Sobre el blog

Ni enciclopedia ni consultorio sexual al uso. He aquí un rincón erótico festivo dedicado a las relaciones y la atracción entre seres humanos, esa faceta que nos hace la vida más placentera, tierna, amorosa, plena… Un blog coral, con cinco autoras de todo origen y condición, que apuesta por el juego, la provocación, lo sensual y el sexo como acto libre, adulto, compartido, real o ficticio, siempre divertido... Eso sí, si tu mirada no es amplia y tolerante, mejor no te detengas aquí. Coordina Analía Iglesias. No sólo se admiten firmas invitadas, sino que son deseadas.

Sobre las autoras

Anne Cé. Nació en el sur austral (Argentina), en un tiempo beatle y en un país con altísima densidad de psicoanalistas y jugadores de fútbol. Periodista, quizá incluso a su pesar, narra lo que se le ponga delante. Y narra, y narra. Un día descubrió que el simple roce de una clavícula le erizaba la piel y entonces comprendió por qué le gusta tanto abrazar a un hombre.

Esther Porta. Segoviana, fue becaria en el mítico Tentaciones y allí hizo de todo hasta que sus conocimientos de sexo la convirtieron en Beatriz Sanz. Y gracias a ella, publicó artículos semanales de sexo, dos libros y fue reclutada como sexperta guionista del programa de Canal +: 'Sex Pópuli'. Cuando casi se le había olvidado (lo de escribir de sexo...) se mete a bloguera. Y aquí está, con tantas ganas de sexo (del uno y del otro) como siempre...

Venus O'Hara, de Reino Unido, con raíces irlandesas. Modelo fetish, actriz y escritora. Licenciada en Ciencias Políticas y Francés, reside en Barcelona, ha sido columnista sexual en varias revistas, tiene su propio blog de fetichismo y es creadora de 'No sabes con quien duermes', un confesionario para personas que llevan una doble vida. Publicó su primer libro junto a Erika Lust, 'Deséame como si me odiaras', en 2010.

Tatiana Escobar, de Venezuela (1976), ha escrito ensayos y poesía en español. Traductora y editora, en 2004 abrió en Madrid junto a sus socios la primera boutique erótica de España, La Juguetería Erotic Toys, para no tener que vivir de la literatura. Desde entonces vive del sexo. Y escribe, a veces, para sus amigos.

. Madrileña. Soñó con escribir y pronto descubrió una vía: el periodismo. Pero como tampoco valía narrar sobre cualquier cosa, eligió suerte y remató la faena con un posgrado en Sexología. Ha trabajado en suplementos de salud y medios especializados. Con la práctica ha acabado por darle un toque más sensual a sus letras. Y con ellas sueña en escribir, ahora, un libro.

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Venus O'Hara, Anne Cé y Silvia C. Carpallo, según 'Mi Petit Madrid'.

Nuevo libro

El orgasmo de mi vida. Si ya no sueñas con príncipes azules, locos por pedirte en matrimonio, ni esperas que aparezca un millonario atormentado pero diestro en amores, con una Visa en una mano y un látigo en la otra, este libro es para ti. Porque El orgasmo de mi vida habla de eso, de mujeres realistas, lúcidas, independientes y eróticamente vivas, capaces de combinar esa cotidianidad que todas conocemos, con sus pasiones más salvajes. Ellas son las protagonistas de los relatos, sin guionistas que les digan lo que tienen que hacer, pero sobre todo, son las compositoras, directoras e intérpretes de los orgasmos más armoniosos de sus vidas.

Lux eróticaLux erótica. "Escribir sobre sexo era la propuesta y me sentí estimulada. Después de tantos años como periodista cultural y con mucha vida hecha en torno a la información y a la actualidad, tenía ganas de ponerle carne a la crónica. Porque nuestra más genuina actualidad como personas pasa por el relato del erotismo. Porque de atracción y de relaciones hablamos todo el tiempo en este tiempo occidental con ciertas libertades individuales garantizadas y rebosante de espíritu lúdico pero también algo desafectado y con nuevos descompromisos adquiridos...". Anne Cé.

Inglés para pervertidosInglés para pervertidos."Se dice que la mejor manera de aprender un idioma es a través del sexo con un extranjero. Pero ¿qué haces si estás en la cama y no sabes qué decirle? Con Inglés para pervertidos puedes aprender todas las palabras y expresiones que siempre has deseado saber, desde lo más elemental al sexo más salvaje. El libro cuenta con ocho capítulos centrados en las partes del cuerpo, la cama, el LGBT, las compras sexis, el lado oscuro, el porno, el chat y la salud sexual. Cada capítulo contiene vocabulario, gramática y unos ejercicios muy originales que no encontrarás en ningún otro libro. Aprende todo lo que tu "English teacher" no se atrevería a enseñarte nunca. Y... si te cansas de estudiar, el libro incluye un montón de fotos mias para distraerte". Venus O'Hara.

