Ella dice que desdramaticemos el amor (o "I love you: no big deal"). Y lo llama casual love (a imagen y semejanza del casual sex). Pero, en realidad, habla de aceptar la altura del amor en las situaciones en que se nos presenta, conveniente o no, duradero o no, oportuno o no. Es Carsie Blanton, una folk-singer norteamericana, milennial que vive en New Orleans, desenfadada, sexy, amorosa (lo de poliamorosa me suena a redundancia), que tiene un blog en el que encontramos una entrada que nos regocija. Ella y nosotras disparamos desde la misma trinchera de la resistencia erótica.
Fotograma de 'Vim and Vigor', el videoclip de Carsie Blanton. Es ella y un harén masculino: ¿le llaman poliandria?
Blanton es una de las nuestras cuando proclama la libertad de decirle a un follamigo ‘Te quiero’, sin quebraderos de cabeza, porque es lo que sentimos en el momento en que lo pronunciamos: "No quiere decir que eres el hombre de mi vida (…) No quiere decir que te amaré hasta la muerte ni hasta el año que viene, ni siquiera hasta mañana".
Esto es lo que hay, y no hay ninguna necesidad de llamarle menos que amor a algo que no tiene futuro o que no es conveniente. Puede ser amor casual, pero amor al fin.
Vamos, que enamorarse no es algo tan grave (o serio) ni reservado solo a unas pocas exclusivas personas en nuestra vida.
¿Por qué habríamos de tener miedo a decir el amor y a practicarlo?, repetimos desde este espacio, una y otra vez. Nos enamoramos una vez por día, o tres, o cinco veces al año, o al mes. El amor no es, claro, razón suficiente para otros compromisos, porque hace falta, al menos, "reciprocidad, disponibilidad, compatibilidad", como dice Blanton.
Entonces, ¿para qué mezquinar el amor (la palabra y su vuelo espiritual) y guardarla en consigna para aquel/la con quien vamos a casarnos? El amor no es un sentimiento diferente con un marido que con alguien que nos liamos en el baño de un bar. Sentimos amor en situaciones diferentes, se llama amor y dura lo que dura, no es correcto ni incorrecto, y no presta atención a la conveniencia de aparecer o a la oportunidad.
'Te amo' y tampoco es para tanto. Del blog de Carsie Blanton.
Coincidimos, Carsie Blanton: no queremos menospreciar el amor en ninguna de sus formas de hacerse presente. Son revelaciones todas de la vida sintiendo.
"Si estamos de acuerdo en que nuestros cuerpos no son intrínsecamente peligrosos, ¿por qué no decir lo mismo de nuestros corazones?", se pregunta la cantante, que realmente transmite una sensual alegría en cada clip, y admite que se enamora a menudo, aunque está casada (lo que la une a su marido, dice, son bastantes más cosas cosas: otros sentimientos, pensamientos, experiencias comunes, conversaciones, y comprensión mutua, además del solo amor).
"La verdad sobre el amor es que ocurre. Mucho. Ocurre en momentos apropiados (como cuando estás en una relación de pareja de largo aliento con una persona fantástica), y ocurre en ocasiones inapropiadas (por ejemplo, cuando encuentras a alguien en una fiesta, y mantienes una conversación extraña y genial que termina en un magreo en el baño). El amor no es únicamente lo apropiado", explica.
"Tenemos una mitología acerca del amor romántico que dice que es algo especial -continúa Carsie-, un sentimiento único, reservado solo para una poca gente a lo largo de la vida. Dice que el amor requiere tiempo para desarrollarse y que los sentimientos que experimentas fuera de una relación establecida no son amor sino otra cosa (fue un flechazo, estás hechizada, encaprichada o, mi favorita: padeces twitterpation). La mitología viene a hacernos creer, también, que el amor es generalmente constante y fiable, que enamorarse en un acontecimiento mayor en la vida del que hay que ocuparse seriamente".
En el caso de Blanton, en lugar de rechazar la sensación de enamorarse, o "de ignorarla, o de llamarla de una manera diferente", confiesa que llama a todo amor: "Estoy enamorada. Estoy enamorada de mi esposo, de muchos de mis amigos, de la mayoría de los músicos que me emocionan, incluidos algunos muertos, como Chet Baker -además, él me comprendería-), y de un puñado de personas que apenas conozco pero con las que charlamos, bailamos o nos besamos. Me enamoro todo el tiempo. Y, de verdad, no es para tanto. Es agradable y bastante divertido, una vez que te acostumbras".
"¿Por qué no experimentar el amor sin el compromiso de pareja?", es la pregunta retórica.
"Sugiero que arranquemos una página del gran libro sobre el sexo casual. Aligeremos el peso de la grandiosidad que carga sobre sus espaldas el amor, para permitirle ser lo que es: una sensación dulce, efímera, un sentimiento excitante a experimentar y a compartir", arenga la chica.
Entre las ventajas que ella enumera, destaca una: "dejar de confundir el amor con el compromiso de pareja significa que uno podrá enamorarse sin temer por su vida o su salud mental (...) Si uno interpreta siempre este sentimiento como si se tratara de un acontecimiento épico y movilizador, no hay más alternativa que apegarse muy fuerte a su enamorado y pedir reciprocidad: 'ámame como yo te amo', 'ámame solamente a mí', 'ámame para siempre' (...) Del lado de la otra persona, la enorme ventaja será que ser amado será menos una agresión que un regalo". Esto evitaría el sufrimiento frente a los desagradables comportamientos de pánico ajenos, cuando el otro se comporta como un insensible y toma tal distancia que no responde ni un SMS.
Con estas reflexiones, Carsie parece contestarles a sus congéneres de Girls, las chicas de la serie neoyorkina que no hacen más que rayarse y comerse el coco con los asuntos románticos.
No se puede negar la experiencia milénica de Carsie, que nació en 1985, pero reniega del melodrama, parece pragmática y disfrutona. Como muestra, un botón: el increíblemente divertido y bien realizado videoclip sobre la fantasía del asiento de atrás con un chico casado (atentos a los detalles, please):
"Si el amor fuera casual, lo podríamos tomar como piropo y decir 'gracias' (...) Si el amor fuera casual, probablemente no colisionaría con nuestro sentido de identidad y nuestros planes de futuro a tanta velocidad. No sería algo 'tan personal'". Evitaríamos insatisfacciones, lloreras en posición fetal y desesperación con mensajes autoflagelantes.
Pues, eso, si nos dicen que es amor, es amor. Como buenos adultos, repartamos y nos embebamos, pues, en amor, sin complejos y sin gestos dramáticos.
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