Por Martha Zein*
Separarse de una persona no implica dejar de amarla. ¿Cómo van a dejar de hacerlo quienes han compartido vida, sueños, peripecias, sombras y luces? ¿Por qué no añorarse, no sonreírse, no sentir que aquella corriente que les unió permanece viva aunque sus caminos se bifurquen? Ese sentimiento da fe de que hubo una relación hermosa. Es verdad que hay personas que se separan porque se les acabó el afecto o incluso porque ahora se rechazan, pero las hay también que dan el paso porque ya no pueden ir por el mismo sendero, nada que ver con el desamor.
Fotos de Emilio Schargorodsky.
Durante años amé de manera irregular. Mientras quienes mantenían amores aplaudidos, coreados, reconocidos, se preguntaban cómo convertir a sus ex en una relación de título igualmente exitoso (suelen recurrir a la palabra "amigo/a" como si la amistad fuera un afecto menor, fruto de la descomposición de Eros o de su imposibilidad) yo estrenaba amantes y les despedía entre la sorpresa y la perplejidad. El principio y el final de nuestro vínculo eran sucesos tan naturales como la lluvia en verano o un huracán en el trópico. No necesitaba transformarles en nada, esa era mi ventaja. Les decía, o me decían, 'adiós' y dejaba que el corazón obrara a su antojo, sin exigirle que fuera al compás del deseo o asumiera la imposibilidad del vínculo.
¿Por qué desamarles si nos habíamos dado felicidad?
¿Por qué decretar la muerte del amor?
Imágenes del documental 'Adiós con el corazón, ya no te quiero'.
Como no tenía recetas, me limitaba a decir lo que hacía: reconocer los hilos dorados que nos habían unido y deshacer sus lazos tomándome tanto tiempo y delicadeza como el que habíamos usado para seducirnos. No era una metáfora, mi cuerpo, mis sueños, mis costumbres, los amigos comunes, lo que hicimos y lo que no hicimos eran para mí hilos dorados que tomaba con los dos dedos. Mientras los iba desenredando daba rienda suelta a todas las emociones, incluidas las más oscuras.
Cada lazo deshecho iba acompañado de un "no pudo ser, lo siento" o un "qué bello fue, gracias". Puede parecer que esto implique poseer una grandeza de corazón o una sabiduría especial y no lo es, en absoluto. Mi existencia era tan exigente aquellos años que dedicarle tiempo y energía a deshacer hilos dorados me devolvía a la vida, me permitía reconocer que había gozado de la belleza y la rebañaba hasta en su línea de fuga.
Terminar un vínculo era una parte de la experiencia del amor, así lo vivía yo, sin plantearme si podía ser de otra manera.
Cuando aún no sabía que aquellos amores pervivirían a bodas, bautizos y comuniones, cuando no me imaginaba que llegaría a conocer la madurez de mis ex amantes, me repetía, decía en alto, a quien quisiera escuchar, que "deshacer el vínculo" no equivale a "dejar de amar". Hoy todos aquellos ex tienen un espacio propio en mi corazón. Ni entonces ni ahora fueron necesarias muchas reglas de juego, esa es la ventaja de las anomalías.
"¡Claro!", me contestaban mis amistades regladas, "para tí es más fácil porque no habéis tenido hijos/as en común, o casa, o negocio...". Y era cierto, yo no había vivido aquellos lazos tan "encadenantes", no sentía la frustración de las expectativas, no podía reclamar territorios ni potestades, solo manejaba hilos dorados.
Fotos de Emilio Schargorodsky.
Si la vida te da años también te ofrece posibilidades, de modo que llegó el tiempo en que me tocó gozar de ese tipo de amor en el que caben hasta las facetas más convencionales de Eros y empecé a preguntarme cómo hacía yo para amar después del vínculo; digo "preguntarme" y no "recordarme" porque el verdadero conocimiento no se posee, se experimenta. La que fui me dijo: "Cuando llegues al final, ama más, desea que el otro crezca y viva sin ti; acepta que no serás quien cuide las heridas de su duelo ni tu ex quien alivie las tuyas, porque ese ya no es vuestro sitio; recuerda que el dolor es un parásito al que le gusta ocupar los huecos del amor; abraza tus fragilidades tomando el tiempo y la distancia que necesites y no te empeñes en transformar nada, no hace falta, nada te pertenece".
(*) Escritora, autora de documentales y narrative coacher. Imparte talleres sobre las narrativas del Eros, centrándose en las trampas del lenguaje, los límites de la representación y la poética del deseo. Colaboradora en el espacio radial 'No apagues el llum' de IB3.
Hay 5 Comentarios
https://youtu.be/D_P-v1BVQn8
Os dedico esta canción que me gustó tanto en mi juventud
Publicado por: Nina | 02/08/2016 0:12:05
¿que tal dos o tres veces al año con la misma persona? ¿es eso falta de deseo o desamor? o tal vez es asi el amor llegados a una cierta edad, tranquilo, reposado, sin prisas, etc, etc, etc.
Publicado por: Roberta Moreno de la Floresta | 02/08/2016 0:06:47
Tengo la experiencia de querer a una persona pero darme cuenta que ese querer conducía a casi nada para el otro. Sin embargo lo sigo queriendo pero no de una forma sensual, como la que hay en una relación de hombre y mujer, lo quiero como alguien que hemos compartido momentos buenos y malos, pero que al final quedas como amigos, porque desde un principio ese amor estaba basado en el acercamiento por una necesidad fuera de la sexual puramente, era la soledad de uno durante muchos años y la necesidad de ayuda para el otro, y aunque en un principio se pensó que podía ser amor, terminas por darte cuenta que somos como hermanos o como amigos que comparten su espacio y su tiempo, pero en el que la sensualidad ha quedado apartada prácticamente para siempre.
Publicado por: Anabel | 01/08/2016 23:50:14
Y aquí algunas frases que ciertos genios pensaron sobre el desamor: https://frasesymensajes.net/2016/07/14/frases-de-desamor-cortas-para-pensar-reflexionar/
Publicado por: Pacoto | 01/08/2016 19:24:11
Vainilla para el verano?
Publicado por: Abracadabra Noticias | 01/08/2016 11:08:35