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Eros

Sexo para despedir el año

Por: | 31 de diciembre de 2016

Nunca fui muy de salir de fiesta, pero reconozco que las Nocheviejas siempre tuvieron algo especial para mí. Quizás esa sea la razón por la que, el año pasado, me sentia un poco triste. Es lo que tiene estar en los 30: los planes ya no son los mismos. Obligaciones familiares, niños, parejas, viajes y, sobre todo, amistades que se han ido perdiendo de unas uvas a otras. Por eso me encantó recibir en mi móvil la invitación para pasar, los dos solos, la última noche del año (o la primera) en un hotel.

Dos copas de champán en la mesa, fresas con chocolate. Un traje caro, con una corbata que deslizo despacio. Un vestido de satén que al caer deja ver un corpiño negro. Le he traído una sorpresa: una máscara y un collar de cuero. Siempre dice que los hoteles son el mejor lugar para cumplir fantasías.

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Pixabay.

Suena música clásica de fondo. Nada estridente, ni letras que nos desconcentren. Me siento en la cama, mientras él me arropa por la espalda. Me da un masaje con aceites, que hacen que su roce sea aún más cálido, si cabe. Comienza a acariciar todo mi cuerpo, despacio, dejando que mi piel se ponga de gallina. Cierro los ojos bajo el antifaz, para sentir su aroma, su respiración, el tacto de las yemas de sus dedos, de los besos que se le escapan por el camino. Hace mucho que no lo hacíamos así. Despacio. Sin relojes, sin presiones. Tenemos toda la noche para sentir placer.

De pronto, sus caricias dejan de ser ligeras, comienza a buscar mi sexo, a presionar mi vulva exigiendo su humedad. Siento el comienzo de su erección en la espalda, cuando para mi sorpresa, me agarra del collar, me acerca a su boca y comienza a devorármela. Sabe a un amor de años, a hogar, pero también a agua tibia en mitad del desierto, a dulzura en días amargos.

Ahora soy yo la que le envuelvo con mis brazos, y le beso no como se besa a alguien que lleva toda una vida contigo, sino a un amante secreto, furtivo. Comienzo a arañar su espalda, a gemirle al oído todo lo que quiero que me haga. Subo mis piernas a sus hombros, mientras que dejo que mi ropa interior quede en mis tobillos. Él se deshace de ella mientras besa mis dedos y deja libre su deseo. Bajo entonces mis pies a su sexo, y comienzo a masajearlo, con ese fetiche que es tan nuestro. Su pene crece, aún más si cabe y la urgencia comienza a apremiarnos. Se balancea sobre mí, me penetra, y todo mi cuerpo se encoje ante esa sensación de volver a sentirme llena. No es que me sienta una persona vacía, pero me encanta sentir que otro rellena en ocasiones los huecos, al menos, de mi cuerpo.

El ritmo comienza a ser frenético, como si estuviéramos hambrientos de placer. Lo devoramos todo, los cuerpos, los jadeos, las palabras calientes y enajenadas, en un vaivén que me lleva a un orgasmo y a las ganas de repetirlo. Y entonces, cuando le estoy rogando que me lo haga duro, que me embista con toda su fuerza y me desgarre desde dentro, nos miramos y todo se vuelve lento. Casi no nos movemos, solo encaja en mí y me presiona, me deleita con movimientos conocidos, mientras respiro el aire que él expira, mientras se nos escapan las palabras más sucias: los te quiero. Así es nuestro sexo, de sujeto a objeto, de seco a emocional.

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¿Qué es la meditación clitoriana?

Por: | 30 de diciembre de 2016

Hemos hablado aquí varias veces de lo sensuales que pueden ser los masajes. Incluso Venus O'Hara comentó su experiencia con un gurú del masaje hot en Barcelona o dejándose llevar por cuerpos tántricos. Pero lo que todavía no se ofrece (salvo en anuncios doble equis), y que seguramente estará al llegar en España, es esta moda californiana llamada 'meditación orgásmica' o 'meditación clitoriana'.

