suficiente para un buen intercambio erótico, seguiremos esperando, sin ningún reproche. Es verdad que aquí cabe la excepción de las esposas que no quieren tener sexo -al menos no con el esposo- y que piden a sus maridos que se den prisa (ay, qué patéticas escenas domésticas las que relata esta bloguera, sin ir más lejos).

Pero, seriamente hablando,  ¿cuántos amantes, que no sean un verdadero y largo amor, nos esperan a nosotras, en el compartir erótico? La socióloga me hizo pensar en que, inclusive las que solemos tomar la iniciativa, llegadas a un punto, deberemos ponernos, pacientes, a esperar otros humores y ritmos, sabiéndonos igual de dispuestas a adaptar nuestras cadencias y nuestras ganas, cuando alguien de verdad nos gusta.

¿Hasta cuándo la vida será eso que sucede entre dos mensajes suyos?

Hay 6 Comentarios

si te hace esperar, déjalo

No es necesario que sea la mujer la que espere, si consigue dominar la situación llevará las riendas y será el hombre entonces el que tenga que esperar.

El esperar no es porque sí; cuando te enamoras de alguien hay muchas emociones entremezcladas y algo muy personal, muy intrínseco que hace que sólo quieras estar con esa persona; si pruebas con otras personas se falla casi segura o si no se falla, siempre se tiene un halo de melancolía, de manera que se piensa que es mejor estar sola, puesto que esa forma de amar a esa persona no va a cambiar; quizás por eso haya personas solteras u otras que no quieran mantener una nueva relación en serio.

Tengo una amiga que se quedó viuda con 40 añoa y nunca más ha tenido un novio. Razón: nunca esperar, nunca más, entonces mejor ni tener. Las viudas en general no quieren más casarse.
Yo, por el contrário aun espero, espero, espero. Una voz interna me habla: vas a esperar até morir.
https://www.youtube.com/watch?v=Qe5jyN7q49c

Demasiados prejuicios y estereotipos. No siempre la espera es femenina, por algo en Castellano el género de "la espera" es el Neutro.
Aquí una historia en la que la espera fue masculina: http://luisbermejo.com/blog/284-cita-reveladora/
Aunque he de decir, que mas que "la espera" el deseo no es propiedad de un sólo género.
Las mujeres también desean: http://luisbermejo.com/blog/283-desnuda-para-ti/
Y muchas veces fantasean: http://luisbermejo.com/blog/279-objeto/

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Sobre el blog

Ni enciclopedia ni consultorio sexual al uso. He aquí un rincón erótico festivo dedicado a las relaciones y la atracción entre seres humanos, esa faceta que nos hace la vida más placentera, tierna, amorosa, plena… Un blog coral, con cinco autoras de todo origen y condición, que apuesta por el juego, la provocación, lo sensual y el sexo como acto libre, adulto, compartido, real o ficticio, siempre divertido... Eso sí, si tu mirada no es amplia y tolerante, mejor no te detengas aquí. Coordina Analía Iglesias. No sólo se admiten firmas invitadas, sino que son deseadas.

Sobre las autoras

Anne Cé. Nació en el sur austral (Argentina), en un tiempo beatle y en un país con altísima densidad de psicoanalistas y jugadores de fútbol. Periodista, quizá incluso a su pesar, narra lo que se le ponga delante. Y narra, y narra. Un día descubrió que el simple roce de una clavícula le erizaba la piel y entonces comprendió por qué le gusta tanto abrazar a un hombre.

Esther Porta. Segoviana, fue becaria en el mítico Tentaciones y allí hizo de todo hasta que sus conocimientos de sexo la convirtieron en Beatriz Sanz. Y gracias a ella, publicó artículos semanales de sexo, dos libros y fue reclutada como sexperta guionista del programa de Canal +: 'Sex Pópuli'. Cuando casi se le había olvidado (lo de escribir de sexo...) se mete a bloguera. Y aquí está, con tantas ganas de sexo (del uno y del otro) como siempre...

Venus O'Hara, de Reino Unido, con raíces irlandesas. Modelo fetish, actriz y escritora. Licenciada en Ciencias Políticas y Francés, reside en Barcelona, ha sido columnista sexual en varias revistas, tiene su propio blog de fetichismo y es creadora de 'No sabes con quien duermes', un confesionario para personas que llevan una doble vida. Publicó su primer libro junto a Erika Lust, 'Deséame como si me odiaras', en 2010.

Tatiana Escobar, de Venezuela (1976), ha escrito ensayos y poesía en español. Traductora y editora, en 2004 abrió en Madrid junto a sus socios la primera boutique erótica de España, La Juguetería Erotic Toys, para no tener que vivir de la literatura. Desde entonces vive del sexo. Y escribe, a veces, para sus amigos.

. Madrileña. Soñó con escribir y pronto descubrió una vía: el periodismo. Pero como tampoco valía narrar sobre cualquier cosa, eligió suerte y remató la faena con un posgrado en Sexología. Ha trabajado en suplementos de salud y medios especializados. Con la práctica ha acabado por darle un toque más sensual a sus letras. Y con ellas sueña en escribir, ahora, un libro.

Ilustracion
Venus O'Hara, Anne Cé y Silvia C. Carpallo, según 'Mi Petit Madrid'.

Nuevo libro

El orgasmo de mi vida. Si ya no sueñas con príncipes azules, locos por pedirte en matrimonio, ni esperas que aparezca un millonario atormentado pero diestro en amores, con una Visa en una mano y un látigo en la otra, este libro es para ti. Porque El orgasmo de mi vida habla de eso, de mujeres realistas, lúcidas, independientes y eróticamente vivas, capaces de combinar esa cotidianidad que todas conocemos, con sus pasiones más salvajes. Ellas son las protagonistas de los relatos, sin guionistas que les digan lo que tienen que hacer, pero sobre todo, son las compositoras, directoras e intérpretes de los orgasmos más armoniosos de sus vidas.

Lux eróticaLux erótica. "Escribir sobre sexo era la propuesta y me sentí estimulada. Después de tantos años como periodista cultural y con mucha vida hecha en torno a la información y a la actualidad, tenía ganas de ponerle carne a la crónica. Porque nuestra más genuina actualidad como personas pasa por el relato del erotismo. Porque de atracción y de relaciones hablamos todo el tiempo en este tiempo occidental con ciertas libertades individuales garantizadas y rebosante de espíritu lúdico pero también algo desafectado y con nuevos descompromisos adquiridos...". Anne Cé.

Inglés para pervertidosInglés para pervertidos."Se dice que la mejor manera de aprender un idioma es a través del sexo con un extranjero. Pero ¿qué haces si estás en la cama y no sabes qué decirle? Con Inglés para pervertidos puedes aprender todas las palabras y expresiones que siempre has deseado saber, desde lo más elemental al sexo más salvaje. El libro cuenta con ocho capítulos centrados en las partes del cuerpo, la cama, el LGBT, las compras sexis, el lado oscuro, el porno, el chat y la salud sexual. Cada capítulo contiene vocabulario, gramática y unos ejercicios muy originales que no encontrarás en ningún otro libro. Aprende todo lo que tu "English teacher" no se atrevería a enseñarte nunca. Y... si te cansas de estudiar, el libro incluye un montón de fotos mias para distraerte". Venus O'Hara.

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