El bucle infinito de las relaciones. Estar en loop o entrar en loop, diciéndose las mismas frases, mil veces, en la pareja o repitiendo cosas dichas por otros, en anteriores relaciones. No se inventa casi nada, solo hay un reciclaje de frases, conceptos, excusas y salidas más o menos airosas, elegantes, sin herir demasiado (o lo contrario: el bochorno y la ofensa).
Lenguaje gastado, descolorido de tanto uso, que ha perdido su eco, aunque se diga bien entonado, o el fuera-de-tono de un parche demasiado nuevo sobre la trama percudida: un 'te quiero' antes de tiempo, por ejemplo. La imposibilidad y el desajuste. Falta de timing o déficit de piel. Y cuando las explicaciones suenan clichés, solo queda el lapidario: "la decisión está tomada".
"No sos vos, soy yo", ¿se acuerdan de aquella película argentina?
En España, hay un director de cine que cada día abona más y mejor la trama de Eros, con sus silencios, las contradicciones, los eufemismos y las alegrías: Roberto Pérez Toledo es un especialista en el relato de las relaciones humanas. Lo hace generalmente en corto, comprimiendo y, con el efecto de lo bien dosificado, expandiendo sentidos y preguntas. Así, cada uno de sus cortometrajes es una pieza condensada de este tejido de atracciones, éxtasis y paradojas, que nos refleja en algún instante cotidiano, a un lado o al otro. Nos identificamos para reírnos o volver a analizar, o para concluir en el anticlímax de la vida verdadera, porque los guiones del amor/desamor casi nunca transcurren ni culminan como las comedias románticas de Hollywood.
"Algo que no avanza, retrocede", "te mereces a alguien mejor que yo", "necesito encontrarme a mí mismo", "necesito estar solo", "no estoy preparado" o "vas demasiado rápido" son algunas de las frases que hemos oído o pronunciado en este movimiento circular de las relaciones, que se retroalimenta, sin excepción.
Imagen de 'Los Gritones' (2010), un cortometraje de Roberto Pérez Toledo con Ruth Armas y Fran Castillo.
No todo es Hollywood: aquel "te quiero" en mitad de la tormenta emocional, dicho por el personaje de Ingrid Bergman a su marido, en Viaggio in Italia, de Roberto Rosellini, no auguraba un final feliz, pero el gran Roberto escribió, justo allí, la palabra "fine". Creo que todos sabemos que ese "te quiero" era apenas un punto y coma de otro final posible, del más seguro de los finales, que quedó fuera de metraje.
Todos somos perdedores desde el principio, pase lo que pase, así se triunfe en la primera cita, o en la segunda, se concreten la plácida convivencia o el afán de novedad, las rivalidades y la entrega, el cariño, el buen sexo y el caviloso, el que tiene bríos y el desganado, el júbilo y el aburrimiento. Y no por ello dejaremos de intentar el éxito de cada instante (que así se estampará en la memoria de la generosidad y de nuestros goces).
"Mirar de frente las fallas estructurales del amor", le llamaba el escritor Gonzalo Garcés a eso que solemos hacer en los primeros momentos tras una ruptura.
En este mismo espacio no hacemos sino darle vueltas a lo inexplicable de las relaciones humanas, los enfados, el amor, el desamor, la atracción, el apego, la necedad que uno cree percibir en el otro… Todo, con la inmensa carga de subjetividad que cada uno (sujeto intra o extrapareja) pone en la crónica de las emociones, las razones del objeto de deseo, los sinsabores y nuestra perplejidad.
Imperdible: 'Rotos' (2012) de Roberto Pérez Toledo.
Pérez Toledo le da vueltas al asunto con astucia de cine y un buen hacer que llega a todo el mundo. Rotos (2012), con Alejandro Albarracín, Elena Furiase, Jonás Berami y Elisa Mouliaá, entre otros actores (que siempre dan con la afinación), es un corto necesario en estas búsquedas de las que hablamos. Rotos dibuja el círculo perfecto de las relaciones
"Me agobias. Necesito más espacio".
"No entiendes nada".
"Esta relación no va a ninguna parte".
"Ahora no quiero esta con nadie".
"Es lo mejor para los dos".
A pesar de los lugares comunes o la falta de oportunidad, casi cada palabra encierra una verdad: lo que pasa es lo que tiene que pasar. Así, sin más. Pero esto no quiere decir que el otro se columpie en el momento de los sollozos, rompiendo con un "Más adelante me lo agradecerás".
Hemos escuchado las retóricas "te extraño, ¿por qué desapareciste?", en boca del mismo que nos dejó. O "quiero preservarme porque no sé adónde me lleva esto" (¿es que hay que saberlo de antemano?). Nosotras mismas hemos dicho alguna vez: "no sé si empezar esto, tengo miedo de que me gustes demasiado". Luego nos apropiaremos de lo que nos suena bien y parece funcionar, y así, al infinito, como en el corto de Pérez Toledo.
Todo lo que sale vuelve, en esa suerte de karma de la vida amorosa.
Anaïs Nin, la escritora fundacional del erotismo escrito por mujeres, dijo que "cada amistad (cada relación) representa un mundo dentro de nosotros, un mundo que tal vez no habría nacido si no la hubiéramos conocido". Por lo tanto, seguiremos apropiándonos de discursos y relatos de otros, porque quizá se hayan convertido legítimamente en parte nuestra.
Hay 4 Comentarios
siempre será así, nadie puede cambiar a cada persona
Publicado por: las mejores putas de España | 20/04/2023 12:55:21
Pues como dice el compañero, cada persona enseña algo.
Gran articulo, gracias por compartir.
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Publicado por: EVAGD | 26/03/2021 17:52:52
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Publicado por: Sepatu Wanita | 13/03/2019 3:27:17
NO hay relación o persona equivocada, cada persona te enseña algo de ti mismo o misma, asi que lo aprendido siempre quedará
Como decía Joaquin Sabina a veces "el amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño."
Interesante y muy buen artículo
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Publicado por: Moha | 24/01/2017 6:27:42