Quizá se trate de una vuelta de tuerca comercial o un rebranding del masaje del 'Yoni', que muchos cultores del tantra ya practican,  eso sí, con sus parejas. Esta práctica, con envoltorio mindfulness y anglosajón, trae como novedad la de ofrecerse como un servicio que provee un experto desconocido. Un trato entre el dedo índice de alguien y nuestros genitales.

¿En el siglo XXI se cierra el círculo de aquellos médicos victorianos que trataban la histeria femenina con sus manos cansadas?

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'Yoni' y 'Lingam', relieve en el Templo de Candi Sukuh, Java (siglo XII).

El proceso consiste en que un hombre acaricie con movimientos circulares la región que se encuentra por encima del clítoris de una mujer durante aproximadamente un cuarto de hora (el cuadrante superior izquierdo, más precisamente), mientras ella permanece  recostada en un "nido" de cojines, desnuda. Lo del "nido" se menciona en todas las descripciones de la técnica, quizá porque el entregarse sexual se parece al dejarse llevar de vuelta al útero, sin vergüenzas, en mullida intimidad.

Lo que no es uterino es la luz: se evita la oscuridad y esconderse. Todo es a plena luz y, al menos de palabra, en plena consciencia.

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Ir a pasar los sofocos a un sexshop

Por: | 28 de diciembre de 2016

Por Mireia Manjón*

"Se acabó lo de sangrar cada mes, lo de estar pendiente de si me baja o no la regla… ¡Por fin! Los niños ya se han emancipado y todo va bien en el trabajo. Todo parece estar en orden en mi vida. Ahora sí, ahora puedo dedicarme de una vez por todas a follar cuando quiera, sin preocupaciones. Pero, ¿qué le pasa a mi cuerpo? Me da pereza, cada vez más, y cuando me pongo a ello no lubrico como antes, incluso hay veces que me duele y ¡llegar al dichoso orgasmo parece una odisea!".

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Durante el rodaje de 'Hojas de otoño' (1956), de Robert Aldrich, con Joan Crawford y Cliff Robertson. Ella dejó pasar su juventud sacrificándose como cuidadora de su padre, pero ahora ha encontrado el amor que puede hacerla florecer.

Menopausia, ese momento en la vida de toda mujer en el que ya no hay que preocuparse de quedarse embarazada. Llega la hora de disfrutar del sexo sabiendo que eso no supondrá un problema, que los ovarios han dejado de ovular y no volveremos a sufrir cada mes el engorro, molestias y dolor de la regla. ¡Menuda alegría! Eso sí, el descenso de estrógenos asociado a este cese de actividad ovárica hará que nuestro cuerpo cambie. Cambios que afectarán a la vida sexual, sí, pero no temáis: está en nuestras manos salvar esas  pequeñas dificultades con las que nos encontraremos.  

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No son sexies los hombres que piensan en dinero

Por: | 26 de diciembre de 2016

Tengo una amiga que dice que hay hombres que te gustan de lejos y hombres que solo te gustan a distancias ultracortas; esto es, que no soporta verlos venir, ni cómo caminan ni su figura a distancia. Esto último es peligroso, concluía mi amiga, porque quiere decir que no te gusta la persona en su vida alejada de ti, que no lo admiras -como siempre debería suceder con una pareja- cuando está despegado, en su ámbito, en otras cosas. El que te convenza cuando está cerca puede ser simplemente un consuelo a nuestra necesidad de afecto, el efecto de la fricción, piel con piel sin perspectiva ni contexto.

Yo digo que la de verlo a distancia es una prueba, sí, efectivamente, porque la cama calentita puede ser placentera más allá del personaje que te acompañe. Mucho más exigente es que esa persona te guste cuando se levanta, habla y actúa. Pero este cierto requisito va, a mi parecer, un poco más allá del simple aspecto físico. A ver si me explico...

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Fotografías de Irene Díaz.

Una vez, por alguna adversidad pasajera con el transporte público, salí de trabajar y, en el aparcamiento, tuve que pedirle a un colega lejano si me podía acercar. Era la primera vez que lo veía por la empresa (luego supe que era un abogado que venía solo en grandes ocasiones) y realmente era un tipo muy sexy. Cuando lo vi venir caminando me gustó mucho pero realmente yo necesitaba prioritariamente un transporte y él fue el primero que pasó por allí, en el momento indicado. Es decir, el hecho de que el 'chófer' estuviera muy bien solo le agregaba un poco de buena suerte a la circunstancia.

