Que no secos, sino eso: solo labios, Sin trofias (y ojalá sin sala de operaciones). Sin conceptos seudopatológicos que los mercantilicen.
Los labios de nuestras vulvas. Vulvas húmedas que -por siglos- han estado escondidas y, últimamente, algo visibilizadas por las performers post-feministas que se desnudan y se sientan abriendo las piernas, para expresarse sin encogerse. Labios puestos al servicio del humor circense, como el de aquella malabarista de lanzamiento de pelotitas que nos presentó en su post de culto a la vulva que firmaba JoanG, en nuestro blog. O al servicio del arte (y la reivindicación de la diversidad), como el 'fresco' con moldes de cientos de vulvas que construyó el artista británico Jamie McCartney.
Labios, a secas.
Labios resistentes a los estándares estéticos y a las intervenciones uniformadoras que inventa el mercado.
No sé por qué esta foto me evoca un eterno femenino: cuerpo de mujer, flexible, sus ondulaciones, huequitos, el clítoris erecto y sombra de 'tajo': pura fantasía. La foto narra la hierba primera, tozuda, que crece en medio la arena, en una playa de Málaga, y es de Emilio Schargorodsky.
Entonces, cuando las deidades femeninas, y particularmente la diosa Creatrix, fueron sustituyéndose por dioses masculinos, solares y guerreros, entonces empezó otra Historia, la de la fusión entre los elementos de la vieja Europa y las aportaciones de los pueblos indoeuropeos. Y el triángulo fértil que siempre había simbolizado la vulva femenina creadora fue quedando como un elemento decorativo del pasado, en lugar de ser talismán de vida presente.
He aquí unos labios menores bien visibles.
¿Hace falta decir que todos los labios están bien, que cada uno tiene su forma y su largo variable y su ancho diferente y su color propio y que no hay que parecerse a ningún estándar, aunque la industria quirúrgica nos venda el argumento y, trascartón, las 'labioplastias' genitales?
He aquí otra porción más de nuestra carne en mercancía a ser acumulada, porque es susceptible de acortarse, perfilarse, redondearse, blanquearse... Menos desflecarse, todo.
Pues sí, el mercado se ha apropiado también de nuestros labios. Y si estamos muy aburridas, podemos leer lo que nos cuentan los folletos de las clínicas estéticas. Cito, literalmente, lo que leo por ahí:
Labioplastia de labios menores
¿Qué es? La anatomía estándar dicta que los labios menores deben quedar completamente cubiertos por los mayores, no sobrepasando el margen externo de éstos. Cuando sobresalen, más allá del condicionante estético, se generan molestias por el roce con la ropa, al realizar esfuerzos, practicar deporte… y, con el tiempo, pueden acabar produciendo incremento de ciertos problemas como aumento de la incidencia de infecciones de orina, vaginales, etc.
Dada su naturaleza, no están estructuralmente preparados para encontrarse desprotegidos, por eso, como respuesta fisiológica a los traumatismos repetidos, se cubren de queratina. Los labios menores hipertrofiados van adquiriendo una apariencia agrietada y negruzca, confiriéndoles un aspecto envejecido y antiestético que suele acomplejar a la mujer que lo sufre.
Además, es muy habitual que esta hipertrofia sea molesta tanto durante las relaciones sexuales como en la higiene personal e íntima de las pacientes (...)
¿En qué consiste la intervención? Se realiza una incisión que elimina el exceso de la mucosa de los labios menores y la piel redundante del capuchón del clítoris. La hipertrofia de labios menores se acompaña, en la mayoría de los casos, de un desplazamiento externo del clítoris (derivado de una elongación de la piel del capuchón); durante la intervención se procederá a recolocar el clítoris en su posición anatómica...
En Kenia, una 'Ssenga' imparte clases prácticas de placer sexual para mujeres. Y los talleres incluyen las técnicas de masajes para alargarse los labios menores, muy apreciados en algunas regiones de África.
Como contrapartida a tanta palabra médico-publicitaria, hay gente que los prefiere largos larguísimos, y mientras más largos, más sexies. Porque, según dicen las orgullosas portadoras de labios largos, se abraza mejor el falo, la vulva se lubrica más, se siente más placer y hasta creen que favorece la eyaculación.
En el vídeo sobre estas líneas, una Ssenga keniana nos da un taller de disfrute: "enseñar cómo obtener placer a una mujer es lo único que la puede hacer feliz en su matrimonio". Y, dentro del taller de dónde-está-el-clítoris y por qué lo tienes que frotar, la lección sobre alongamiento de los labios menores. Sí, en algunas regiones de África central y del sur existe la costumbre, transmitida de generación en generación, de estirar y estirar los labios para conseguirlos más largos y abarcadores del pene y el goce.
Para algunas chicas, el de los labios menores largos es otro mandato que no tienen ganas de cumplir, aunque parece haber consenso en que la práctica no genera riesgos de salud (siempre que se lo haga solamente a fuerza de masaje, sin instrumental alguno). Es cierto, se trata probablemente de otra injerencia sobre nuestro cuerpo para someterlo a un estándar, pero que, al fin, no conlleva lucro.
Y, como corolario, algo que confiesa la coach sexual keniana y que vale para todo el universo: "cuando viene una mujer, no importa cuál sea el problema, siempre terminamos hablando de sexo".
El artista británico Jamie McCartney hizo un gran 'fresco' de vulvas.
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Más grandes o más pequeños, más largos o más cortos, lo importante es conocerse a una misma para poder disfrutar plenamente del sexo y de nuestro cuerpo.
Publicado por: DULCE | 26/08/2016 12:10:56