Nos creemos muy modernos. Ahora todo el mundo habla de orgías y de bares swingers, como si hubiera descubierto la panacea. Como si el Marqués de Sade no hubiera estado tan puesto en tendencias sexuales como nosotros. Como si nuestros padres no supieran más que nosotros de los intercambios de pareja.
De hecho, puede que antes todo surgiera de una forma más natural. Porque si ahora recurrimos al anonimato de la red o de las fiestas de máscaras con desconocidos, la liberación sexual era, antes, algo que compartir con los amigos. Incluso con los vecinos. Viendo la última temporada de Masters of Sex, más allá de los fetichistas de pies y de las orgías de la casa Playboy, recordábamos las míticas fiestas de llaves. Las llamadas key party se volvieron una práctica bastante conocida durante los años 70. Sin embargo, quienes no disfrutamos de esa época de liberación sexual, hemos podido guardarlas en nuestra memoria gracias al cine, a películas como The Ice Storm, que narra cómo la liberación sexual tan de moda llegaba a los barrios residenciales y 'salpicaba' a las acomodadas y tradicionales familias americanas que, de pronto, se aficionaban al intercambio de parejas.
Escena de la Key Party en 'The Ice Storm'.
La idea es la siguiente: "Me ponen los desconocidos pero, la verdad, es que la persona que más ganas tengo de tirarme, es al vecino o vecina de enfrente". Tiene toda la lógica, nuestro objeto de deseo, fuera de la pareja, suele ser alguien a quien observamos todos los días y con quien nos imaginamos todo tipo de posturas sexuales. ¿Y si pudiéramos tener carta blanca por una noche y cumplir nuestras fantasías? Algo así como un carnaval en el que todo vale, pero todo se olvida, o un "lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas", que se convierta en un pacto tácito entre las parejas.
Así, las noches de key party parecían ser una fiesta como otra cualquiera. Una reunión de matrimonios jóvenes y de mediana edad, en general, con cierto nivel intelectual, que pasaban la velada hablando de actualidad, política, chismes del vecindario y las últimas novedades en el teatro y cine del momento, mientras se tomaban un cóctel de moda. Todo muy habitual, en principio. La cuestión es que, al llegar a la casa del matrimonio anfitrión, los hombres dejaban las llaves de su coche en un cuenco y, a determinada hora, las mujeres sacaban una de esas llaves al azar, para pasar una noche de desenfreno sexual con el dueño de las mismas, le tocase el que le tocase. Y es que por cierto, muy modernos todos, pero aquí las relaciones eran siempre hombre-mujer, no fuera a ser... Que eso también tenía lo suyo, claro.
La idea que nos propone Masters of Sex, en una variación de la noche de las llaves por la noche de los abrigos (en la que los que eligen son ellos), es que la liberación sexual también ocultaba mucha hipocresía. Así, en el caso de la pareja anfitriona es ella la que disfruta de las relaciones liberales, mientras él solo disimula, para no perderla. Lo que deja en entredicho el hecho de que si ambos miembros de la pareja estaban realmente de acuerdo, o si la situación acababa por ser incómoda para uno de los dos. De hecho, el tema estrella de esta temporada parece ser la liberación sexual femenina, en un momento en el que quitarse el sujetador era también quitarse todos los corsés que se tenían en la cabeza.
Claro, que lo que también plantea es qué pasa cuando escuchas a tu pareja gozar como nunca al otro lado de la puerta. Y es que a veces es preferible ver la realidad que imaginárnosla, porque nuestra fantasía también nos puede jugar malas pasadas. Igualmente, en las key party, aunque solía haber nuevos invitados de cuando en cuando, lo habitual era que el grupo ya se conociera y que las parejas se fueran alternando a lo largo del tiempo. Es decir, que también habría que plantearse qué pasaba con las relaciones sociales y amistosas en un entorno en el que, al final, todos habían follado con todos. Aunque quizás no sea algo tan diferente a lo que acaba pasando en cualquier grupo de amigos. Claro, la parte negativa era dejar todo al azar y no poder elegir.
Porque al final la idea de las key party es que las relaciones liberales, el intercambio y el compartir lo que más se quiere con los amigos no era una idea escandalosa, sino simplemente una forma de salir de la rutina, como cualquier otra.
Hay 3 Comentarios
Lo ajeno atrae sin duda, querido Manolo
Publicado por: Abracadabra Noticias | 24/10/2016 13:58:00
En no pocas ocasiones, la fruta más sabrosa está en árbol ajeno...
Publicado por: Manolo Blog | 24/10/2016 8:30:44
La de vecinos y no vecinos que han caído con el jueguecito.
Otro día les comentaré el de gallinita ciega, pero no tan ciega
Saluds
Publicado por: Abracadabra Noticias | 22/10/2016 10:35:39