El caso es que, al acercarnos a su coche, vi que se trataba de una de estas berlinas alta gama de la más cara de las marcas alemanas (y del mundo), por dentro mucha madera y cuero que parecía verdadero, y su muñeca con Rólex sobre el volante con el logo parecido al de la paz. El tío era amabilísimo y también, de cerca, su sola presencia, daba 'ganas'. Sin embargo, mi libido bajó bruscamente ni bien me abroché el cinturón de seguridad y él me preguntó adónde me llevaba.  No fue nada en su apariencia, ni su voz, ni sus gestos, ni su elección de palabras lo que me alejó. Tampoco fue el escenario lujoso del interior del coche lo que me hizo correr un escalofrío poco compatible con el sexo o el amor. Fue, en cambio, la idea de él pensando en el dinero, la idea de él actuando por el dinero, buscando dinero, generando dinero, la que me deslibidinizó irreversiblemente.

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Fotografía de Irene Díaz.

 

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Bolas lúdicas (y no solo las navideñas)

Por: | 22 de diciembre de 2016

Por Imma Sust*

Bolas chinas. Póntelas, pónselas. Las bolas chinas, también llamadas bolas de Kegel, tienen múltiples funciones pero la mas importante es la de tonificar el suelo pélvico. Como en cualquier tipo de ejercicio, hay que ser constante y progresivo. No llegaremos el primer día al gimnasio y nos pondremos a levantar pesas de 50 kilos ¿no? Pues eso. Con las bolas chinas pasa exactamente lo mismo. Hay que hacerlo bien, ya que al tratarse de gimnasia pasiva, podemos coger más peso del recomendado y hacernos daño. Dicho esto, las bolas tienen más funciones que debemos conocer y utilizadas como juguete sexual pueden ser muy excitantes.

¿Las bolas nos ayudan a lubricar?

El origen de las bolas chinas no es para nada chino.  También llamadas ben wa o bolas de Geisha, son tan antiguas como el Japón feudal. Las concubinas del emperador empezaron a usarlas para preparar su vagina ante la llegada inesperada de su amo, que podía pedir sexo en cualquier momento. Entonces eran de madera y introducidas en la vagina, la lubricaban y preparaban para el acto, que en la mayoría de las ocasiones, no era nada delicado.

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Una obra del llamado 'shunga' japonés con dos mujeres y una máscara usada como dildo.

Esto nos da pistas sobre lo que pueden hacer las bolas chinas por nosotras, aparte de tonificar el suelo pélvico. Se pueden utilizar de forma no constante, digamos, para preparar el coito. Ponerlas media hora antes de practicar sexo es como hacer un poco de precalentamiento antes de subir al ring. Es un entrenamiento para mantener la vagina preparada y lubricada.  

¿Las bolas nos ayudan a tener orgasmos más intensos?

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Ser madres: la opción es solo nuestra

Por: | 21 de diciembre de 2016

Si hay algo que todo el mundo da por sentado en Navidad es que las madres han de ser las encargadas de todo: de la cena, de los regalos, de la ropa que va a llevar toda la familia, de acordarse de hacernos una foto todos juntos, de mandar los Christmas y casi de pelar las uvas, o lo que haga falta.

Por eso, este año han surgido iniciativas que intentan visualizar el problema de que la madre sea siempre la persona que falte en la mesa, probablemente porque se está encargando de que los demás podamos comer tranquilamente. Pensamos que ahora todo es mucho más igualitario, que nos repartimos las tareas, que en pareja todo empieza a ser un fifty fifty, pero la Navidad nos demuestra que nada de eso es realmente cierto.

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Imagen de la película 'Bad Moms'.

Así, ha surgido también el llamado movimiento de las 'malas madres', aquellas que se niegan a tener que ser todo lo que la sociedad espera que una madre sea. Es decir, trabajadora pero también ama de casa, estar pendiente de los problemas laborales propios y del marido, de las actividades escolares y extraescolares de los niños, de la comida (que no es solo hacer la compra, sino pensar qué se compra) y del estado anímico y emocional de toda la familia, incluidas las mascotas. Todo ello, además, teniendo una vida sexual completa y satisfactoria, que o pones en la agenda como una tarea más o al final, a una lo de tener un orgasmo de vez en cuando se le olvida. ¿Y Superman era un super hombre por estar en tantos accidentes a la vez y ser capaz de resolverlos todos? A las madres se les exige lo mismo todos los días, y nadie las premia con nada. Todo lo contrario, se las castiga si no están a la altura de lo que resulta humanamente imposible (a no ser que una quiera acabar depresiva o infartada). Y es que, por cierto, según los últimos datos las enfermedades del corazón, estas ya son la primera causa de muerte en mujeres en España. Ríanse del estrés de los brockers de Wall Street.

