Por Antonio Ruiz*
¿Puede la libido activarse a través de la literatura?
La fantasía y la imaginación son un factor invisible pero crucial en el sexo. Claro que la fantasía no siempre concluye en una situación sexual inusual con roles o disfraces por medio. Nos referimos, pues, al encuentro previo que acontece en nuestro pensamiento y que, inconscientemente, ansiamos que sea de la manera en que imaginamos. Esa recreación de hechos y acontecimientos que, instintivamente, surge en nuestra mente representa la forma en la que deseamos el encuentro.
Cierto es que son muy pocas las veces en las que la ficción supera a la realidad (por desgracia), pero ni mucho menos carece esta de importancia. Ciertos estudios han demostrado que potenciar la imaginación y la fantasía sexual provoca posteriormente un incremento de los estímulos y las sensaciones eróticas durante el acto en sí. Por eso, como sabe cualquier deportista, la ejecución de una buena actividad física comienza siempre por una preparación y un buen calentamiento.
El cerebro suele interpretar de la misma manera la historia de un personaje en el que nos proyectamos en una novela que la vivencia real. Nos identificamos con el o la protagonista, y sus situaciones y circunstancias se parecen a las nuestras, e incluso coincidimos en inquietudes y deseos. Todo ello en un ejercicio de personalización y actividad espejo en la que nos reflejamos. Pero, ¿y si además en este ejercicio entraran en juego la erótica de las imágenes secuenciadas del cómic?
De ahí mi propuesta: un ejercicio de cómic sin censura, hecho de curvas sinuosas inacabadas, que requiere la participación activa del lector. Porque se precisa de una mente que dé movimiento y vida a esos cuerpos. La magia de la literatura y las imágenes secuenciadas apuntan a la apropiación de lo que vemos, hasta tal punto que el lector termine añadiendo sus matices a esa historia de encuentros amorosos por la que es guiado. Matices y pequeños detalles que, como en la vida, son lo más importante.
Estas reflexiones sobre la importancia del deseo sexual fueron las que comenzaron a esbozar la obra El coleccionista de caprichos. El principio fue una historia erótica medieval entrelazada con poesía y ambientada en los cuentos clásicos. Por debajo, existe también un propósito sociocultural comprometido: alejarse de las típicas figuras estereotipadas que nos han inculcado a temprana edad sobre el amor y las relaciones.
Ojalá prosa, poesía e imagen se unan para trasladarnos a otra época y evocarnos emociones lujuriosas. En esta historia se viven los cuerpos, se siente la respiración, se oyen los pensamientos de esa otra persona y hasta se percibe el deseo que anida en otros cabezas. Porque imaginar nos hace caprichosos y el sexo, caprichosamente felices.
*Blogger y autor de 'El coleccionista de caprichos'.
Hay 3 Comentarios
Imaginar en el sexo siempre va unido a los deseos mas oscuros de la persona, pero imaginar es gratis, hoy y antaño
Publicado por: putas lleida | 21/04/2023 13:57:24
Imaginar es el pecado de los dioses de ser mortales y disfrutar como nosotros, por que no podemos imaginarnos los humanos con ser dioses?
Publicado por: Vercomicsxxx | 16/02/2019 8:13:42
alejarse de las típicas figuras estereotipadas que nos han inculcado a temprana edad sobre el amor y las relaciones.
Publicado por: Colegialas Reales | 15/08/2018 16:15:20