Ya sin ironías, lo cierto es que en un blog como este, en el que hablamos de Eros como una parte intrínseca de la forma en la que nos sentimos hombre o mujer, la maternidad también es un tema que empieza a entrar en el debate. Porque parece que, en la definición de mujer, buena o mala, la palabra madre va por defecto. Sobre todo, cuando cumples los 30. Entonces, hasta la publicidad de Youtube te recuerda que tu reloj biológico está en modo cuenta atrás.

Porque, aunque realmente consigamos la igualdad en el reparto de tareas, principalmente en la tarea de cuidar (y ojalá la reciente ampliación de  la baja paternal de dos a cuatro semanas tenga efectos significativos en nuestro trabajo), a la hora de decir que vamos a ser madre (continuar la especie, si al jefe le parece bien), nadie nos va a eximir de ser nosotras las que vivamos, mejor o peor, un embarazo, un parto, la lactancia, los cambios hormonales y todo aquello que va en el pack de la maternidad. Con todo lo bueno, que tiene, pero también lo malo.

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Cuando nosotras cedemos

Por: | 19 de diciembre de 2016

Hay maneras y maneras de ceder. Quizá ellos cedan cuando acompañan a sus esposas de compras y sostienen cien perchas en la puerta del probador de una insoportable gran superficie de ropa barata. Puede que nosotras cedamos en dejarles poner la música que ellos quieren en nuestro ordenador (cuando no vivimos juntos y son ellos los que siempre 'toman el mando' del Spotify o de  Youtube en nuestra propia cama/casa). En estos dos casos, se trata de implícitas cesiones cotidianas que nos hacen refunfuñar, sí, pero que no suelen ir más allá del humor que alimentan.

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Dos escenas 'hot' de la brillante primera temporada de 'True detective'.

Hay otras cesiones, sin embargo, que son las cesiones del cuerpo: lo que hacemos por complacer a los hombres o por no liarlos a ellos con nuestros deseos o nuestros dolores. Lo prioritario parece ser el placer y la comodidad ajena, y no la propia, en términos de posturas sexuales y de elección de métodos anticonceptivos, sin ir más lejos. O así ha venido siendo durante unos buenos largos siglos, hasta ahora...

Creo, sinceramente, y sin afán victimista, que esta es la carga de la Historia entre hombres y mujeres y que, sin embargo, las mujeres de esta época -que nacemos y vivimos nuestros primeros años de adultas bajo ese signo, asumido- vamos adquiriendo nuestras propias maneras de defender nuestro placer y nuestro bienestar conforme cumplimos años. O sea que en lugar de queja, podríamos interpretar este post como una celebración del poder de la mujer madura (o como un llamado a la acción: ¡sí, se puede!).

Claro que hay mujeres muy jóvenes comprometidas en las cuestiones de género, aunque, a la hora de la verdad, pasar del discurso colectivo a la acción individual, íntima, creo que es francamente más difícil y lleva unos años de entrenamiento y experiencia en el terreno de las relaciones. Por algo siempre se menciona como un plus erótico en las mujeres mayores el hecho de que saben lo que quieren, conocen sus lugares de placer (y displacer) y han aprendido a pedir y a conseguir que les den lo que les gusta.

Viendo la excelentísima primera temporada de la serie True detective, con Woody Harrelson y Matthew McConaughey como productores y protagonistas (y el plus de la infartante Alejandra Daddario en las escenas hot), pensé que -otra vez- los guionistas representan el sexo desenfrenado desde una mirada absolutamente masculina: señores, el sexo apasionado en las mujeres no adopta las posiciones que a los hombres del cine y la tele les place.

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Me pone la Navidad

Por: | 16 de diciembre de 2016

La gente dice que la Navidad es una fiesta sobre todo para los niños. Por eso van a ver las luces de la ciudad, espectáculos infantiles y disfrutan más de las cenas navideñas si hay niños jugando cerca. Pero las Navidades también son una fecha que disfrutar de adultos, si sabemos cómo sacarle partido.

Por ejemplo, el ambiente navideño puede resultar de lo más sexy. Tiene toda su lógica. Nos gusta planear una sesión erótica con luces tenues, música suave y dejar todo apagado con las luces del árbol. Esto puede tener su toque erótico, para dejarnos llevar por la pasión, incluso viendo una película de Papá Noel en el sofá, en vez de una porno. De hecho, las luces de colores pueden tener hasta su juego si le echamos imaginación al asunto.

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Fotografía por Hernán Sánchez

Al igual que el verano tiene sus propios juegos y escenarios sexuales, la llegada del frío tiene los suyos. Podemos cambiar el sexo en la playa por el sexo delante de la chimenea, y el hacerlo sobre la colchoneta de la piscina, para hacerlo bajo la manta o el edredón, que también tiene su punto. Porque la Navidad también es un momento para sacar a relucir nuestros fetiches. Las ventas de disfraces de papá y mamá Noel se disparan por estas fechas, y no todo el mundo los compra pensando en dar una sorpresa a sus hijos. También pueden ser un objeto de deseo para desatar algunas fantasías sexuales. Ni siquiera hace falta el disfraz entero: muchas veces, el morbo puede estar en dejarse el gorro, la barba o la bata de mamá Noel abierta, mostrando algunos de los mejores regalos.

Otro de los tópicos de la Navidad son las cenas y las fiestas, que de hecho suelen ser la excusa para sesiones de sexo inesperadas o desde hace mucho tiempo deseadas. Un ejemplo claro son las cenas de empresa, que son la excusa típica para lanzarse a la persona con la que llevas tonteando todo el año y revivir pasiones adolescentes en los baños de los garitos o en la parte de atrás del coche, que también está bien para salir de la rutina. Ojo, eso sí, con quien tenga pareja, que a veces el sexo de una noche también podemos estar pagándolo el resto del año.

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Hombre-objeto, mercancía machista

Por: | 11 de diciembre de 2016

Tengo la cadencia de las Cuatro babys de Maluma y los Capos del Trap incrustada en el cerebro, de tanto escucharla y solo por razones profesionales: creo que tenemos el deber de escribir -sí, otra vez- sobre el asunto del pedido de la retirada del vídeo por ser "absolutamente denigrante para el género femenino", según reza el escrito que se gestiona en Change.org.

Una cosa es el mal gusto y otra, un hecho criminal, ¿no?

Aunque decir que algo es de mal gusto es una manera elitista de despreciar algo por cutre, hortera (en España), mersa (decíamos en Argentina) sin usar palabras despectivas. El gusto es algo demasiado personal como para darle calificaciones morales, aunque por supuesto que hay parámetros en la concepción e interpretación de lo artístico y para medir el valor de un mero producto de la industria del entretenimiento. Pero a lo que vamos es a las consideraciones ético-jurídicas del tema. Y aquí creo que donde escandalizarse equivale a no querer (o no poder) entender el fenómeno debajo de la superficie lírica: "La letra es toda una apología de violencia hacia las mujeres que las describe como meros cuerpos intercambiables y disponibles al servicio del deseo sexual ilimitado, irrefrenable e incontrolable de los varones", escribió la bloguera Yolanda Domínguez en El Huffington Post.

Creo, yendo un poco más allá del adjetivo, que hombres y mujeres somos objeto en este sistema. Juguetes de este sistema, rehenes del sexshop y las grandes superficies navideñas. Como audiencia voyeur somos, además, mercancías intercambiables del cine mainstream, la tele, Youtube y los sitios de contacto en internet (porque nos venden por kilo o clics a los anunciantes).

Dentro de este universo de hombres y mujeres-objeto, contenemos a este grupo de chicos latinoamericanos que vienen de (o representan a) los barrios pobres, olvidados de toda la vida, que han nacido en esta  lógica del ansia de la pantalla led de 40 pulgadas y las zapatillas de la NBA con luces, y que solo han aprendido a rebelarse con vigor sexual. Recuerdo ahora aquello de la dignidad del burro apaleado (pero erecto) de Elias Canetti.

Vigor sexual real o pretendido. Son jóvenes, enhiestos y nacen de a miles de millones en el mundo de la inequidad (no solo en Latinoamérica sino en África: cristianos y musulmanes sentimentales, cantándole al amor y al sexo con toda esa fuerza intacta como único capital). El reggaeton, el trap y otras músicas melosas comercialísimas no hacen más que constatarlo.

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¿Perrean también las chicas? Foto de Irene Díaz (de la serie 'Perras y coronas').

He extraído algunas partes de la letra de las Cuatro babys que creo que hablan, sin lugar a dudas, de un hombre-objeto, como sugería esta inteligente columna en una publicación de música latinoamericana, contextualizando un poco más la sociedad de procedencia del cantante colombiano y sus compañeros del rap mexicano:

"Todas sabes maltratarme, de sexo me tienen bien".

"Estoy enamorado de cuatro babys (...), dos son casadas, hay una soltera, la otra es medio psico y si no la llamo se desespera (...) ninguna me pone 'peros'".

"Hay una que se encojona si se lo echo afuera (...) hay otra que me paga para que se lo hunda".

Ella  "quiere con Maluma y conmigo a la vez".

"Estoy confundido porque ninguna de mi mente se borra".

"Tú tienes toas mis cuentas de banco y el número de la Master Card. Tú eres mi mujer oficial".

Por lo demás, hay billetes sobre los que se retoza y a ellos los tienen "comprando por San Valentín". Las chicas les salen caras, y encima los confunden: no pueden dejar de pensar en ellas.

Es cierto que todo es amol sin freno, mucho bicho duro (tanto vigor juvenil) y sexo sin protección pero con consentimiento y súplicas por parte de ellos, enamolados. Eso, al menos, en las canciones. He aquí un signo de época, nada elegante ni auspicioso, pero que no solo habla de misoginia (o de machismo, si acaso) sino de excesos tóxicos, acumulación y dinero como valor supremo de hombres y mujeres neoliberales a la fuerza, formados en el capitalismo de la seducción, como le llamaba el filósofo Michel Clouscard. Seres  impelidos a circular por un único pasillo sin atajos, siempre funcional y conveniente a la reinvención del sistema de consumo.

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Un juguete por Navidad: novedades picantes para volver a ilusionarse

Por: | 08 de diciembre de 2016

Llega de nuevo la época navideña, decoramos la casa, ponemos el árbol, intentamos acoplar en la agenda mil cenas y pensamos en los menús que nos inventaremos para juntarnos con la familia en las fechas más destacadas. Pero, sobre todo, nos volvemos locos pensando en los regalos. Es así, nos guste más o menos la Navidad es una fecha en la que hacer regalos. Sí, un jersey de renos siempre es una opción, pero si algo tiene la Navidad es que todos tenemos ganas de volver a sentirnos un poco niños y encontrarnos un juguete con el que pasarnos horas disfrutando, debajo del árbol. Que nos hayamos hecho mayores no quiere decir que ya no tengamos ganas de jugar, aunque sea con otro tipo de juguetes.

Me gusta decir que "el sexo es felicidad" y, por eso, en unas fechas como estas, debajo de mi árbol siempre hay algún regalito sexual, porque sin duda sé que a su dueño o dueña le va a sacar una sonrisa. Para dar ideas hacemos un repaso de algunos de los regalos sexuales que pueden hacernos disfrutar el resto del año.

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Idea navideña de las horquillas UDIT de Amantis.

LELO sabe que las Navidades son una fecha importante, y por ello ha preparado algunos packs de regalos con algunos de sus productos destacados. Entre ellos destaca La coartada, que no solo supone un disfrute sino que también puede ayudarnos a mejorar nuestra salud sexual, ya que se compone de las bolas chinas LUNA Beads Noir, que están recomendadas para aquellas que ya tengan algo de experiencia en los ejercicios con su suelo pélvico debido a su peso, además de 75ml de hidratante personal a base de agua. El plato fuerte, sin duda, es el MIA 2, un discreto vibrador con forma de barra de labios, que incluye un mando de intensidad y un puerto USB para poder cargarlo sin necesidad de pilas. Si bien su precio es un tanto elevado por separado, la oportunidad del pack permite incluso poder regalárselo a una misma.

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Montaje del pack de LELO 'La coartada'.

Cuando se piensa en obsequios sexuales, no siempre hay que pensar en vibradores, también podemos seguir siendo clásicos y pensar en una joya. Quizás no tanto en el sentido estricto de la palabra: podría ser en el caso de una joya anal, o un accesorio. Incluso, un collar. Claro que si le queremos dar un toque atrevido al asunto, Bijoux Indiscrets siempre suele tener opciones picantes, pero muy elegantes. Su última colección MAZE es de inspiración BDSM, pero incluye objetos que son todo un fetiche como collares que simulan el cuero (pero hechos en poliuretano, pensando también en los veganos), que incluyen incluso su propio látigo, por lo que nos pueda surgir, según el momento. Permite ajustarlo, aunque quizás puede resultar un poco molesto en el cuello si no estamos acostumbradas a llevar gargantillas muy pegadas. Lo cierto es que puede lucirse especialmente en estas fechas, y no es excesivamente llamativo, de manera que no atraeremos a quien no nos interesa.

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Gestos que nos excitan

Por: | 04 de diciembre de 2016

Hay gestos que nos excitan más que el acto en sí, aunque se dirijan indefectiblemente al acto en sí (pero sin los que el acto en sí resultaría imposible o poco placentero). Aparentes ornamentos, preliminares o accesorios estructurales, paradójicamente constitutivos, si se quiere, del hecho erótico. Por ejemplo, una vez, mi partner me quitaba suavemente las bragas, apenas rozando la piel de mi cadera con sus dedos, pero yo sentí toda la pasión anticipatoria y comencé a respirar con verdadera lujuria, y a desearlo desesperadamente. Él me dijo, riendo: "todavía no he hecho nada, me parece que eres una actriz tú".

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De la serie 'The obscure Pieta' (inspirada en 'La piedad' de Miguel Ángel), con Dómina Ghalia y Tier. Foto de Emilio Schargorodsky.

De eso hablamos hoy, de esos gestos del otro, o nuestros, alguna vez vistos, vividos, pero sobre todo aquellas acciones que alimentan nuestra imaginación (con los que nos 'hacemos los ratones', a solas o con un compañero).

Siempre he pensado que el sexo es un ida y vuelta entre el otro y nuestras fantasías (las escenas que transcurren en nuestro interior con otros, con él, las de las películas y con la vastedad de las conexiones neuronales ficción-realidad). Así, en los preliminares, vamos adquiriendo experiencia del placer y conociéndonos, activando esos mecanismos que sabemos que nos dan morbo y nos van deshojando, quitando capas defensivas y ayudándonos a entregarnos a nuestro placer, ojalá compartido.

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Tipología del cliente de un sexshop

Por: | 02 de diciembre de 2016

Por Sandra Bravo*

Las tiendas eróticas tienen una clientela diversa -como muchos otros comercios-, y es precisamente esa variedad lo que las convierte en un lugar tan interesante. Porque al fin y al cabo, no nos engañemos: la oferta de un negocio siempre se ajusta a su demanda.

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Para los fetichistas, foto de Emilio Schargorodsky.

Si todas las personas afrontáramos la sexualidad de la misma manera y tuviéramos los mismos gustos, la juguetería erótica no sería tan variopinta ni divertida. No obstante, si quisiéramos realizar un retrato robot de los clientes más habituales, podríamos tener en cuenta los siguientes rasgos y características:

El sabelotodo. Como su nombre indica, conoce al dedillo todos los artículos del sexshop (o hace ver que los conoce). Nunca pide consejo y, si le intentas explicar alguna cosa, te corta enseguida para dar su opinión al respecto y demostrar que ya sabe de qué le estás hablando. Tiene anécdotas para todos los productos y nunca viene solo, porque en el fondo a quien quiere demostrar sus dotes y conocimientos no es a ti, sino a la persona que le acompaña (a quien intenta deslumbrar con tanta sabiduría sexual para llevarse al catre).

El tímido. Suele ser un cliente primerizo, aunque no siempre sea así. Es fácilmente reconocible porque revisa constantemente que nadie le esté mirando mientras entra, sale o realiza su compra. Habla tan bajo que necesitas llevar un Sonotone solo para él. Cuando se anima a llevarse algún juguete, te pide que le quites el packaging y que se lo envuelvas discretamente. Prefiere perder la garantía del producto de esta manera que arriesgarse a que alguien intuya el contenido de su bolsa de la compra. Hay que reconocer que se trata de un cliente muy entrañable, porque supera su timidez y sus reparos iniciales para avivar su vida sexual.

El 'voyeur'. Hay dos grandes tipos de voyeur de sexshop: el discreto voyeur fetichista (mira sin decir nada) y el de la risa floja (que suele venir en grupo y todo le produce un ataque de risa nerviosa). El voyeur viene con tiempo y se remira todos los productos, especialmente los que tienen un packaging con foto. Si la ocasión lo merece, saca las gafas de su bolsillo para poder contemplar con mayor precisión todo tipo de detalles. Si le ofreces ayuda te contesta que simplemente está dando un vistazo. No suele comprar nada.

El consejero. Siempre va de paquete. Suele acompañar a un cliente tímido o primerizo e intenta animarlo para comprar ese juguete con el que tanto sueña, pero que no se atreve a adquirir. Finalmente lo que suele ocurrir es que el aconsejado prefiera pensárselo con más calma y el consejero, que no tenía previsto gastarse nada ese día, acaba llevándose algún juguetito a casa más feliz que una perdiz.

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